* «La tribulación le quita al hombre cualquier «punto de apoyo» y lo induce a esperar solo en Dios. La tribulación lleva a ese estado de perfección de la esperanza que consiste en esperar «contra toda esperanza» (Rom 4,18), apoyándose únicamente en la Palabra pronunciada una vez por Dios, incluso cuando ya han desaparecido todos los motivos humanos para esperar. Esta fue la esperanza de María a los pies de la cruz. La piedad popular no se equivoca cuando invoca a María con el título de Mater spei, madre de la esperanza»
Vídeo en ESPAÑOL del cuarto sermón de Cuaresma 2024 del Cardenal Raniero Cantalamessa
* «Cuando no hubiese absolutamente nada que hacer en una situación – escribe el filosofo Kierkegaard, En uno de sus discursos cristianos-, entonces sí que sería la parálisis y la desesperación. Pero la esperanza que mira a lo eterno encuentra que siempre hay algo que se puede hacer para mejorar la situación: trabajar más, ser más obedientes, más humildes, más mortificados… Cuando te ves tentado de decirte a ti mismo: «Ya no hay nada que hacer» (es todavía Kierkegaard que nos habla), la esperanza da un paso adelante y te dice: «¡Reza!». Tú respondes: «¡Pero ya he rezado!», y ella: «¡Reza otra vez!». E incluso cuando la situación se volviese extremadamente dura y pareciera que ya no hay realmente nada que hacer, la esperanza te indica todavía una tarea: soportar hasta el final y no perder la paciencia»
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