“Hoy digo en mi corazón: “El Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo”. No podrán conmigo los desprecios de los hombres. Porque mi vida no se sustenta en el juicio humano. Ese juicio cambiante que tan pronto levanta la fama a alguien como se la quita. El juicio de los hombres no llena mi corazón herido. Es demasiado frágil. El cura de Ars decía que ninguna crítica disminuye mi valor y ningún elogio lo aumenta. ¿Tan inseguro soy que me siento valioso si los demás lo dicen y poco valioso si dicen lo contrario? A veces me importa más lo que piensan otros de mí que lo que Dios piensa en su corazón”
lunes, 10 de julio de 2017
¿Cómo evitar que el desprecio de los demás me hunda? / Por P. Carlos Padilla Esteban
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