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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Gary Krupp, judío: “Pío XII salvó cerca de un millón de judíos”

“Fue de hecho una acción de la Unión Soviética la que desacreditó al Papa tras su muerte, para destruir la reputación de la Iglesia católica, más considerablemente para nosotros aislar a los judíos de los católicos”

30 de noviembre de 2011.-Somos judíos, crecimos odiando el nombre de Pío XII. Creíamos que era antisemita, creíamos que era un colaborador nazi a raíz de todas las declaraciones que hemos hecho sobre él. Eventos providenciales ocurrieron cuando se nos mostró la luz por así decirlo”,dice Gary Krupp quien con su esposa Meredith dedicaron su tiempo para “remover obstáculos entre las religiones e iniciando gestos de buena voluntad”.

Ellos fundaron el Pave the Way Foundation para hacer justo eso. Están ahora trabajando con la Santa Sede para digitalizar una marea de documentos vaticanos que de acuerdo con él, eventualmente exonerarán a Pío XII. 43,000 de ellos están disponibles para consulta en su página web junto con entrevistas a gente que dio testimonio de su trabajo en protección de los judíos. Krupp reclama incluso haber visto un documento en el que, habiendo estado el Vaticano invadido por los Nazis, el Papa habría renunciado y establecido un gobierno de la Santa Sede en el exilio en Portugal. Publicamos el testimonio de Gary Krupp, en texto y en vídeo. Leer más y ver vídeo...

domingo, 27 de junio de 2010

Oswald Rufeisen, un judío que se infiltró en las SS, salvó vidas y se hizo sacerdote católico

27 de junio de 2010.- Oswald Rufeisen era en 1939 un muchacho polaco de apenas 17 años, pobre pero inteligente, con un don especial para hablar idiomas de forma tan fluída que incluso el alemán podría pasar por ser su lengua materna. Era miembro del movimiento sionista Akiva, proclive a la experiencia de vida en un kibbutz. Con la invasión de Polonia por parte de los nazis primero, y los sovieticos, después,Oswald tuvo que hacer las maletas y huir a una pequeña ciudad al este de Polonia llamada Mir, frontera con Rusia, de apenas cinco mil habitantes, de los cuales un tercio eran judíos.

En el trayecto hacia Mir se encontró al borde del camino una bolsa con los documentos de un aleman que se le parecía de forma extraordinaria: rubio, ojos azules... podía pasar por ser un auténtico alemán de raza aria. Eso le permitió acceder a un puesto en la Policía para ser promocionado más adelante, en otoño de 1942, en la temida SS, la policía militar nazi. El nuevo cometido de Oswald como miembro de las SS era ser el traductor del jefe de la zona: Serafamovich, temido por sus colaboradores y por los judíos, a los que atemorizaba sin piedad. Leer más...

jueves, 14 de enero de 2010

Giancarlo Centioni, sacerdote italiano, descubre la red clandestina de Pío XII a favor de los judios

14 de enero de 2010.- El Papa Pio XII creó un red clandestina para salvar la vida de los judíos perseguidos por el nazismo. Uno de los miembros de esta red aún está vivo: el sacerdote italiano Giancarlo Centioni, nacido en 1912. Entre los años 1940 y 1945 era capellán militar de la Milicia Voluntaria de la Seguridad Nacional en Roma y vivió en una casa de sacerdotes alemanes que lo involucraron en la red para salvar vidas. El padre Giancarlo explica que “vivía en la casa generalicia de los padres palotinos, y mis compañeros sacerdotes alemanes me invitaron a participar. Dado que era capellán fascista, para mí era más fácil ayudar a los judíos”. Leer más y ver vídeo...

viernes, 4 de abril de 2008

Un corazón grande es siempre fecundo / Autor: José María Moriano, L.C.

¿Cuál es el verdadero rostro del amor? Tal vez podamos encontrar una respuesta en Irena Sendler. Sentada en su silla de ruedas esta sencilla ancianita polaca, acoge con un gran corazón a las innumerables personas que van a visitarla. Con sus 97 años y una sonrisa angelical nadie la creería portadora de un secreto tan bien guardado.

La sorpresa llegó cuando un grupo de alumnos de un instituto de Kansas (Estados Unidos) quiso, al terminar su trabajo de final de curso sobre los héroes del Holocausto, buscar el lugar de su tumba. Descubrieron que no existía dicha tumba, porque ella aún vivía.

Cuando Alemania invadió el país en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual manejaba los comedores comunitarios de la ciudad.

En 1942 Irena, horrorizada por las condiciones en que se vivía en el ghetto de Varsovia se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos. Consiguió identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas.

Comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus o sirviéndose de todo lo que estaba a su alcance para esconderlos y sacarlos de allí: cestos de basura, cajas de herramientas, ataúdes... cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.

Pero no le bastaba mantener a esos niños con vida: quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, sus historias personales y sus familias. Por ello, ideó un archivo en donde anotaba los datos en pequeños trozos de papel y los guardaba dentro de botes de conserva, que luego enterraba bajo un manzano en el jardín de su vecino. Allí guardó, sin que nadie lo sospechase, el pasado de 2,500 niños.

Un día los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. Le rompieron los pies y las piernas… De sus labios nunca salió el nombre de ningún niño.

Más adelante, encontró en un colchón de paja de su celda una estampa ajada de Jesucristo. La conservó como el resultado de un azar milagroso en aquellos duros momentos de su vida, hasta el año 1979, en que se la obsequió a Juan Pablo II.

Sentenciada a muerte, pudo escapar camino del lugar de la ejecución. La resistencia había sobornado al soldado que la llevaba porque querían salvarla, y con ella el secreto de la ubicación de los niños.

Al finalizar la guerra, ella misma desenterró los frascos y utilizó las notas para encontrar a los 2,500 niños que colocó con familias adoptivas. Los reunió con sus parientes diseminados por toda Europa, pero la mayoría había perdido a sus familiares en los campos de concentración…

Años más tarde, su historia apareció en un periódico acompañada de fotos suyas de la época y varias personas empezaron a llamarla para decirle:
“Recuerdo tu cara… soy uno de esos niños, te debo mi vida, mi futuro y quisiera verte…”.

Su padre, un médico que falleció de tifus cuando ella era todavía pequeña, le inculcó lo siguiente: “Ayuda siempre al que se está ahogando, sin tomar en cuenta su religión o nacionalidad. Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad que salga del corazón”.

Irena Sendler no deja de recibir flores y mensajes de sus queridos niños. No se considera una heroína; nunca se adjudicó crédito alguno por sus acciones. Siempre que se le pregunta sobre el tema, Irena contesta: "Podría haber hecho más, y este lamento me seguirá hasta el día en que yo muera".

El amor encuentra soluciones ahí donde todo invitaría al desaliento y la desesperanza. Como Irena, siempre contaremos a nuestro lado con una persona a quien poder amar desinteresadamente, despertando en ella nuevas ilusiones e ideales, porque un corazón grande es siempre fecundo.


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Fuente: http://www.buenasnoticias.org/