“A los fieles de Tesalónica, afligidos por la muerte de algunos de ellos, san Pablo les escribía: «Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los que mueren, para que no estéis tristes como los otros que no tienen esperanza. En efecto, si creemos que Jesús murió y resucitó, creemos también que Dios, por medio de Jesús, llevará de nuevo con él a los que han muerto» (1 Tes 4,13-14). No les pide que no estén afligidos por la muerte, sino que no lo estén «como los demás», como los no creyentes. La muerte no es para el creyente el final de la vida, sino el comienzo de la verdadera; no es un salto en el vacío, sino un salto a la eternidad. Es un nacimiento y es un bautismo. Es un nacimiento, porque sólo entonces comienza la vida verdadera, la que no va hacia la muerte, sino que dura para siempre”
viernes, 24 de marzo de 2017
3ª predicación de cuaresma del padre Cantalamessa ante el Papa: “Creer en reencarnaciones o en supertecnologías no salva de la Muerte; Cristo sí”
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