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lunes, 19 de mayo de 2008

El Papa pide a los obispos salir al encuentro de los movimientos con amor en el seminario sobre nuevos carismas en la Iglesia

El Papa con los obispos que participaron en Seminario sobre nuevos carismas
VATICANO, (
ACI).- Durante un encuentro con los obispos participantes en un seminario de estudio promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos sobre los movimientos y nuevas realidades eclesiales, el Papa Benedicto XVI pidió a los pastores de la Iglesia salir al encuentro de estos nuevos carismas con solicitud y amor pastorales.

El Seminario, realizado en la localidad de Rocca di Papa, cerca del lago Albano, reunió a decenas de obispos del mundo con miembros y consultores del Dicasterio que preside el Cardenal Stanislao Rylko. El motivo del encuentro, que concluyó este sábado, fue reflexionar sobre la solicitud pastoral hacia los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades.

El Santo Padre explicó en su discurso que el seminario quiere ser una continuación del encuentro que él mismo tuvo en junio de 2006 con una amplia representación de fieles pertenecientes a más de 100 nuevas realidades laicales.
El Papa recordó que en aquella ocasión indicó “en la experiencia de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades el signo luminoso de la belleza de Cristo, y de la Iglesia, su Esposa”.


“Les exhortaba -prosiguió- a hacer de ellos escuelas de comunión, compañías en camino en las que se aprenda a vivir en la verdad
y en el amor de Cristo”.
Benedicto XVI destacó también que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades "son una de las novedades más importantes suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia" para la puesta en práctica del Concilio Vaticano II; y recordó que sus predecesors Pablo VI y Juan Pablo II supieron acoger y discernir, animar y promover la imprevista irrupción de las nuevas realidades laicales que, "en formas distintas y sorprendentes, volvían a dar vitalidad, fe y esperanza a toda la Iglesia".

El Papa recordó "la exhortación que dirigí a un grupo de Obispos alemanes en visita limina, que hoy sin duda propongo nuevamente a todos vosotros, Pastores de tantas iglesias particulares: 'Os pido ir al encuentro de los movimientos con mucho amor".

Benedicto XVI reconoció que una “novedad como ésta aún cuesta ser adecuadamente comprendida a la luz de un designio de Dios y de la misión de la Iglesia en los escenarios de nuestro tiempo”; sin embargo, destacó que han sido superados "muchos prejuicios, resistencias y tensiones".

“La caridad es el signo distintivo del Buen Pastor”, señaló luego el Santo Padre, al destacar que “ir al encuentro de los movimientos y de las nuevas comunidades ‘con mucho amor’ nos impulsa a conocer adecuadamente su realidad, sin impresiones superficiales o juicios reductivos” y ayuda a comprender que "los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades no son un problema o un riesgo más"; si no "un don del Señor un recurso precioso para enriquecer con sus carismas a toda la comunidad cristiana".

“Dificultades e incomprensiones sobre cuestiones particulares no justifican una cerrazón” insistió el Papa; porque "a nosotros pastores se nos pide que acompañemos de cerca y con paterna solicitud a los movimientos y las nuevas comunidades para que puedan poner al servicio de la utilidad común los dones de los cuales son portadores como: el impulso misionero, los eficaces itinerarios de formación cristiana, el testimonio de fidelidad a la Iglesia, la sensibilidad por las necesidades de los pobres, la riqueza de las vocaciones”.


Para ver el video haz click sobre las imagenes

jueves, 15 de mayo de 2008

Ver los movimientos como «don providencial»: invitación a obispos del mundo / Autora: Marta Lago

Llamada del cardenal Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos a los obispos del mundo

ROCCA DI PAPA, (ZENIT.org).- El presidente del Pontificio Consejo para los Laicos llama a los obispos del mundo a contemplar los movimientos eclesiales y nuevas comunidades no como un «problema», sino como «un don providencial» que Iglesia debe recibir con gratitud y responsabilidad.

Así ha abierto este jueves el cardenal Stanislaw Rylko el Seminario de Estudio -en la localidad romana de Rocca di Papa- en el que, convocados por el dicasterio (v. www.zenit.org/article-27280?l=spanish), un centenar de prelados de más de cincuenta países de los cinco continentes profundizan sobre el significado teológico-eclesial y pastoral del fenómeno de los movimientos eclesiales, así como en su deber de pastores ante los mismos.

Clave de estas jornadas es la invocación comunitaria al Espíritu Santo para «conocer y comprender mejor el proyecto de Dios en estos nuevos carismas, discernir correctamente el carácter genuino y el uso ordenado en el seno de las comunidades cristianas, acogerlos con confianza y gratitud en el tejido de las Iglesias encomendadas a nuestra atención pastoral» y brindar el acompañamiento «en su misión con auténtico sentido de paternidad espiritual», explica el cardenal Rylko.

La exhortación de Benedicto XVI (en 2006, a un grupo de obispos), «Os pido que salgáis al encuentro de los movimientos con mucho amor», es la guía del Seminario, apoyado en el magisterio de los dos últimos pontífices sobre las nuevas realidades eclesiales -que siempre han contemplado con confianza--, «uno de los frutos más significativos del Concilio Vaticano II», apunta el purpurado.

Y es que, «una vez más --añade--, el Espíritu Santo intervino en la historia, donando a la Iglesia carismas portadores de un extraordinario dinamismo misionero y respondiendo tan oportunamente a los dramáticos desafíos de nuestra época», entre los que subrayaba el Papa Karol Wojtyla el dominio «de una cultura secularizada que fomenta y reclama modelos de vida sin Dios».

«Es innegable» -continúa el cardenal Rylko- que «movimientos y nuevas comunidades se han convertido para millones de bautizados, en todo rincón del planeta, en verdaderos "laboratorios de la fe", auténticas escuelas de santidad y de misión»; con todo, «representan un recurso que aún no se conoce o valora plenamente».

«Los movimientos lanzan el desafío de una Iglesia misionera, valientemente proyectada a nuevas fronteras», «y en nuestros días la Iglesia tienen gran necesidad de abrirse a esta novedad generada por el Espíritu Santo»; «de estas "cosas nuevas" deberían ser los pastores los primeros en percatarse», «pero sabemos que no siempre es así», lamenta el cardenal Rylko.

Y exhorta: «Los pastores -y esto hay que subrayarlo con fuerza- no deben contemplar los movimientos y nuevas comunidades como un "problema" más del que se tienen que ocupar, sino más bien como un "don providencial" que la Iglesia debe recibir con gratitud y sentido de responsabilidad, para no desperdiciar el recurso que representan».

Puntos de discernimiento

Tal don comporta deberes para los laicos y para los obispos, subraya el cardenal Stanislaw Rylko en su intervención introductiva; de hecho, el propio Juan Pablo II «insistía mucho en el hecho de que estas nuevas realidades están llamadas a insertarse en las diócesis y en las parroquias "con humildad"», «al servicio de la misión de la Iglesia y evitando todo tipo de exclusivismo y de absolutización de sus propias experiencias» o «actitud de superioridad unas respecto a otras».

Pero el desaparecido pontífice «también pedía a los Pastores -obispos y párrocos- que las acogieran "con cordialidad" y con paterna solicitud».

El deber de discernimiento de estos carismas compete a los pastores de la Iglesia, y a ello ayudan «cinco "criterios de eclesialidad"» que formuló Juan Pablo II y recuerda el cardenal Rylko al centenar de obispos: «Que se dé primacía, en el seno de cualquier agregación de fieles laicos, a la vocación a la santidad; la obediencia al magisterio de la Iglesia; el testimonio de una comunión sólida y convencida con los obispos y con el Sucesor de Pedro; la evangelización; la presencia incisiva en la sociedad como levadura evangélica».

Asimismo, como recuerda el purpurado, el Papa Karol Wojtyla, respecto a la identidad eclesial de los movimientos, subrayaba que «en la Iglesia no existe contraste y contraposición entre la dimensión institucional y la dimensión carismática, de la que los movimientos son una expresión significativa».

Ambas «son co-esenciales a la constitución divina de la Iglesia fundada por Jesucristo --añadía--, porque concurren a hacer presente el misterio de Cristo y su obra salvífica en el mundo».

Estando al frente de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger también brindó puntos para el discernimiento y la inserción de estas nuevas realidades en el tejido de las Iglesias particulares: «La integración --decía-- jamás puede significar homologación porque la comunión eclesial no es uniformidad absoluta, sino unidad en la diversidad».

«Como pontífice [Joseph Ratzinger] sigue insistiendo en la importancia del criterio de la docilidad a la acción del Espíritu en el seno de la comunión eclesial», señala; también constata el Papa en los movimientos su fuerza en testimoniar la belleza de ser cristianos.

Sobre la relación «Iglesia/movimientos», el actual pontífice ha expresado la prioridad de la regla paulina: «no apaguéis los carismas», y como segunda regla: «la Iglesia es una», y sintetiza ambas directrices en las palabras «gratitud, paciencia y aceptación también de los sufrimientos que son inevitables», cita el cardenal Rylko.

E insiste: «El Papa Benedicto XVI pide a los obispos abiertamente "salir al encuentro de los movimientos con mucho amor". Aquí y allí [estos] deben ser corregidos, introducidos en el conjunto de la parroquia o de la diócesis. Pero debemos respetar el carácter específico de sus carismas y estar alegres de que nazcan formas comunitarias de fe en donde la Palabra de Dios se hace vida"».

Más que simple acogida

Siguiendo el magisterio de Benedicto XVI --explica el cardenal Rylko--, es necesario un acompañamiento paterno de los nuevos carismas por parte del obispo que los acoge en el seno de la propia Iglesia particular.

«No basta con acoger un movimiento; es necesario seguirlo con la debida solicitud pastoral», una tarea -recalca el purpurado- que implica esfuerzo y «conocimiento adecuado de las realidades singulares presentes y activas en la diócesis», «diálogo paciente» y respeto de sus carismas específicos.

En esta tarea de acompañamiento también se cuenta con el Pontificio Consejo para los Laicos, «casa común -describe su presidente- de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, y expresión directa, respecto a estos, de la paternidad del Sucesor de Pedro».

Estos puntos sobresalientes del magisterio de los dos últimos pontífices -en perfecta continuidad-- permiten comprender «la importancia del fenómeno de los movimientos eclesiales», si bien siguen requiriendo profundización.

«Pero es indudable que el rostro de la Iglesia del tercer milenio dependerá de nuestra capacidad de escuchar lo que el Espíritu Santo dice hoy a la Iglesia, también mediante estos nuevos carismas --admite el cardenal Rylko ante los prelados--. Dependerá de nuestra capacidad de dejarnos sorprender por el Espíritu Santo y de la prudencia pastoral de saber acoger los dones "con amor"».

Benedicto XVI recibirá a los participantes del Seminario el próximo sábado.

jueves, 24 de abril de 2008

Nuevos miembros y consultores para el Consejo Pontificio para los Laicos

CIUDAD DEL VATICANO, (ZENIT.org).- La Santa Sede ha publicado este jueves los nombres de los nuevos miembros y consultares nombrados por Benedicto XVI para el Consejo Pontificio para los Laicos.

Los nuevos miembros son:
--Cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia (Polonia);
--Arzobispo Reinhard Marx, de Munich y Freising (Alemania);
--Paola Bignardi, coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica (Italia);
--Matteo Calisi, presidente de la Fraternidad Católica de las Comunidades y Asociaciones Carismáticas de Alianza (Italia);
--Henrique Elías, procurador del Sodalicio de Vida Cristiana (Perú);
--Katharina Hulmanova, coordinadora del Foro de las Organizaciones Católicas ante la Conferencia Episcopal Eslovaca (Eslovaquia);
--Pilar Jensen, del Instituto de Familias de Schönstatt (Chile);
--Guy Maginzi, secretario general de las Comunidades de Vida Cristiana (República Democrática del Congo);
--Josep Miró i Ardevol, fundador de E. Cristians y animador de las Convenciones de los Cristianos para Europa, Barcelona (España);
--Michelle Moran, presidenta de International Catholic Charismatic Renewal Services (Gran Bretaña);
--Norbert Müller, profesor de la Universidad de Maguncia (Alemania);
--Balázs Schanda, decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica Péter Pázmany de Budapest (Hungría);
--Guilherme Vaz, director de Educación y Tecnología, Mumbai (India);
--Lola Velarde, presidenta del Instituto Europeo de Política Familiar (España);
--Karol Zyczkowski, profesor en la Universidad Jagellonica de Cracovia (Polonia).

Los nuevos consultores del Consejo Pontificio para los Laicos son:
--Obispo Carlo Mazza, de Fidenza (Italia);
--Monseñor Piero Coda, de la diócesis de Frascati (Italia);
--Don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación (España);
--Helen Alvaré, profesora en la Catholic University of America (EE.UU.);
--Edio Costantini, presidente del Centro Deportivo Italiano (Italia);
--Moysés de Azevedo, fundador de la Comunidad Shalom (Brasil),
--Guillermo León Escobar-Herrán, profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana;
--Salvatore Martínez, presidente de Renovación en el Espíritu Santo (Italia);
--Danuta Piekarz, Cracovia (Polonia).

El Consejo Pontificio para los Laicos «es competente en lo que corresponde a la Sede Apostólica respecto a la promoción y coordinación del apostolado de los laicos y, en general, en todo lo que concierne a la vida cristiana de los laicos en cuanto tales».

«Asiste al Presidente un comité de presidencia formado por cardenales y obispos; entre los miembros del Consejo figuran, sobre todo, fieles cristianos que actúan en los diversos campos de actividad», según explica la constitución apostólica «Pastor Bonus», publicada por Juan Pablo II en 1988.

«El Consejo, en el ámbito de su competencia, trata todo lo referente a las asociaciones laicales de fieles cristianos; erige las que tienen carácter internacional y aprueba o reconoce sus estatutos, salvo la competencia de la Secretaría de Estado: por lo que se refiere a las terceras órdenes seculares, se ocupa sólo de lo referente a su actividad apostólica», añade la Constitución.