«En el momento del accidente yo llevaba un rosario y antes de perder la conciencia y entrar en coma me puse a rezar junto a mi compañero… Me daban un pronóstico de 99% de muerte y 1% de vida. Me dieron 4 transfusiones de sangre. Yo estaba inflado, frío, mis familiares ya pensaban que me moriría…. Una luz grande que me iluminó y me dijo tenés que irte de acá, vos tenés un propósito y no podés estar acá. Ahí me arrodillé a rezarle, a llorarle, y como Jesús resucita el tercer día yo me despierto al tercer día. Y al cuarto o el quinto ya me pasan a la sala de comunes»
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