Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

Mostrando entradas con la etiqueta Tierra Santa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tierra Santa. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de diciembre de 2025

Christian Gálvez, presentador y escritor: «A través del amor de mi esposa Patricia Pardo volví a acercarme a Jesús y se sirvió de ella para volver a tocar mi vida peregrinando a Santiago de Compostela y Tierra Santa»

A la hora de recuperar la fe, para Christian Gálvez ha sido fundamental su mujer Patricia Pardo. Ambos, en la imagen, en la Gruta de Nuestra Señora de Begoña, Miraflores de la Sierra / Foto: Instagram

* «En Jerusalén, el Evangelio dejó de ser un texto y se convirtió en un rostro. Ese viaje solo fue posible porque yo ya iba acompañado por un amor que me estaba transformando por dentro. Patricia me ayudó a reconciliarme conmigo mismo, con mi historia, con mis dudas y con mis miedos. Y cuando uno viaja a Tierra Santa con un corazón así, la experiencia cambia. Fue allí donde comprendí que la fe no es un concepto: es una Persona que te mira y te ama… El Jesús del evangelio de Lucas es el Jesús que se acerca, que toca, que escucha, que dignifica. Ese es el Jesús de mi fe. Y yo me veo con la responsabilidad de mostrar un rostro de Jesús que sane, que abrace, que perdone, porque comulgo con la visión de Lucas» 

Vídeo del testimonio de Christian Gálvez en El Debate en noviembre de 2024

Camino Católico.-  Tras el rostro televisivo de Christian Gálvez, late un apasionado de la historia, la literatura y la búsqueda de sentido. La trayectoria del presentador y escritor —con novelas, ensayo histórico y literatura infantil a sus espaldas—, ha ido evolucionando hacia territorios cada vez más personales y profundos. Después de explorar el Renacimiento y la Europa del siglo XX, en los últimos años se ha acercado a la época de Jesús de Nazaret, plasmada en su libro ‘Te he llamado por tu nombre’ (2024) y en noviembre de 2025 ha publicado ‘Lucas, el evangelista de los invisibles', adentrándose así en la figura del evangelista que según Christian muestra “un perfil de Jesús misericordioso, el Jesús de mi fe”.

No es casualidad que Christian escriba sobre los orígenes del cristianismo, ya que ha experimentado una fuerte conversión. Tras años alejado de la fe, su retorno comenzó de la mano de su esposa, Patricia Pardo, y se afianzó en un viaje a Jerusalén en el que, según cuenta, el Evangelio dejó de ser teoría para convertirse en una experiencia viva.

“Dejé de creer”

“De niño creía casi de forma natural. La fe era parte del ambiente, de la familia, de la vida. Miraba a Dios como un padre lejano, protector, pero sin una relación personal. Era la fe inocente de quien todavía no ha hecho preguntas, pero tampoco ha sufrido grandes golpes”, relata Christian Gálvez en una entrevista en Omnes.

“En la adolescencia y primera juventud, Caballo de Troya llegó a mi vida como un auténtico terremoto emocional. Me despertó algo que estaba dormido: la curiosidad por la figura humana de Jesús. Benítez me mostró a un Jesús vivo, cercano, profundamente humano. Ese interés hizo crecer una fe más madura, más reflexiva, más íntima que la de mi infancia”, asegura el presentador.

“Pero llegó un momento en mi vida que lo ensombreció todo. Un momento muy duro. Mientras preparaba un documental sobre el turismo sexual en Camboya, fui testigo de una realidad brutal: niños destrozados, vidas rotas, un mal que no cabía en ninguna categoría emocional. Aquello fue, para mí, una grieta espiritual. Me pregunté: ¿Cómo puede Dios permitir esto? Y ese impacto me llevó, poco a poco, casi sin darme cuenta, a perder la fe. Dejé de rezar, dejé de buscar, dejé de creer. Me quedé con silencio, dolor y muchas preguntas”, rememora el escritor.

Christian Gálvez y su mujer Patricia Pardo peregrinaron a Santiago de Compostela y Tierra Santa / Foto: Instagram

“Dios se sirvió de mi esposa Patricia para volver a tocar mi vida”

“Y entonces, años después, apareció lo que yo siempre digo que fue mi verdadero milagro: mi mujer. Patricia no llegó para convencerme de nada, ni para predicarme, ni para empujarme a volver a creer. Llegó para amarme. Para acompañarme sin juicios. Para mostrarme, con su forma de ser, el tipo de amor que yo ya no encontraba en ningún sitio. Y fue ese amor el que empezó a reconstruirme por dentro. A través de ella volví a acercarme a Jesús”, asegura Christian.

Según el presentador, su conversión fue una mezcla de un camino de razón, una sacudida emocional y espiritual: “Pero, sobre todo, fue un regreso al amor. Podría decir que hubo razón, porque yo necesitaba entender, y que hubo emoción, porque hubo momentos que me desbordaron, pero si soy honesto, mi proceso de conversión comenzó con la forma en que mi mujer me amó. Su paciencia, su mirada limpia, su capacidad para acompañarme sin juzgarme…, eso abrió dentro de mí un espacio que hacía años que estaba cerrado. Igual Dios se sirvió de ella para volver a tocar mi vida. Lo digo siempre, mi encuentro con la fe tiene nombre propio: Patricia”.

“Mi mujer es creyente y, gracias a los viajes a Santiago de Compostela, empecé acercarme otra vez poco a poco. Comencé a mirar la fe desde otro punto de vista, lógicamente, con la madurez que te dan los años, empiezas a comprender un poquito más. Vuelves a leer, a acercarte a las Escrituras, a reinterpretar, a entender muchas cosas... El libre albedrío tiene otro significado mucho más amplio, y también mucho más profundo. Gracias a mi chica recuperé la fe en el amor, en la amistad, en mí mismo, que también es importante. Creo que empezó en Santiago de Compostela con ella y culminó en Jerusalén”, dice en una entrevista en El Debate

“Volví a leer las Escrituras como la mayor fuente de documentación para la novela. No solo las Sagradas Escrituras, sino también todos los evangelios apócrifos y las fuentes no cristianas, que también son fuentes fiables de documentación. Flavio Josefo menciona a Jesús de Nazaret. Tácito menciona el Talmud. Es decir, una serie de documentos no pro cristianos que nos ayudan a entender a una figura que, si para ellos no lo cambió todo, lo intentó cambiar todo”, cuenta.

Christian Gálvez ha cumplido su sueño de ir a Tierra Santa gracias a su esposa Patricia Pardo. / Foto: Instagram

“En Tierra Santa comprendí que la fe no es un concepto: es una Persona que te mira y te ama”

Luego vendría el viaje a Tierra Santa que era un deseo de hacía mucho tiempo de Christian: “Yo creo que la génesis de ese viaje surgió hace muchísimos años, en mi adolescencia, en 1995. Tenía 15 años cuando leí por primera vez Caballo de Troya, de J.J. Benítez, que me fascinó por la manera de acercarnos a esa figura más humana de Jesús de Nazaret. Siempre tenía en mente poder viajar a Tierra Santa, pero no sabría decir por qué ese viaje no se consumó hasta que, a principios del año 2023, antes del conflicto bélico, mi mujer —que ya había estado trabajando como reportera allí en Israel— me dijo: Te voy a llevar a cumplir tu sueño. Nunca había tenido un compañero ni una compañera de viaje que me llevara para allá o con el que pudiera compartir, digamos, ese viaje espiritual”.

“Una vez allí, me fascinó absolutamente todo. Jerusalén fue muy importante porque allí todo dejó de ser teoría y se convirtió en realidad. Yo llevaba años leyendo, investigando, estudiando… incluso negando pero, en Jerusalén, el Evangelio dejó de ser un texto y se convirtió en un rostro. Ese viaje solo fue posible porque yo ya iba acompañado por un amor que me estaba transformando por dentro. Patricia me ayudó a reconciliarme conmigo mismo, con mi historia, con mis dudas y con mis miedos. Y cuando uno viaja a Tierra Santa con un corazón así, la experiencia cambia. Fue allí donde comprendí que la fe no es un concepto: es una Persona que te mira y te ama”, asevera.

“Tuve la fortuna de ir con mi mujer al Jordán. Mi guía era maravilloso, supererudito. Él era judío. Pero llamó al franciscano español que estaba en Jerusalén, y nos lo presentó. A la vuelta mantuve el contacto con él y, de hecho, en 2024 presenté el libro ‘Te he llamado por tu nombre’ en Madrid y estuvo presente. Ha sido el que se ha encargado de supervisar la parte cristiana de la novela. Él es el que me enseñó que, incluso en los momentos de crisis de fe —que ellos también las tienen— al final te das cuenta de que estás mucho más cómodo con los tuyos”, reconoce Gálvez.

“Soy creyente, practicante, católico, y creo en Dios”

“¿Quién es para mí Jesús de Nazaret? Pues es una figura cercana. Es una fuente de inspiración. Es alguien que lo dio todo casi por nada. Alguien que nos enseñó que el cortoplacismo no funciona, que el propósito está más allá de nuestras expectativas. Que el propósito de lo que queremos conseguir en la vida no solo está en nuestras manos, sino que depende de todos los que nos rodean. De que todos juegan un papel fundamental, en mayor o menor medida, en las acciones y las decisiones que tomamos”, asegura..

“Es decir, Judas era necesario en el propósito de Abba —como diría Jesús—. Jesús ya vaticinó hasta en tres ocasiones lo que le iba a pasar. Pero Judas tenía que ser, tenía que existir. O el rol de la Virgen María y de su acto misericordioso de entrega, de entregar lo que más amas para la consecución de un propósito que, posiblemente, ellos en su tiempo no llegarían a ver”, reflexiona.

“A mí a Cristo, me gusta llamarle Jesús de Nazaret. Para la gente no creyente, me gusta contar que alguien tuvo que decir unas cuantas verdades y que eso modeló la historia de la humanidad. Es decir, que si Jesús no hizo milagros, si Jesús no resucitó, sería aun así el cuento más bonito que jamás se ha contado y que a día de hoy se sigue contando”, comparte.

“Me suelen decir que ser creyente hoy en día es un acto revolucionario. Ahora, el hecho de que yo hable de fe, cuando no está de moda la fe, es porque yo me considero feliz, y esa felicidad me ha llegado a través del amor, y el amor me ha llegado a través de la fe en el amor, y la fe en el amor me ha llevado a recuperar una fe casi, casi perdida”, dice Christian.

“Ninguno de nosotros somos perfectos hombres. Somos hombres, sin más. Nos podemos permitir esas pequeñas dudas en Getsemaní y al final darte cuenta de que la duda es humana, de que las crisis de fe son humanas, son pertinentes y a veces incluso son hasta necesarias. Y que al final, independiente de las crisis de fe, cuando la recuperas, te das cuenta de que con quien más cómodo estás es con los tuyos. Yo, que no soy de etiquetas, sí te diría que soy creyente, que soy practicante. Sí que soy católico, claro, y sí creo en Dios. Sí, claro”, afirma.

“Ha habido un cambio en absolutamente todo. Yo siempre estuve en la búsqueda de un propósito en la vida, y creo que el mío era la paternidad. Por diferentes motivos, no llegué a ser padre hasta que conocí a mi mujer. Ella tenía dos peques y quería volver a ser madre. Nos enamoramos, hicimos match enseguida y hemos sido papás. Entonces, la consecución de mi propósito ya está. Es decir, yo hoy en día soy un cristiano pleno. Me siento pleno en su total plenitud. Por lo tanto, soy un hombre feliz”, transparenta.

“Hoy en día, si por ese cambio de fe, me aplauden —no hay motivo para eso tampoco—, pues bien. Pero no pretendo montar ninguna revolución; pretendo ser yo. Y es que eso ya es mucho: ser independiente del qué dirán. Que me critican por creer, pues vale. Yo siempre digo que si ni el chocolate ni Jesús de Nazaret han conseguido unificar la opinión de todos, tampoco lo voy a conseguir yo. Así que no pasa nada”, reconoce.

Y explica que “asumir públicamente que soy creyente fue un acto de coherencia. Me dedico a comunicar; sería absurdo que ocultara algo que hoy da sentido a mi vida. ¿Ha habido críticas? No muchas. ¿Algún comentario irónico o gesto raro? También. Pero no he sufrido una ‘cancelación’ ni laboral, ni personal. Y, sinceramente, incluso si hubiera rechazo, la paz interior que me da vivir en lo que considero verdad lo compensa todo. Además, tengo a mi lado a una mujer que me recuerda cada día que el amor y la fe no se esconde, se vive”.

“El Jesús de Lucas es el Jesús de mi fe”

“El Jesús del evangelio de Lucas es el Jesús que se acerca, que toca, que escucha, que dignifica. Ese es el Jesús de mi fe. Y yo me veo con la responsabilidad de mostrar un rostro de Jesús que sane, que abrace, que perdone, porque comulgo con la visión de Lucas. ¿Mi herramienta? Lo que sé hacer: contar historias. Si mis libros, mis programas o mis entrevistas pueden ayudar a alguien a descubrir un Jesús cercano, entonces mi dedicación habrá tenido sentido”, razona.

“Lucas me ha enseñado algo decisivo: no se trata de desaparecer, sino de transparentar. Que cuando la gente me vea a mí, vea también, o sobre todo, lo que me mueve por dentro. Y aquí vuelvo a mi mujer: ella me ayuda a poner los pies en la tierra, a recordar que no estoy aquí para brillar, sino para compartir. Lo más grande que puedo hacer es que la luz no sea la mía, sino la nuestra”, dice.

Y concluye Christian Gálvez compartiendo que encuentra “a personas que me dicen que, a raíz de ‘Te he llamado por tu nombre’, o después de escuchar alguna entrevista, han vuelto a acercarse a la fe, o han decidido reconciliarse con Dios, o simplemente han empezado a hacerse preguntas que tenían enterradas. Esas historias me conmueven profundamente. Y siento que, en el fondo, no es mérito mío: si algo toca el corazón de alguien es porque antes me tocó a mí’.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Aisha Ruah, cantante de rap católica: «Era muy ignorante respecto a Cristo, pensaba que el catolicismo castraba la libertad, fui a Tierra Santa y Jesús, milagrosamente, me movió a confesar mis pecados»


Aisha Ruah en el escenario, una rapera para Dios

* «El perdón de los pecados fue la puerta por la cual tuve una experiencia, me atrevo a decir mística, de Amor inenarrable. Una certeza profunda de que Dios existía. De que siempre me había mirado y esperado. 'Tú eres MI HIJA', escuché. 'Y te digo cómo te amo: clavado en una cruz por Amor, para librar de la muerte a los pecadores como tú, Isabel'. Hoy soy testigo de que Jesús está vivo y resucitado, presente en la Eucaristía y que la palabra de Dios es una ley que libera al ser humano» 

Camino Católico.- Aisha Ruah es Isabel, una cantante de rap de Madrid, que ha ganado el Catholic Music Award a Mejor Canción Urbana con su tema Sal de ti.

En esa canción se define como "una lunática que ha aterrizado". Lleva años evangelizando con su música, aunque probablemente la JMJ de Lisboa fue la ocasión en la que llegó a más personas en persona.


Explica a Pablo J. Ginés en Religión en Libertad que en su adolescencia fue muy hostil a la Iglesia. "Mis padres me bautizaron y me apuntaron a Religión. Hice la comunión porque quería una bicicleta. Pero fui una adolescente alejada de la Iglesia, sumergida desde muy niña con su hermano en el rap español y americano. Con 14 años comencé a rapear canciones que, gracias a Dios, nunca publiqué. Del cristianismo sólo sabía sus errores, abusos históricos, lo que salía por la tele. Yo era muy ignorante respecto a Cristo, su mensaje y el papel del cristianismo en la Historia, en nuestras libertades. Pensaba que el catolicismo castraba la libertad de la persona, que era una farsa para calmar conciencias".


Su experiencia es que “la fe, si no es regada por el conocimiento de la Palabra, los sacramentos, la oración íntima y un testimonio de fe coherente de los que nos rodean, es fácil que quede estéril".



Aisha Ruah al recibir el premio Catholic Music Award a Mejor Canción Urbana con su tema Sal de ti

Transformada en Tierra Santa


A los 19 años, en su "época de raves y universidad", aceptó ir a Tierra Santa a una peregrinación invitada por sus padres. Sólo quería un poco de turismo. Como dice su canción "El rescate": "Destino Israel / peregrinación donde el que menos importa es Él". Al principio se mofaba de la fe de la gente. Pero Tierra Santa le tocó por dentro.


"Mi vida fue transformada en el Lago Tiberiades. Del canasto vacío, multiplicó panes y peces. Al final del viaje Jesús, milagrosamente, me movió a confesar mis pecados", explica. Un cura joven le ayudó a abrirse a la confesión, a conectar con Cristo en el sacramento. Así, pudo "entregar a Dios todo aquello que guardaba con orgullo y vanidad y oscurecía mi alma".


Pasados 16 años, hoy ve que “el perdón de los pecados fue la puerta por la cual tuve una experiencia, me atrevo a decir mística, de Amor inenarrable. Una certeza profunda de que Dios existía. De que siempre me había mirado y esperado. 'Tú eres MI HIJA', escuché. 'Y te digo cómo te amo: clavado en una cruz por Amor, para librar de la muerte a los pecadores como tú, Isabel'".


Esa experiencia transformó su vida de golpe, de la noche a la mañana. "Hoy soy testigo de que Jesús está vivo y resucitado, presente en la Eucaristía y que la palabra de Dios es una ley que libera al ser humano". 



Aisha Ruah en un concierto, ella habla de Dios y la vida con ritmos de rap

Fue creciendo en la fe a través del Camino Neocatecumenal. Fue misionera con proyectos educativos en distintos continentes. "Y me casé con 23 añitos: ¡mi primera vocación!"


Rapera por Dios, un poco por sorpresa


En 2019, cuando se celebraba el Centenario del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles, sintió el impulso de contar su historia cantada en rap, una película con el título Testimonio, que unía tres videoclips, "que subiría a un canal de Youtube improvisado donde quería contar mi experiencia y ya está. No tenía pensado hacer ninguna canción más".



Pero ya no paró. "Llevo cinco años como misionera musical. Algo inimaginable el ministerio de Aisha Ruah y del cual, digo francamente, que no es obra mía".


"Con la asociación EsperanzArte, por ejemplo, en los festivales que han organizado, en una semana, el Evangelio se ha anunciado a más de 4.000 almas: cinco colegios en Logroño, salesianos, consolación, teresianas, Agustín Gericó, cárcel de Daroca... ¡Dándolo todo y llegando afónica a casa! Son chavales de todos los ciclos que reciben de una forma atrayente y participativa que Cristo ha muerto por ellos y que los ama. Lo que experimentas y te emociona de niño, es lo que no se olvida. He recibido testimonios de chavales por Instagram que estaban pensando en el suicidio. Esto no lo cuento para impresionar ni inflar la importancia de esta labor musical, sino porque doy fe de cómo la música y el mensaje de Jesús verdaderamente puede salvar una vida.


"Nuestro amado San Juan Pablo II nos dejó la importancia de reunirnos en el nombre de Dios en la JMJ, el jubileo. Fui testigo al cantar en diferentes escenarios de la JMJ de Lisboa, de que la música y la fe nos unen en un idioma común. Somos uno. En los encuentros interdiocesanos, la música también ha sido un fuerte nexo de unión entre jóvenes cristianos", añade.


"Para el joven que vive inmerso en este mundo tan cambiante, lleno de todo tipo de ideologías y confusión, es fundamental experimentar que no está solo, que somos muchos jóvenes los que compartimos en España y en el mundo la decisión de seguir a Cristo. Es hora de dejar los complejos que están llevando a España a la pérdida de los valores de nuestros padres y abuelos. Cada vez hay más jóvenes que están cansados de vivir acomplejados y en la comodidad de calentar el banco. ¡Id y anunciad! Son las palabras de Cristo. Dos mil años después siguen sonando, nos llaman a ser misioneros, cada uno según el carisma recibido", exhorta.


La fuerza del rap


Para evangelizar, piensa que "todos los géneros musicales son válidos, el Espíritu Santo con su creatividad continúa abriendo caminos".


"Generalmente en España, el rap es un género poco escuchado dentro de la Iglesia. El rap emociona y llega a personas que poseen una sensibilidad profunda. Muchas de estas personas no suelen comulgar con la iglesia pero les gusta escuchar y pensar ¿qué querrá decir el poeta?", señala esta rimadora.


El rap, dice, "puede llegar a mostrar esa cierta 'agresividad' por su fuerza y su forma tan directa. Cuando algo te duele, cuando el mal del mundo, el engaño del demonio a los jóvenes, las injusticias te producen dolor, el rap irrumpe como una vía de expresión y conexión con las personas extraordinaria. Es un despertador de conciencias".


También explica que el rap es rudo por el origen del hip hop. "Es un grito que reclama la dignidad y denuncia la injusticia social. La voz de los marginados, los oprimidos por motivos económicos, raciales; por el abandono del estado... El hip hop da alas a la gente que se ve obligada a vivir en entornos con pocos recursos, donde están presentes las drogas, la violencia, las armas".


El rap, añade, "da voz a los últimos de la sociedad, a los de abajo, y por eso siento que Jesús está tan cerca de este género. Él es el primero en la historia que elevó la dignidad de mujeres, pobres y enfermos, como digo en la canción de Buscad mi Rostro.


 


Autenticidad y honestidad


En el caso de los Catholic Music Awards, añade que "el jurado también valoró la constancia en la trayectoria misionera de los músicos, la coherencia entre lo que decimos y vivimos, la dedicación seria y la calidad audiovisual que ofrecemos en cada uno de los trabajos que realizamos".

"La gente nota si el artista vive con autenticidad y conforme al Evangelio. Por ello también es importante compartir las luchas, las dudas y la propia debilidad en nuestra música ya que, tantas veces, nos hundimos como Pedro. La clave está en ser honesto".


Que haya distintos estilos, cree, "es una oportunidad para llegar a diferentes personas, no a todos nos llega la misma música ni las mismas vivencias".


En su caso, su ministerio como Aisha Ruah "comenzó para hablar a los alejados, como lo fui yo. Siempre tengo en mi interior aquella joven que fui, que, al escuchar la palabra católico, por juicios, cerraba el oído".


Crecer y conocerse


Nos habla también de la canción Autoinmune, una pieza del álbum que sacará este año.


"Refleja las luchas tan grandes que vivo en este camino. Soy una persona que vive todo con mucha pasión e intensidad. Eso implica pagar unos precios con los que Dios ya contaba y de los que te va sanando".


Añade sobre esto: "Es importante entrar en uno mismo para mirar, escuchar, conocerse. Pero no hay que quedarse ahí. A veces puede ser destructivo si solo miras y evalúas mucho sin aceptar tu verdadera identidad. Continúo aprendiendo a entrar en mi interior y no quedarme sola, sino a entrar con Jesús. Él conoce mi corazón mejor que yo e ilumina las tinieblas de mi mente. La oración nos limpia y ordena, permite al Padre hacernos hijos como Él nos ha soñado, libres y auténticos".



Cristo es el que escribe


Como escritora de canciones, asegura que "una letra llamada cristiana, no la define ni que nombre a Cristo ni que cite versículos bíblicos. La escribe Cristo. Como dice San Pablo, Cristo habita en el corazón por la fe. Entonces, todo lo que se inspira en el corazón del que escribe es mediante la oración y la intimidad con Él".


En ese sentido, escribir con herramientas de IA no tiene sentido, no es espiritual. "La IA procesa información registrada. Siempre estará muy lejos de la expresión del alma humana, que es precisamente lo que sucede en las artes, su Esencia".


Un reto: impulsar a los músicos católicos


"Cuando me acerqué por primera vez a los músicos católicos, descubrí que hay hermanos con mucho potencial a nivel musical, personal y con una clara vocación misionera. Queda mucho trabajo por hacer. Para que la música llegue a la gente hay que invertir en sonido, en formación musical, clases de canto, producción...", explica.


"Si queremos alcanzar la cultura de este tiempo, es muy difícil impactar o tener esa presencia haciendo música en los ratos libres. Se necesita apoyo económico. No estoy hablando siquiera de poder pagar el alquiler sino que, para poder hacer producciones musicales de calidad, se requiere inversión, tiempo y dedicación completa al ministerio musical".


Cree que poco a poco los católicos tienen más conciencia del impacto que puede suponer en la vida de una persona una canción inspirada por el Señor. "Llevo en mi corazón que, por la falta de este apoyo económico, se pueden estar perdiendo vocaciones; servidores de la palabra con grandes talentos en la música, simplemente por no poder cubrir los elevados gastos de producción de hacer un álbum", lamenta.


También denuncia que algunos entornos católicos miran a los misioneros musicales "como relleno o animadores socioculturales, sin ser conscientes de que este servicio es una llamada seria de Dios. En la Biblia, Él invita a la alabanza, a cantar a todas las naciones".


Poco a poco hay más personas apoyando la música católica en España, que "saben que todo obrero merece su salario y que es más fácil poder llegar a las almas, sobre todo de los más jóvenes, ofreciéndoles experiencias musicales con producciones de calidad". Destaca el trabajo de promoción y valoración de los músicos, desde Conferencia Episcopal, de Raúl Tinajero, sacerdote de Toledo, y del productor David Santafé, que trabajan por reconocer e impulsar esta evangelización. También se apoya en las laudes que retransmite el padre José Marín.


Consejos para jóvenes músicos

A los jóvenes con ganas de evangelizar con la música les anima a "que no se acobarden, porque Dios les respaldará. Como dice San Agustín, 'Dios no elige a los capaces, capacita a los elegidos'. Mi experiencia personal es que los cobardes se ciñen de valor. Lo más importante es cuidar la intimidad con Dios, llevar una vida de oración y frecuentar los sacramentos. Escuchar Su voz es el plan de marketing. El Espíritu Santo, mi manager".


También matiza que "hacer música para Dios es una llamada que hace Él a servir, no para realizarse uno mismo en sus propias producciones o cumplir sueños de influencer. Los que cantamos para Dios somos misioneros artistas. El Señor dice: 'no sois vosotros los que me habéis elegido, sino yo, para que deis fruto y vuestro fruto permanezca'"


Añade que, como pasa con otros misioneros, el misionero artista verá cruces, incomprensiones, cansancios, falta de apoyo, juicios, dudas de uno mismo... "Dios produce en el silencio frutos que nosotros muchas veces no vemos. El que haga música porque quiere crecer rápido, cuando no crezca la dejará. El que haga música para ser famoso, también la dejará en este camino. El que busque su recompensa, también la dejará. La mejor paga es la paz y la certeza de que Dios conforta y da el coraje para la misión".


Y añade, con toda claridad: "la música es mi excusa para anunciar el kerigma. Si sientes el llamado de Dios y te gusta el reguetón, ¡haz reguetón para Él! Habla de Él con cualquier sonido que mueva tu interior: ska, reggae, techno... Dios quiere sonar en la música del mundo porque es dueño de todo". 


(Aisha tiene su canal de Spotify aquí, y su canal de Yotube aquí).