«He entendido que es necesario rendirse y poner los problemas de uno en Dios. Ahora no me enojo y no me altero más con ellos o con el trabajo. Estoy preparado para enfrentar la verdad y todos los desafíos que tengo ante mí. Antes, en cambio, tendía a escaparme, no respondía al teléfono y hasta decía mentiras para encubrir los problemas. En cambio, ahora, con Jesús a mi lado, comencé a ver la vida de un modo totalmente distinto y he caído en la cuenta de que todos los problemas tienen una solución, si estamos dispuestos a enfrentar la verdad en Dios y a tener fe. Créanme, desde el momento en que empecé a rezar a Nuestro Señor, hubo un enorme mejoramiento en mi familia y en mi empresa. Podría pensarse que todo esto ha sido una mera coincidencia, pero mi fe en Jesús se volvió más fuerte cuando comencé a entender sus enseñanzas. Empecé a poner mis problemas delante de Jesús, en mis oraciones»

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