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viernes, 7 de febrero de 2025

Patty Knap: «Mi padre por una infección no podía hablar ni tragar y lo alimentaban con una sonda; Recé a San Blas y se sanó totalmente pudiendo volver a comer alimentos sólidos»


Patty Knap, en el recuadro, junto al martirio de San Blas

* «Lo mejor de todo fue que, cuando el médico llegó esa noche para evaluar su capacidad de tragar, dijo que podía volver a comer alimentos sólidos: ¡adiós a la sonda de alimentación! Miré a mi padre, ya recuperado, y él dijo: ‘¡Definitivamente fue nuestro amigo, San Blas!’. Desde entonces, nunca he dejado de animar a otros a pedir la intercesión de San Blas ante cualquier problema relacionado con la garganta»

Camino Católico.- Cuando Patty Knap vio a su padre incapaz de hablar y tragar debido a una grave infección, recordó la historia de San Blas. Con fe, encomendó su súplica al santo, y pronto fue testigo de una inesperada mejoría que atribuye a su intercesión.

La catequista, terapeuta y madre de dos hijos, Patty Knap, compartió en un artículo para National Catholic Register la recuperación de su padre, que sufrió un derrame cerebral a causa de una infección.

Knap indicó que hace mucho tiempo viajó a la ciudad de Dubrovnik (Croacia), donde conoció más sobre San Blas. La ciudad ha honrado a este santo como su patrono desde el año 971, cuando se apareció a los habitantes para advertirles de un ataque inminente.

San Blas fue obispo de Sebaste, Armenia. Vivió como eremita en una cueva en las montañas, que convirtió en su sede episcopal. La tradición cuenta que este santo salvó a un niño de atragantarse con una espina de pescado.

“Mientras los cazadores llevaban a Blas a prisión, una madre se acercó con su hijo pequeño, que tenía una espina de pescado atascada en la garganta. Cuando Blas rezó por el niño, este pudo toser y expulsar la espina”, señala Knap.

“Más tarde, el gobernador de Capadocia intentó persuadir a Blas para que ofreciera sacrificios a los ídolos paganos. Blas se negó y fue golpeado por ello. La siguiente vez que se negó, lo colgaron de un árbol y le desgarraron la carne con peines o rastrillos de hierro. Finalmente, fue decapitado”, agrega.

La historia de este mártir católico regresó a la mente de Knap años después, cuando su padre era incapaz de tragar, comer o hablar con normalidad, a causa de un derrame cerebral.

“Tenía una sonda de alimentación y, cada día, un ‘especialista en deglución’ lo evaluaba para ver si su capacidad para tragar había mejorado lo suficiente como para volver a ingerir alimentos. Día tras día, no había mejoría, y la saliva de mi padre tenía que ser succionada. La sonda de alimentación le causó otros problemas, incluida una nueva infección. Por supuesto, yo estaba orando por la curación de mi padre, rezando el Rosario, la coronilla de la Divina Misericordia y más con él. Pero, como la crisis médica de mi padre giraba en torno a su garganta, de repente pensé en San Blas”. 

Knap explica que pidió entonces la intercesión de San Blas por su padre, ya que su condición empeoraba.

“Le conté a mi padre sobre esta nueva razón para tener esperanza, y él sonrió y movió los labios para decir: ‘¡Buena idea!’. Estoy segura de que también envió algunas oraciones al buen santo”.

A la tarde siguiente, el padre de Knap empezó a hablar y al sacarle la sonda de succión de la boca, se dieron cuenta que podía tragar con normalidad.

“Lo mejor de todo fue que, cuando el médico llegó esa noche para evaluar su capacidad de tragar, dijo que podía volver a comer alimentos sólidos: ¡adiós a la sonda de alimentación! Miré a mi padre, ya recuperado, y él dijo: ‘¡Definitivamente fue nuestro amigo, San Blas!’. Desde entonces, nunca he dejado de animar a otros a pedir la intercesión de San Blas ante cualquier problema relacionado con la garganta”.

Oración a San Blas

San Blas,
benévolo benefactor de la humanidad
y fiel servidor de Dios,
que por amor a nuestro Salvador
sufriste con paciencia y resignación tantos tormentos,
invoco tu poderosa intercesión.
Presérvame de todo mal del alma y del cuerpo.

Por tus grandes méritos,
Dios te concedió la gracia especial
de ayudar a quienes padecen enfermedades de la garganta;
líbrame y presérvame de ellas,
para que siempre pueda cumplir con mis deberes y,
con la ayuda de la gracia divina, realizar buenas obras.

Te invoco como médico especial de las almas,
para que pueda confesar mis pecados
con sinceridad en el santo sacramento
de la Penitencia y obtener su perdón.

Encomiendo a tu misericordiosa intercesión
a aquellos que, lamentablemente, ocultaron un pecado en la confesión.
Alcánzales la gracia de acusarse con sinceridad
y verdadero arrepentimiento del pecado ocultado,
de las confesiones y comuniones sacrílegas que hicieron,
y de todos los pecados cometidos desde entonces,
para que puedan recibir el perdón,
la gracia de Dios y la remisión de la pena eterna.

Amén.

lunes, 3 de febrero de 2025

Oración a San Blas para pedir favores

Camino Católico.- Cada 3 de febrero se celebra a San Blas de Sebaste (... - 316), mártir, patrono de quienes padecen enfermedades o afecciones a la garganta, así como de los otorrinolaringólogos.

Ejerció la medicina de su tiempo, y está incluido en el grupo de los ‘catorce santos auxiliadores’ de la Iglesia Católica (estos son llamados así porque se les considera eficaces intercesores contra determinados males del cuerpo o del alma).

San Blas es patrono de la República del Paraguay y su devoción está muy difundida en Hispanoamérica, donde no solo es muy querido sino que ha suscitado innumerables tradiciones populares.

El obispo que vivía en una cueva

San Blas fue obispo de Sebaste, Armenia, muy popular entre sus coetáneos por haber obrado numerosas curaciones milagrosas. Vivió como eremita incluso después de haber sido nombrado obispo, convirtiendo la cueva en la que vivía -ubicada en el bosque del monte Argeus- en su sede episcopal.

Cuenta la tradición que cierto día San Blas salvó a un niño que se había atragantado con una espina de pescado. De ahí la antigua costumbre de bendecir las gargantas de los devotos el día de su fiesta (3 de febrero). Ese mismo hecho también le valió convertirse en patrono de los otorrinolaringólogos y de quienes padecen alguna afección a la garganta.

Otras historias hablan de su amor por los animales, a quienes también curaba. De acuerdo a un antiguo relato medieval, animales enfermos o heridos se acercaban a su cueva en el monte Argeus para que los cure. Estos, en retribución, no le hacían daño ni lo molestaban cuando oraba.

Convocado al martirio

Los días de San Blas terminaron cuando Agrícola, gobernador de Capadocia, inició una de las últimas persecuciones contra los cristianos. Cuando un grupo de sus cazadores fue a buscar animales al bosque de Argeus para los ‘juegos de la arena’, encontraron a muchos de ellos agrupados fuera de la cueva de San Blas. El santo se encontraba orando en ese momento y fue tomado prisionero.

Puesto en presencia de Agrícola, se le exigió con amenazas que reniegue de la fe cristiana, pero él rechazó la propuesta de plano. Inmediatamente fue encerrado en una mazmorra, donde permaneció algunos días predicando entre los cautivos y condenados a muerte. En ese lugar, también curó enfermos y bautizó a quienes querían hacerse cristianos. 

De acuerdo a las Actas de San Blas, el obispo eremita fue condenado a morir por ahogamiento pero, cuando fue arrojado a las aguas, empezó a caminar sobre estas, como alguna vez hizo el mismo Jesucristo. Entonces fue conducido al cadalso, torturado y, finalmente, decapitado. Murió mártir el año 316 D. C, en tiempos del emperador romano Licinio.

Pidamos por intercesión de San Blas cualquier favor ante problemas o dificultades con esta oración:




Glorioso san Blas,
Tú que te retiraste a una cueva
alejándote del mundo
para mejor hablar con Dios,
haz que encontremos
nuestra propia plática con Él.

Tú que confiaste en la fuerza de Dios,
y en su infalible capacidad y poder,
y que por medio de obras y milagros
conseguiste convertir a los que no creían,
transforma nuestra desesperanza en fe,
cambia nuestros lamentos por gozo
y convierte nuestra escasez en abundancia.

Glorioso San Blas de Sebaste
que a la llamada del Señor
respondiste ofreciendo el cáliz del martirio
y fuiste perseguido y cruelmente torturado
otórganos tu santa intercesión.

San Blas médico y mártir,
portento de bondad y compasión
que tanto consuelo, amor y milagros diste,
que incluso en el largo camino a prisión
la gente imploraba tu bendición,
el remedio de sus males
y la curación de sus dolencias,
te rogamos nos favorezcas
en estos momentos de gran pesar:

(hacer la petición)

¡Oh san Blas, obispo de Sebaste!
os suplicamos vuestra mediación
para que llevéis ante el trono del Altísimo
esta necesidad que hoy nos aflige,
que nuestras suplicas sean oídas y atendidas,
y que no nos falte nunca la voz
para cantar contigo las alabanzas del Señor,
buscar su voluntad,
implorar su perdón y misericordia Divina
y pedirle fuerzas para servirle mejor. 

Amén.

Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.