Entrevista al profesor de Nuevo Testamento Bernardo Estrada
ROMA, (ZENIT.org).- La consistencia histórica de los Evangelios está en su misma génesis, es decir, en la continuidad entre la predicación de Jesús, la predicación apostólica y su redacción.
Lo afirma en esta entrevista concedida a Zenit el padre Bernardo Estrada, profesor de Nuevo Testamento de la Facultad de Teología de la Universidad de la Santa Cruz de Roma, el cual cita algunos testimonios ajenos a la Biblia, que enriquecen el contenido de los Evangelios.
--¿Nos puede explicar cómo tuvo lugar el proceso de redacción de los Evangelios?
--Padre Estrada: Podemos decir que los Evangelios se inician con la predicación de Jesús, quien no escribió de su puño y letra prácticamente nada sino aquellas pocas palabras trazadas en la tierra cuando le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio. De Jesucristo se sabe, sobre todo, que predicaba. Hay que subrayar a este respecto que la exigencia de predicar y enseñar de memoria era una costumbre constante de la época, porque la escritura era impracticable en condiciones normales.
Sin embargo, después de la pasión y muerte de Jesús, la predicación de la Iglesia se fundó justamente en el acontecimiento pascual. Es este el fundamento de toda nuestra fe, no sólo porque Pablo lo dice al final de la Carta a los Corintios sino porque precisamente el kerygma, el anuncio fundamental de la Iglesia tras Pentecostés, fue «Jesucristo crucificado y resucitado». El Evangelio como tal era, como afirma San Pablo, proclamación del «gozoso mensaje»: Dios nos ha salvado de la muerte eterna con la muerte y resurrección de su Hijo Jesús.
Sólo en la segunda mitad del siglo II, san Justino, al escribir en el año 160 su «Apología», afirma que las memorias de los Apóstoles son denominadas «Evangelios». Es el primer testimonio en el que se pasa del Evangelio como anuncio predicado al Evangelio como texto. Tras esta declaración apostólica, podemos decir que los autores sagrados, es decir los evangelistas de los que al menos dos eran apóstoles, llegan a la redacción de los libros.
Por esto se puede decir que los Evangelios tienen una consistencia histórica porque reflejan estos tres estadios en su formación, dándose siempre una continuidad. Una continuidad que une la predicación de Jesús, la predicación apostólica y la redacción de Evangelio.
--Los Evangelios «canónicos», es decir los aceptados por la Iglesia por su origen «apostólico» y por su «conformidad con la norma de la fe» de las primitivas comunidades cristianas y las mayores Iglesias de origen apostólico, fueron compuestos entre el 60 y el 100. ¿Cuáles son los criterios que atestiguan su historicidad?
--Padre Estrada: Los exponentes más radicales de la crítica histórica consideraban que había una distancia tal entre la redacción de los Evangelios y la vida de Jesús que toda una generación de testigos oculares había desaparecido. Pero esto no es verdad. El primer Evangelio, que se sabe que fue escrito por Marcos, se remonta al año 64, es decir 34 años después de la fecha probable de la muerte de Jesús. ¿En aquellos años qué se hizo? Esencialmente se predicó el Evangelio en diversos lugares, se reflexionó sobre ese anuncio, dándole una sistematización teológica, que es lo que hizo Pablo. De hecho, los Evangelios se escribieron después de que Pablo elaborara prácticamente toda su teología. En torno al 64, todas las Cartas habían sido escritas, incluidas las pastorales, si es verdad que él fue su autor. Podemos decir que, en aquellos años, los Evangelios sufrieron una evolución más teológica que biográfica, porque los hechos y dichos de la vida de Jesús estaban ya comprobados.
--Entonces, ¿cuáles son los criterios para poder separar con cierta seguridad lo que es histórico de lo que no lo es?
--Padre Estrada: En la segunda mitad del siglo XX, se desarrollaron diversos criterios históricos, entre ellos el de la «discontinuidad», que se concentra en aquellas palabras o aquellos hechos de Jesús que no pueden derivar ni del judaísmo del tiempo de Jesús, ni de la Iglesia primitiva después de Él. Por ejemplo, en el Evangelio de Mateo, Jesús afronta de manera crítica las escrituras y Moisés, como no lo hubiera hecho nunca ningún rabino, revelando la superioridad de la nueva ley proclamada por Él, que no calca el estilo exterior de los fariseos, sino que se asienta en la intimidad del corazón.
Otro criterio es el que se llama de la «dificultad», según el cual la Iglesia no habría nunca comunicado un hecho que pudiera humillar a Jesús, como por ejemplo la cruz, que es el caso más emblemático y paradigmático. El bautismo por obra de Juan, si no hubiera sucedido realmente, no lo hubiera podido ser imaginado por ningún autor. Así como la aparición a las mujeres, porque en aquel tiempo las mujeres no eran testigos cualificados en Israel.
--Las notables afinidades entre los textos de Mateo y Lucas han llevado a diversos estudiosos a afirmar la existencia de una fuente común, haciendo pensar que en realidad recurrieron a fuentes indirectas y no de primera mano. ¿Usted qué piensa?
--Padre Estrada: Podemos admitir que los Evangelios de Mateo y Lucas tuvieran una fuente común, porque existe una serie de narraciones, sobre todo de dichos, que no aparecen en Marcos. Pero lo que sorprende no es que Mateo y Lucas tuvieran una fuente común sino las diferencias. Por ejemplo, los dos relatan la infancia de Jesús pero cada uno lo hace a través de eventos que el otro ni siquiera conoce. En Mateo, el protagonista de la infancia de Jesús es José, mientras que en Lucas es María. Si se hubieran dado demasiadas afinidades, esto habría podido llevar a suponer que hubo un acuerdo entre los dos. Evidentemente, cada evangelista tenía una fuente propia a la que recurrir y otra compartida.
--¿Hay fuentes históricas independientes de los Evangelios canónicos que enriquecen su contenido?
--Padre Estrada: La historicidad de los Evangelios sólo es avalada por los mismos Evangelios, mediante su proceso de formación. Pero hay sin embargo testimonios ajenos a la Biblia que no hay que despreciar. El primero es el de Plinio el Joven, que fue procónsul de Bitinia entre los años 111 y 113, y que en una de las cartas enviadas al emperador Trajano escribe que los cristianos «solían reunirse antes del alba y entonar a coros alternos un himno a Cristo como si fuera un dios». Por tanto, afirma que estaban convencidos de la divinidad del Cristo.
Suetonio, en cambio, en su obra «Vida de los doce césares», refiriendo un hecho acontecido en torno al 50, afirma que Claudio «expulsó de Roma a los judíos que por instigación de Cresto eran continua causa de desorden» (Vita Claudii XXIII, 4). Suetonio escribió «Chrestus» en lugar de «Christus», no conociendo la diferencia entre judíos y cristianos, y por la semejanza entre Chrestòs, que era un nombre griego muy común, y Christòs que quería decir el «ungido», el «Mesías». Por tanto, existían en Roma judeocristianos y --diría-- judíos no convertidos que discutían entre sí sobre Cristo y que podían aparecer a los ojos de la autoridad romana como causa de desorden público.
Y luego está el testimonio del historiador romano Tácito que, en los «Anales», narra el incendio que estalló en Roma en el año 64, del que fue acusado el emperador Nerón, el cual hizo de todo «para hacer cesar tal rumor», y por ello «se inventó culpables y sometió a penas refinadísimas a quienes la plebe llamaba cristianos, detestándoles por sus hechos nefandos». Tácito afirma además que «el origen de este nombre era Cristo, el cual bajo el imperio de Tiberio fue condenado al suplicio por el procurador Poncio Pilatos; y esta superstición, momentáneamente dormida, se difundía de nuevo, no sólo en Judea, punto central de aquel mal, sino también en Roma, donde confluyó de todas partes y fue considerado honorable todo lo que hay en ello de torpe y de vergonzoso». («Anales» XV, 44).
--El elenco completo de los 27 libros del Nuevo Testamento es fijado por primera vez en tiempo de Atanasio de Alejandría en 367 D.C. ¿Cómo se llega a elegir estos cuatro Evangelios en el canon de las Escrituras?
--Padre Estrada: Ya antes de finales del siglo II, san Ireneo, obispo de Lyon y mártir, afirma en un célebre pasaje que «dado que el mundo tiene cuatro regiones y son cuatro los vientos principales (...) el Verbo creador de cada cosa (...) revelándose a los hombres, nos ha dado un Evangelio cuádruple, pero unificado por un único Espíritu» («Contra las herejías», III 11, 8).
La Iglesia había ya definido entonces los cuatro textos que se usaba en la liturgia. Veinte años antes de Ireneo, también Justino habla de los cuatro Evangelios o de la memoria de los Apóstoles, que eran mencionados o leídos durante las celebraciones eucarísticas. ¿Entonces cómo se llegó a esta selección? En realidad se llegó a través de un proceso en el que el Espíritu Santo se abrió paso de modo natural y espontáneo. Cuando se difundía un texto que afirmaba algo extraño, los mismos fieles, unidos a su pastor, lo rechazaban. Por tanto, no habían sido preparados por nadie, aunque ya en el siglo II existía la conciencia de que el Evangelio era cuádruple: es decir, uno solo, porque una sola es la predicación sobre la vida, las obras y las palabras de Jesús, pero con cuatro imágenes diversas, cada una de las cuales ofrece un toque personal.
--La otra cuestión que surge ahora es cómo la tradición apostólica llegó a incluir entre los Evangelios canónicos también el Evangelio de Juan, el más diverso respecto a los otros en cuanto a contenido y exposición, tejido a menudo de reflexiones espirituales y teológicas. Además, algunos estudiosos atribuyen la paternidad de este escrito a discípulos pertenecientes a diversas «escuelas de Juan», como se puede notar en este pasaje: «Este es el discípulo que da testimonio sobre estos hechos y los ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero» (Juan, 21,20).
--Padre Estrada: El hecho de que sus autores no fueran necesariamente los cuatro que son mencionados en los títulos, no desmerece la historicidad de los Evangelios. Querría decir también que ni siquiera hay motivo para dudar si no hay razones serias. Por lo que se refiere al Evangelio de Juan, es cierto que un núcleo se remonta al apóstol pero también que hubo discípulos que reflexionaron sobre las palabras de Jesús y encontraron otras fuentes y redactaron un Evangelio que se aparta un poco de los demás. De hecho, es el Evangelio más espiritual, donde no se habla nunca de la crucifixión y del sufrimiento, porque para el evangelista Juan la hora de la pasión se identifica con la glorificación y la suprema «elevación» de Jesús.
Juan presenta ya la misión del Cristo a partir de la Resurrección. Es un Cristo que ha triunfado y vencido a la muerte. Por otra parte, es imposible explicar el relato tan detallado y crudo de la Pasión sino a la luz de la plena convicción que los evangelistas tenían de la Resurrección. ¡De lo contrario, habría sido simplemente masoquismo! El sufrimiento sirvió para nuestra salvación.
Juan relata muchísimos diálogos de Jesús con el Padre como si no tocara la tierra sino que estuviera constantemente inmerso en la contemplación del rostro de Dios y ya glorificado. Mientras que en los otros Evangelios Jesús es un hombre con todas sus características y sus límites humanos. El hecho de que el Evangelio de Juan haya sido retocado por una comunidad de discípulos, que se encontraba probablemente en Éfeso, y ampliado o quizá ensamblado de otro modo, se comprueba en el pasaje que usted ha citado, y que es considerado un apéndice, un añadido posterior por parte de un discípulo que hace de Juan un testigo veraz. Si se lee el capítulo 20 se comprende que estamos ante un final: «Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre» (Jn, 20, 31)
--Lucas en su Evangelio, compuesto en torno a los años 80 del siglo I, alude a los «muchos otros» que han escrito sobre los sucesos de Jesús, casi atestiguando la existencia de una multiplicidad de Evangelios, aquellos mismos Evangelios que luego fueron considerados apócrifos...
--Padre Estrada: En realidad, cuando Lucas inicia el prólogo el Evangelio y dice «porque muchos se han puesto a escribir un relato sobre los acontecimientos que sucedieron entre nosotros», no se está refiriendo a libros sino a los testimonios de muchas personas que recibieron la predicación apostólica y que trataron de poner por escrito los hechos y las palabras de Jesús.
Ciertamente esas son las fuentes a las que acuden también los evangelistas. Pero de ello no debemos deducir necesariamente que se tratara de verdaderos libros. Quizá Lucas, que tenía presente el Evangelio de Marcos, se dio cuenta de que otros trataron de redactar o poner en orden los hechos ligados a la vida de Jesús. Pero eso no quiere decir que en el siglo II se hubieran difundido los Evangelios apócrifos. El fragmento más antiguo del «Evangelio de Tomás» se remonta a finales del siglo II, que probablemente es la fecha de composición de aquél Evangelio. No antes. Mientras que nosotros sabemos que muchos Evangelios son fechados en el siglo I incluso en las citas contenidas en la Primera Carta de Clemente, un texto atribuido al Papa Clemente I (88-97) escrito en griego hacia finales del siglo I.
En la «Didajé» o «Doctrina de los doce Apóstoles», que se puede considerar como el catecismo cristiano más antiguo, habiendo sido escrita algún decenio después de la muerte de Cristo, se cita el «Padrenuestro» tal como lo recitamos hoy.
Además sabemos que el fragmento más antiguo del Nuevo Testamento está dentro del papiro Rylands (P. 52), que contiene partes del Evangelio de Juan y se remonta a en torno al 125 D.C., y es por tanto una copia escrita a menos de 30 años de distancia del original.
--Aunque descartados porque no contienen verdades divinas reveladas, algunos Evangelios apócrifos han llegado hasta nosotros en largos fragmentos, como el «Evangelio copto de Tomás» o el «Evangelio de Pedro», siendo incluso utilizados entre los monjes cristianos de Siria y de Asia Menor. ¿Qué valor tienen? ¿Añaden informaciones útiles al relato de los cuatro evangelistas?
Padre Estrada: Sobre todo, es necesario decir que entre los Evangelios apócrifos hay algunos que, al presentar la figura de Jesús o al renovar la enseñanza se inspiran en el gnosticismo, que es la teoría filosófico-religiosa que, en los primeros siglos del cristianismo (I-IV), se contrapuso violentamente a la Iglesia católica. En 1945, en la aldea de Nag Hammadi, en el Alto Egipto, se descubrió una antigua biblioteca copta que custodiaba 13 códices, todos escritos en el siglo IV, algunos de los cuales contenían dichos de Jesús, para expresar sin embargo conceptos no cristianos.
Todos los estudiosos concuerdan, por ejemplo, en afirmar que el «Evangelio de Tomás» --el que ha suscitado mayor interés-- es un Evangelio gnóstico que contiene las doctrinas y las orientaciones de una comunidad, nacida como herejía dentro del cristianismo, y que pretendía atribuir a Jesús su concepto de la salvación y todos los principios de la fe según su punto de vista. Por ejemplo, no reconocen la muerte en cruz porque la única salvación vendría de la «gnosis», es decir del conocimiento. Mientras que la materia es siempre causa de pecado o está ligada al demonio. El «Evangelio de Tomás», como los otros Evangelios gnósticos, se limita a notificar dichos de Jesús sin insertarlos en la narración de lo que hizo. Es una especie de «Confucio cristiano» del siglo II.
Entonces, podemos preguntarnos si los Evangelios apócrifos contienen alguna verdad. Ciertamente. Por ejemplo, los protoevangelios nos cuentan los primeros años de vida de Jesús. En este sentido, el más famoso es el «Protoevangelio de Santiago», atribuido a Santiago, hijo de José, que lo habría tenido, junto con otros tres hermanos y dos hermanas, de un matrimonio anterior al suyo con María. Este texto tuvo cierta influencia en la tradición y en la iconografía, tanto que la presencia del buey y el asno en la gruta del Nacimiento y el nombre de los padres de María, Joaquín y Ana, nos llegan justo de esta fuente.
Ciertamente el contenido de los Evangelios apócrifos puede diferir. Algunos contienen verdades y amplificaciones fantasiosas respecto a los Evangelios canónicos, así como un gusto teatral propio de un cristianismo popular, aún permaneciendo en lo fundamental de la ortodoxia; mientras que muchos otros, sobre todo aquellos de orientación gnóstica, contienen falsedades porque quieren convencer de la validez de su herejía.
Bajo el perfil histórico, no nos dicen nada más de lo que ya sabemos por los Evangelios según Mateo y Lucas, de los que ellos dependen. Su intención no es histórica, quieren hacer obra de edificación. Frente a la sobriedad de los Evangelios, que relatan también realidades sobrenaturales de manera «natural» y sobria, sin añadir circunstancias innecesarias, se elige responder al deseo del pueblo cristiano añadiendo de manera más amplia y colorida detalles para subrayar aspectos y hechos de la infancia y la adolescencia de Jesús y María. Pero en realidad de esa manera dan una imagen de Jesús no conforme con la realidad, como sucede en el «Evangelio de la Infancia», de Tomás, donde se le describe como un niño que ya es capaz de hacer milagros.
Por tanto, se puede decir que si no tuvieran aunque fuera una pequeña parte de verdad nadie los hubiera aceptado. Su importancia está en el hecho de hacer ver una época, un desarrollo del cristianismo, una confluencia de varias corrientes teológicas y religiosas. Su utilidad está en lograr mostrar la evolución del cristianismo.
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Traducido del italiano por Nieves San Martín
martes, 8 de enero de 2008
Repertorio emocional / Autor: Alfonso Aguiló Pastrana
Para establecer una relación positiva con los demás, y poder así decirse las cosas de forma fluida y sin acritud, es preciso cultivar toda una serie de capacidades destinadas a combatir la negatividad y a establecer una relación no defensiva con los demás.
El principal obstáculo es que probablemente en nuestro interior tenemos grabadas unas respuestas emocionales negativas que no es fácil cambiar de la noche a la mañana. Por eso hemos de poner esfuerzo en familiarizarnos con respuestas emocionales más positivas, de modo que, con el tiempo, las vayamos evocando de forma más natural y espontánea, en la medida que las incorporemos más a nuestro repertorio emocional. Algunos ejemplos de esas capacidades emocionales pueden ser los siguientes:
Tranquilizarse a uno mismo, pues al enfadamos perdemos bastante de nuestra capacidad de escuchar, pensar y hablar con claridad, y la excitación del enfado tiende a generar un enfado mayor si uno no se da un tiempo muerto hasta lograr tranquilizarse.
Desintoxicarse de pensamientos negativos hipercríticos, que suelen ser los principales desencadenantes de conflictos. Cuando logramos darnos cuenta de que nos embargan pensamientos de ese tipo, y nos decidimos a hacerles frente, el problema suele estar ya casi resuelto.
Escuchar y hablar de modo que nuestras palabras no despierten la defensividad del interlocutor, es decir, que no las perciba como críticas u hostiles. De modo análogo, hemos de esforzarnos en escuchar a los demás sin interpretar como un ataque lo que quizá es una simple queja o una observación bienintencionada.
Detectar temas, momentos o situaciones de hipersensibilidad. Si observamos una actitud de defensividad en una determinada persona, será una manifestación clara de que el tema que se está tratando reviste importancia para ella (y que por tanto conviene andarse con especial tacto), o que en ese momento está alterada por algo, o que hay alguna razón por la que nuestra relación con esa persona se ha dañado, en poco o en mucho. Por ejemplo, si observamos que le ha contrariado que interrumpamos una explicación suya, podemos terciar, sin acritud, diciendo: "perdona, que te he interrumpido; di lo que ibas a decir".
Centrarse en los temas, sin enredarse en detalles nimios o en cuestiones colaterales que entorpecen el diálogo.
No derivar hacia el ataque personal. Siempre es mejor, por ejemplo, decir un "me ha molestado que llegues tarde y no me hayas avisado", que soltar un "eres un desconsiderado y un egoísta".
Disculparnos cuando advirtamos que nos hemos equivocado, y asumir con sencillez la responsabilidad que nos corresponda por nuestros errores.
Procurar reflejar el estado emocional del interlocutor. Si, por ejemplo, alguien nos expresa una queja o una preocupación que le cuesta manifestar, hemos de procurar reflejar que nos hacemos cargo de lo que siente en ese momento.
Ser generosos en el reconocimiento de los méritos de los demás, y no escamotear, cuando sea oportuno, los elogios razonables que destaquen y alaben explícitamente las cualidades del otro.
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Fuente: conoze.com
El principal obstáculo es que probablemente en nuestro interior tenemos grabadas unas respuestas emocionales negativas que no es fácil cambiar de la noche a la mañana. Por eso hemos de poner esfuerzo en familiarizarnos con respuestas emocionales más positivas, de modo que, con el tiempo, las vayamos evocando de forma más natural y espontánea, en la medida que las incorporemos más a nuestro repertorio emocional. Algunos ejemplos de esas capacidades emocionales pueden ser los siguientes:
Tranquilizarse a uno mismo, pues al enfadamos perdemos bastante de nuestra capacidad de escuchar, pensar y hablar con claridad, y la excitación del enfado tiende a generar un enfado mayor si uno no se da un tiempo muerto hasta lograr tranquilizarse.
Desintoxicarse de pensamientos negativos hipercríticos, que suelen ser los principales desencadenantes de conflictos. Cuando logramos darnos cuenta de que nos embargan pensamientos de ese tipo, y nos decidimos a hacerles frente, el problema suele estar ya casi resuelto.
Escuchar y hablar de modo que nuestras palabras no despierten la defensividad del interlocutor, es decir, que no las perciba como críticas u hostiles. De modo análogo, hemos de esforzarnos en escuchar a los demás sin interpretar como un ataque lo que quizá es una simple queja o una observación bienintencionada.
Detectar temas, momentos o situaciones de hipersensibilidad. Si observamos una actitud de defensividad en una determinada persona, será una manifestación clara de que el tema que se está tratando reviste importancia para ella (y que por tanto conviene andarse con especial tacto), o que en ese momento está alterada por algo, o que hay alguna razón por la que nuestra relación con esa persona se ha dañado, en poco o en mucho. Por ejemplo, si observamos que le ha contrariado que interrumpamos una explicación suya, podemos terciar, sin acritud, diciendo: "perdona, que te he interrumpido; di lo que ibas a decir".
Centrarse en los temas, sin enredarse en detalles nimios o en cuestiones colaterales que entorpecen el diálogo.
No derivar hacia el ataque personal. Siempre es mejor, por ejemplo, decir un "me ha molestado que llegues tarde y no me hayas avisado", que soltar un "eres un desconsiderado y un egoísta".
Disculparnos cuando advirtamos que nos hemos equivocado, y asumir con sencillez la responsabilidad que nos corresponda por nuestros errores.
Procurar reflejar el estado emocional del interlocutor. Si, por ejemplo, alguien nos expresa una queja o una preocupación que le cuesta manifestar, hemos de procurar reflejar que nos hacemos cargo de lo que siente en ese momento.
Ser generosos en el reconocimiento de los méritos de los demás, y no escamotear, cuando sea oportuno, los elogios razonables que destaquen y alaben explícitamente las cualidades del otro.
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Fuente: conoze.com
Lo que prima es el cuerpo / Autor: Víctor Corcoba Herrero
Se impone lo material. Con todas sus fuerzas. No se adormece. En todas las estaciones. Siempre está en temporada. Los cuerpos a la carta. Para eso están los salones de belleza, gimnasios, clínicas de cirugía estética, y demás santuarios de placeres. Nos lanzan sus cebos, con el mismo cuidado y mimo, que lo hacía mi abuelo cuando iba a pescar truchas al río Sil. El bombardeo publicitario nos engancha. Es un negocio redondo. Lo refrendan las estadísticas que nos sitúan a la cabeza de este mercado en la Unión Europea. Estar a la última moda y lucir un buen tipo se ha convertido, para muchos, en el salvoconducto para alcanzar el clímax del gusto y vivir del cuento. Un placer que, por otra parte, a veces, nos deja más sinsabores que sabores placenteros. El de ser dominados, por ejemplo. Para hacernos ver otra cosa está la tele y las revistas del cotilleo. Que sientan cátedra, por desgracia. Nos proponen estereotipos corporales que nos encienden la ilusión.
El cuerpo ya no se considera como realidad típicamente personal, como señal de identidad. Se reduce a pura materialidad y apariencia. No importan los retoques con tal de saborear las mieles del goce. Ya mismo surge una nueva hipoteca. La del cuerpo. Y los bancos y entidades crediticias serán dueños de nosotros, aún más si cabe. Claro. Los arreglitos valen un riñón y parte del otro. Haber si por lo menos desgrava en Hacienda. Somos cuerpos vendidos. Y todo por una boca bien dibujada y carnosa para seducir y rejuvenecer el look. O por unos pechos llenos de silicona. Encima no son de oro, ¡jolines! Hasta es posible cambiar la mirada. Es la imagen de una felicidad encerrada en el círculo vicioso del deseo más instintivo, que, para más INRI, promueve la esbeltez como sinónimo de salud y estética, mientras que la obesidad se relaciona con lo insano y antiestético. Para colmo de males, nos ofrecen el peso perfecto, las medidas perfectas... Consecuencia de todo ello, la anorexia. Los jóvenes, ya se sabe, necesitan tener modelos a imitar. Lo físico es la guinda. Luego resulta que, con tantas chapuzas corporales, chapoteo de tatuajes y demás pluscuamperfectos colgantes, ni nos reconocemos en el cuarto de baño. Otro gallo nos cantaría, sí los figurines no cotizasen en exclusiva. Hemos perdido el más común de los sentidos, el de mirarse a sí mismo con buenos ojos, aceptar lo que uno es, y lo que tiene, y decirse todos los días, lo que el enamorado dice a la flor. Es la mejor medicina para la salud y el bienestar.
Lo malo de todo este tinglado, es que hemos convertido los cuerpos serranos en serranías de carne. En pura materia, donde todo se compra y se vende. Olvidamos que somos más que un cuerpo bonito. La persona humana no puede renunciar a ser ella misma. Los modelos que nos presentan los poderosos medios de comunicación, no son, la verdad, muy aconsejables. Vivimos unos momentos donde todo vale, como cultura y cultivo. Incluido el culto al cuerpo. La publicidad es tan pujante y repetitiva que, no pocas personas, piensan que se es más feliz en función del grado de belleza física alcanzado. Siempre juvenil y sin arrugas. No se acepta que pasen los años y el cuidado corporal llega a convertirse en algo obsesivo y en un valor absoluto. Hemos caído en la trampa de considerar la vida del ser humano como una mercancía de consumo. Cuestión grave para vivir a corazón abierto. Todas estas contradicciones y situaciones paradójicas de bellezas exteriores, son síntomas de falta de armonía entre la lógica del bienestar y la lógica de los valores éticos fundados en la dignidad de la persona.
La nueva plasticidad del cuerpo, se ha puesto de moda. Poco importa lo espiritual. Lo físico, lo que entra por los ojos a primera vista, cada día es menos auténtico. ¿Quién lo diría? Las distintas clínicas son capaces de metamorfosearnos, y escapar, así, de nuestro cuerpo biológico. ¡Qué cara! ¿Y si yo me gusto, por qué cambiar? Prefiero ser un don Quijote y cambiar la sociedad. Para que se fije más en lo interno. En lo del corazón verdadero. En lo de la poesía en los labios. Y en lo de respirar el aroma de una mirada inocente que se injerta en el alma, con todo el amor del universo. ¡Esto sí que me libera y me asciende a las alturas!
La felicidad no la da un cuerpo dotado de hermosura, sino otros valores como pueden ser la entrega incondicional a los demás. La donación de uno mismo. Eso es lo que hay que fortalecer y reforzar. Lo que no se hace. Cada día, a poco que miremos a nuestro alrededor, notaremos la sed de alegrías, a pesar de tantos festines. La diversión verdadera es aquella que nos engrandece. Nos pone majos. Como si llevásemos un ángel a nuestro lado. Esos rostros de belleza sí que imprimen encanto. Esa dulzura, estilo y buen gusto, no es posible conseguirla en ninguna clínica o salón de belleza.
Muchos de nuestros contemporáneos han perdido el verdadero sentido de la vida y lo buscan en sucedáneos, en operaciones externas, en cambios de imagen y hasta de sexo, en un desenfrenado consumismo, en comilonas donde corre la droga, el alcohol o el erotismo a dos bandas: la homosexual (tan de moda hoy) y heterosexual. “Hay que probarlo todo”, leo en un anuncio por palabras. Buscan la placidez, pero el resultado es siempre una profunda tristeza, un vacío del corazón y muchas veces la desesperación. No se gustan por fuera porque han olvidado asearse por dentro. Ciertamente no es fácil. El capitalismo salvaje nos puede tanto, que nos atonta. Hasta hacernos perder la razón de ser, nuestra identidad y carácter, nuestros modales intrínsecos que nos vigorizan y vivifican, sobre todo en lo de ser una señorita de buen ver o un señor de buen vivir. Que no pasa, desde luego, por tener solamente un cuerpo diez. En cualquier caso, si deseamos llegar a la consecución de la alegría y ser un poco más felices, estoy convencido de que hemos de avanzar en una rigurosa ascética personal que nos haga más de los afectos (fondos) y menos de los aspectos (formas). Lo más gozoso es quererse uno antes por lo que se es, una persona en busca de la verdad y de sus creencias. Lo demás son aditamentos que nos atrapan y nos esclavizan.
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Fuente: Catholic.net
El cuerpo ya no se considera como realidad típicamente personal, como señal de identidad. Se reduce a pura materialidad y apariencia. No importan los retoques con tal de saborear las mieles del goce. Ya mismo surge una nueva hipoteca. La del cuerpo. Y los bancos y entidades crediticias serán dueños de nosotros, aún más si cabe. Claro. Los arreglitos valen un riñón y parte del otro. Haber si por lo menos desgrava en Hacienda. Somos cuerpos vendidos. Y todo por una boca bien dibujada y carnosa para seducir y rejuvenecer el look. O por unos pechos llenos de silicona. Encima no son de oro, ¡jolines! Hasta es posible cambiar la mirada. Es la imagen de una felicidad encerrada en el círculo vicioso del deseo más instintivo, que, para más INRI, promueve la esbeltez como sinónimo de salud y estética, mientras que la obesidad se relaciona con lo insano y antiestético. Para colmo de males, nos ofrecen el peso perfecto, las medidas perfectas... Consecuencia de todo ello, la anorexia. Los jóvenes, ya se sabe, necesitan tener modelos a imitar. Lo físico es la guinda. Luego resulta que, con tantas chapuzas corporales, chapoteo de tatuajes y demás pluscuamperfectos colgantes, ni nos reconocemos en el cuarto de baño. Otro gallo nos cantaría, sí los figurines no cotizasen en exclusiva. Hemos perdido el más común de los sentidos, el de mirarse a sí mismo con buenos ojos, aceptar lo que uno es, y lo que tiene, y decirse todos los días, lo que el enamorado dice a la flor. Es la mejor medicina para la salud y el bienestar.
Lo malo de todo este tinglado, es que hemos convertido los cuerpos serranos en serranías de carne. En pura materia, donde todo se compra y se vende. Olvidamos que somos más que un cuerpo bonito. La persona humana no puede renunciar a ser ella misma. Los modelos que nos presentan los poderosos medios de comunicación, no son, la verdad, muy aconsejables. Vivimos unos momentos donde todo vale, como cultura y cultivo. Incluido el culto al cuerpo. La publicidad es tan pujante y repetitiva que, no pocas personas, piensan que se es más feliz en función del grado de belleza física alcanzado. Siempre juvenil y sin arrugas. No se acepta que pasen los años y el cuidado corporal llega a convertirse en algo obsesivo y en un valor absoluto. Hemos caído en la trampa de considerar la vida del ser humano como una mercancía de consumo. Cuestión grave para vivir a corazón abierto. Todas estas contradicciones y situaciones paradójicas de bellezas exteriores, son síntomas de falta de armonía entre la lógica del bienestar y la lógica de los valores éticos fundados en la dignidad de la persona.
La nueva plasticidad del cuerpo, se ha puesto de moda. Poco importa lo espiritual. Lo físico, lo que entra por los ojos a primera vista, cada día es menos auténtico. ¿Quién lo diría? Las distintas clínicas son capaces de metamorfosearnos, y escapar, así, de nuestro cuerpo biológico. ¡Qué cara! ¿Y si yo me gusto, por qué cambiar? Prefiero ser un don Quijote y cambiar la sociedad. Para que se fije más en lo interno. En lo del corazón verdadero. En lo de la poesía en los labios. Y en lo de respirar el aroma de una mirada inocente que se injerta en el alma, con todo el amor del universo. ¡Esto sí que me libera y me asciende a las alturas!
La felicidad no la da un cuerpo dotado de hermosura, sino otros valores como pueden ser la entrega incondicional a los demás. La donación de uno mismo. Eso es lo que hay que fortalecer y reforzar. Lo que no se hace. Cada día, a poco que miremos a nuestro alrededor, notaremos la sed de alegrías, a pesar de tantos festines. La diversión verdadera es aquella que nos engrandece. Nos pone majos. Como si llevásemos un ángel a nuestro lado. Esos rostros de belleza sí que imprimen encanto. Esa dulzura, estilo y buen gusto, no es posible conseguirla en ninguna clínica o salón de belleza.
Muchos de nuestros contemporáneos han perdido el verdadero sentido de la vida y lo buscan en sucedáneos, en operaciones externas, en cambios de imagen y hasta de sexo, en un desenfrenado consumismo, en comilonas donde corre la droga, el alcohol o el erotismo a dos bandas: la homosexual (tan de moda hoy) y heterosexual. “Hay que probarlo todo”, leo en un anuncio por palabras. Buscan la placidez, pero el resultado es siempre una profunda tristeza, un vacío del corazón y muchas veces la desesperación. No se gustan por fuera porque han olvidado asearse por dentro. Ciertamente no es fácil. El capitalismo salvaje nos puede tanto, que nos atonta. Hasta hacernos perder la razón de ser, nuestra identidad y carácter, nuestros modales intrínsecos que nos vigorizan y vivifican, sobre todo en lo de ser una señorita de buen ver o un señor de buen vivir. Que no pasa, desde luego, por tener solamente un cuerpo diez. En cualquier caso, si deseamos llegar a la consecución de la alegría y ser un poco más felices, estoy convencido de que hemos de avanzar en una rigurosa ascética personal que nos haga más de los afectos (fondos) y menos de los aspectos (formas). Lo más gozoso es quererse uno antes por lo que se es, una persona en busca de la verdad y de sus creencias. Lo demás son aditamentos que nos atrapan y nos esclavizan.
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Fuente: Catholic.net
Acción y contemplación / Autor: Monseñor Antonio González
Los santos fueron a la vez gigantes del pensamiento, porque han amalgamado en su personalidad esas dos cosas que nosotros hemos disociado tanto: la acción y la contemplación. La oración es, en una hermosa frase de San Ambrosio, un sueño fecundo. La calma era su fuerza y así, sin ruido, vencían al mundo. San Agustín define a Dios en dos palabras, siempre actuando y siempre quieto. La vida religiosa efectivamente fructuosa está hecha de un sabio equilibrio entre la acción y la contemplación. San bernardo fue el hombre más activo de su siglo, pero era también el más contemplativo. Llevaba la soledad consigo, una soledad con su mundo interior que lo hacía feliz y superior a las cosas externas.
Realmente hemos perdido ese equilibrio, somos o pura oración subjetiva sin resonancia en la acción, o puro activismo que nos seca el alma. En ese clima de ruptura con nuestro mundo interior pululan los reformadores, que cuando rezan parecen anacoretas y cuando trabajan parecen títeres.
Alguno podría pensar que el sistema de vida es hoy tan distinto, que es imposible armonizar o vivir como lo hicieron los santos en la antigüedad. Yo diría que han cambiado las formas pero no el fondo. Los valores que emanan de la naturaleza humana son permanentes e inmutables tanto para el cuerpo como para el alma. Existe una manera de alimentarse, de amar, de pensar, de rezar, que no varía con las épocas. Todo está en armonizar la vida pública con la vida privada, pero esto depende de la calidad espiritual de cada uno, fruto de la cultura personal o de la riqueza interior de cada persona. Todo el problema reside aquí.
El drama del hombre es que ciertos bienes esenciales se pueden perder sin dolor y una vez perdidos no se recuperan más. La libertad, el entusiasmo, el sentido de lo espiritual. Hay facultades del hombre que se pierden para siempre por el mal uso que el hombre hace de ellas. Podemos abusar de la vista contemplando espectáculos degradantes o del oído escuchando mala música, pero no por eso quedarnos ni ciegos ni sordos. Pero si suprimimos el sentido crítico de las cosas, si nos acostumbramos a no razonar, somos como una marioneta agitada por influencias exteriores, como la publicidad, la propaganda, las corrientes de opinión.
Hay que preservar en nuestras vidas zonas de silencio y reflexión. Todavía podemos elegir entre las múltiples solicitaciones que nos asaltan y podemos rechazar lo malsano. Hay muchos, que habiéndose olvidado de abastecerse en la fuentes de la vida interior, tienen necesidad de ser constantemente reanimados por las aportaciones del mundo exterior, porque cuando entran dentro de si mismos, no hallan más que vacío y se apresura a huir.
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Fuente: conoze.com
Realmente hemos perdido ese equilibrio, somos o pura oración subjetiva sin resonancia en la acción, o puro activismo que nos seca el alma. En ese clima de ruptura con nuestro mundo interior pululan los reformadores, que cuando rezan parecen anacoretas y cuando trabajan parecen títeres.
Alguno podría pensar que el sistema de vida es hoy tan distinto, que es imposible armonizar o vivir como lo hicieron los santos en la antigüedad. Yo diría que han cambiado las formas pero no el fondo. Los valores que emanan de la naturaleza humana son permanentes e inmutables tanto para el cuerpo como para el alma. Existe una manera de alimentarse, de amar, de pensar, de rezar, que no varía con las épocas. Todo está en armonizar la vida pública con la vida privada, pero esto depende de la calidad espiritual de cada uno, fruto de la cultura personal o de la riqueza interior de cada persona. Todo el problema reside aquí.
El drama del hombre es que ciertos bienes esenciales se pueden perder sin dolor y una vez perdidos no se recuperan más. La libertad, el entusiasmo, el sentido de lo espiritual. Hay facultades del hombre que se pierden para siempre por el mal uso que el hombre hace de ellas. Podemos abusar de la vista contemplando espectáculos degradantes o del oído escuchando mala música, pero no por eso quedarnos ni ciegos ni sordos. Pero si suprimimos el sentido crítico de las cosas, si nos acostumbramos a no razonar, somos como una marioneta agitada por influencias exteriores, como la publicidad, la propaganda, las corrientes de opinión.
Hay que preservar en nuestras vidas zonas de silencio y reflexión. Todavía podemos elegir entre las múltiples solicitaciones que nos asaltan y podemos rechazar lo malsano. Hay muchos, que habiéndose olvidado de abastecerse en la fuentes de la vida interior, tienen necesidad de ser constantemente reanimados por las aportaciones del mundo exterior, porque cuando entran dentro de si mismos, no hallan más que vacío y se apresura a huir.
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Fuente: conoze.com
Los viajes de San Pablo Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM
Pablo inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra este "traidor" era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la ciudad en una canasta. Al bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los judíos cristianos porque no podían creer que él que tanto había perseguido se había convertido. De regreso a su ciudad nativa de Tarso, otra vez se unió Bernabé y juntos viajaron a Antioquía siriana, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada por la constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (del Griego << Christos >>, ungido). Después que regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y después navegaron a la isla de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus.
Una vez más en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisidia, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo con estas palabras: Hechos 13,46-47 "Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una transformación interior. La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun más radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.
La segunda jornada misionera, la cual duró del año 49 a 52, llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente a Frigia, Galacia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas Pablo predicó en el Areópago y sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero mas importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada. Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que solo así hay salvación y poder para bien.
La tercera jornada misionera cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador, demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.
Aparentemente la apelación de Pablo fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera, probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que nombró a Tito obispo en Creta y a Timoteo en Efeso. Volviendo a Roma, fue una vez más arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su confianza.
Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. -II Timoteo 1,12
Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. San Pablo, por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)
Una vez más en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisidia, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo con estas palabras: Hechos 13,46-47 "Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una transformación interior. La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun más radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.
La segunda jornada misionera, la cual duró del año 49 a 52, llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente a Frigia, Galacia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas Pablo predicó en el Areópago y sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero mas importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada. Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que solo así hay salvación y poder para bien.
La tercera jornada misionera cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador, demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.
Aparentemente la apelación de Pablo fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera, probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que nombró a Tito obispo en Creta y a Timoteo en Efeso. Volviendo a Roma, fue una vez más arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su confianza.
Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. -II Timoteo 1,12
Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. San Pablo, por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)
El mundo, desgarrado por conflictos, necesita una gran esperanza / Autor: Benedicto XVI
Homilía en la solemnidad de la Epifanía del Señor (6 de enero)
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 6 de enero en la celebración eucarística que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy a Cristo, luz del mundo, y su manifestación a las naciones. En el día de Navidad el mensaje de la liturgia era: "Hodie descendit lux magna super terram", "Hoy desciende una gran luz a la tierra" (Misal romano). En Belén, esta "gran luz" se presentó a un pequeño grupo de personas, a un minúsculo "resto de Israel": a la Virgen María, a su esposo José, y a algunos pastores. Una luz humilde, según el estilo del verdadero Dios. Una llamita encendida en la noche: un frágil niño recién nacido, que da vagidos en el silencio del mundo... Pero en torno a ese nacimiento oculto y desconocido resonaba el himno de alabanza de los coros celestiales, que cantaban gloria y paz (cf. Lc 2, 13-14).
Así, aquella luz, aun siendo pequeña cuando apareció en la tierra, se proyectaba con fuerza en los cielos. El nacimiento del Rey de los judíos había sido anunciado por una estrella que se podía ver desde muy lejos. Este fue el testimonio de "algunos Magos" que llegaron desde Oriente a Jerusalén poco después del nacimiento de Jesús, en tiempos del rey Herodes (cf. Mt 2, 1-2).
Una vez más, se comunican y se responden el cielo y la tierra, el cosmos y la historia. Las antiguas profecías se cumplen con el lenguaje de los astros. "De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel" (Nm 24, 17), había anunciado el vidente pagano Balaam, llamado a maldecir al pueblo de Israel y que, al contrario, lo bendijo porque, como Dios le reveló, "ese pueblo es bendito" (Nm 22, 12).
Cromacio de Aquileya, en su Comentario al evangelio de san Mateo, relacionando a Balaam con los Magos, escribe: "Aquel profetizó que Cristo vendría; estos lo vieron con los ojos de la fe". Y añade una observación importante: "Todos vieron la estrella, pero no todos comprendieron su sentido. Del mismo modo, nuestro Señor y Salvador nació para todos, pero no todos lo acogieron" (ib., 4, 1-2). Este es, en la perspectiva histórica, el significado del símbolo de la luz aplicado al nacimiento de Cristo: expresa la bendición especial de Dios en favor de la descendencia de Abraham, destinada a extenderse a todos los pueblos de la tierra.
De este modo, el acontecimiento evangélico que recordamos en la Epifanía, la visita de los Magos al Niño Jesús en Belén, nos remite a los orígenes de la historia del pueblo de Dios, es decir, a la llamada de Abraham, que encontramos en el capítulo 12 del libro del Génesis. Los primeros once capítulos son como grandes cuadros que responden a algunas preguntas fundamentales de la humanidad: ¿Cuál es el origen del universo y del género humano? ¿De dónde viene el mal? ¿Por qué hay diversas lenguas y civilizaciones?
Entre los relatos iniciales de la Biblia aparece una primera "alianza", establecida por Dios con Noé, después del diluvio. Se trata de una alianza universal, que atañe a toda la humanidad: el nuevo pacto con la familia de Noé es, a la vez, un pacto con "toda carne" (cf. Gn 9, 15). Luego, antes de la llamada de Abraham, se encuentra otro gran cuadro, muy importante para comprender el sentido de la Epifanía: el de la torre de Babel. El texto sagrado afirma que en los orígenes "todo el mundo tenía un mismo lenguaje e idénticas palabras" (Gn 11, 1). Después los hombres dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra" (Gn 11, 4). La consecuencia de este pecado de orgullo, análogo al de Adán y Eva, fue la confusión de las lenguas y la dispersión de la humanidad por toda la tierra (cf. Gn 11, 7-8). Esto es lo que significa "Babel"; fue una especie de maldición, semejante a la expulsión del paraíso terrenal.
En este punto se inicia la historia de la bendición, con la llamada de Abraham: comienza el gran plan de Dios para hacer de la humanidad una familia, mediante la alianza con un pueblo nuevo, elegido por él para que sea una bendición en medio de todas las naciones (cf. Gn 12, 1-3). Este plan divino se sigue realizando todavía y tuvo su momento culminante en el misterio de Cristo. Desde entonces se iniciaron "los últimos tiempos", en el sentido de que el plan fue plenamente revelado y realizado en Cristo, pero debe ser acogido por la historia humana, que sigue siendo siempre historia de fidelidad por parte de Dios y, lamentablemente, también de infidelidad por parte de nosotros los hombres.
La Iglesia misma, depositaria de la bendición, es santa y a la vez está compuesta de pecadores; está marcada por la tensión entre el "ya" y el "todavía no". En la plenitud de los tiempos Jesucristo vino a establecer la alianza: él mismo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el Sacramento de la fidelidad de Dios a su plan de salvación para la humanidad entera, para todos nosotros.
La llegada de los Magos de Oriente a Belén, para adorar al Mesías recién nacido, es la señal de la manifestación del Rey universal a los pueblos y a todos los hombres que buscan la verdad. Es el inicio de un movimiento opuesto al de Babel: de la confusión a la comprensión, de la dispersión a la reconciliación. Por consiguiente, descubrimos un vínculo entre la Epifanía y Pentecostés: si el nacimiento de Cristo, la Cabeza, es también el nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, en los Magos vemos a los pueblos que se agregan al resto de Israel, anunciando la gran señal de la "Iglesia políglota" realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua.
El amor fiel y tenaz de Dios, que mantiene siempre su alianza de generación en generación. Este es el "misterio" del que habla san Pablo en sus cartas, también en el pasaje de la carta a los Efesios que se acaba de proclamar. El Apóstol afirma que este misterio le "fue comunicado por una revelación" (Ef 3, 3) y él se encargó de darlo a conocer.
Este "misterio" de la fidelidad de Dios constituye la esperanza de la historia. Ciertamente, se le oponen fuerzas de división y atropello, que desgarran a la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos. En la historia, la Iglesia está al servicio de este "misterio" de bendición para la humanidad entera. En este misterio de la fidelidad de Dios, la Iglesia sólo cumple plenamente su misión cuando refleja en sí misma la luz de Cristo Señor, y así sirve de ayuda a los pueblos del mundo por el camino de la paz y del auténtico progreso.
En efecto, sigue siendo siempre válida la palabra de Dios revelada por medio del profeta Isaías: "La oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece" (Is 60, 2). Lo que el profeta anuncia a Jerusalén se cumple en la Iglesia de Cristo: "A tu luz caminarán las naciones, y los reyes al resplandor de tu aurora" (Is 60, 3).
Con Jesucristo la bendición de Abraham se extendió a todos los pueblos, a la Iglesia universal como nuevo Israel que acoge en su seno a la humanidad entera. Con todo, también hoy sigue siendo verdad lo que decía el profeta: "Espesa nube cubre a los pueblos" y nuestra historia. En efecto, no se puede decir que la globalización sea sinónimo de orden mundial; todo lo contrario. Los conflictos por la supremacía económica y el acaparamiento de los recursos energéticos e hídricos, y de las materias primas, dificultan el trabajo de quienes, en todos los niveles, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario.
Es necesaria una esperanza mayor, que permita preferir el bien común de todos al lujo de pocos y a la miseria de muchos. "Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, (...) pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano" (Spe salvi, 31), el Dios que se manifestó en el Niño de Belén y en el Crucificado Resucitado.
Si hay una gran esperanza, se puede perseverar en la sobriedad. Si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, y los hombres se arruinan a sí mismos y al mundo. La moderación no sólo es una regla ascética, sino también un camino de salvación para la humanidad.
Ya resulta evidente que sólo adoptando un estilo de vida sobrio, acompañado del serio compromiso por una distribución equitativa de las riquezas, será posible instaurar un orden de desarrollo justo y sostenible. Por esto, hacen falta hombres que alimenten una gran esperanza y posean por ello una gran valentía. La valentía de los Magos, que emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle sus dones preciosos. Todos necesitamos esta valentía, anclada en una firme esperanza.
Que nos la obtenga María, acompañándonos en nuestra peregrinación terrena con su protección materna. Amén.
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Traducción distribuida por «L'Osservatore Romano»
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 6 de enero en la celebración eucarística que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero.
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Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy a Cristo, luz del mundo, y su manifestación a las naciones. En el día de Navidad el mensaje de la liturgia era: "Hodie descendit lux magna super terram", "Hoy desciende una gran luz a la tierra" (Misal romano). En Belén, esta "gran luz" se presentó a un pequeño grupo de personas, a un minúsculo "resto de Israel": a la Virgen María, a su esposo José, y a algunos pastores. Una luz humilde, según el estilo del verdadero Dios. Una llamita encendida en la noche: un frágil niño recién nacido, que da vagidos en el silencio del mundo... Pero en torno a ese nacimiento oculto y desconocido resonaba el himno de alabanza de los coros celestiales, que cantaban gloria y paz (cf. Lc 2, 13-14).
Así, aquella luz, aun siendo pequeña cuando apareció en la tierra, se proyectaba con fuerza en los cielos. El nacimiento del Rey de los judíos había sido anunciado por una estrella que se podía ver desde muy lejos. Este fue el testimonio de "algunos Magos" que llegaron desde Oriente a Jerusalén poco después del nacimiento de Jesús, en tiempos del rey Herodes (cf. Mt 2, 1-2).
Una vez más, se comunican y se responden el cielo y la tierra, el cosmos y la historia. Las antiguas profecías se cumplen con el lenguaje de los astros. "De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel" (Nm 24, 17), había anunciado el vidente pagano Balaam, llamado a maldecir al pueblo de Israel y que, al contrario, lo bendijo porque, como Dios le reveló, "ese pueblo es bendito" (Nm 22, 12).
Cromacio de Aquileya, en su Comentario al evangelio de san Mateo, relacionando a Balaam con los Magos, escribe: "Aquel profetizó que Cristo vendría; estos lo vieron con los ojos de la fe". Y añade una observación importante: "Todos vieron la estrella, pero no todos comprendieron su sentido. Del mismo modo, nuestro Señor y Salvador nació para todos, pero no todos lo acogieron" (ib., 4, 1-2). Este es, en la perspectiva histórica, el significado del símbolo de la luz aplicado al nacimiento de Cristo: expresa la bendición especial de Dios en favor de la descendencia de Abraham, destinada a extenderse a todos los pueblos de la tierra.
De este modo, el acontecimiento evangélico que recordamos en la Epifanía, la visita de los Magos al Niño Jesús en Belén, nos remite a los orígenes de la historia del pueblo de Dios, es decir, a la llamada de Abraham, que encontramos en el capítulo 12 del libro del Génesis. Los primeros once capítulos son como grandes cuadros que responden a algunas preguntas fundamentales de la humanidad: ¿Cuál es el origen del universo y del género humano? ¿De dónde viene el mal? ¿Por qué hay diversas lenguas y civilizaciones?
Entre los relatos iniciales de la Biblia aparece una primera "alianza", establecida por Dios con Noé, después del diluvio. Se trata de una alianza universal, que atañe a toda la humanidad: el nuevo pacto con la familia de Noé es, a la vez, un pacto con "toda carne" (cf. Gn 9, 15). Luego, antes de la llamada de Abraham, se encuentra otro gran cuadro, muy importante para comprender el sentido de la Epifanía: el de la torre de Babel. El texto sagrado afirma que en los orígenes "todo el mundo tenía un mismo lenguaje e idénticas palabras" (Gn 11, 1). Después los hombres dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra" (Gn 11, 4). La consecuencia de este pecado de orgullo, análogo al de Adán y Eva, fue la confusión de las lenguas y la dispersión de la humanidad por toda la tierra (cf. Gn 11, 7-8). Esto es lo que significa "Babel"; fue una especie de maldición, semejante a la expulsión del paraíso terrenal.
En este punto se inicia la historia de la bendición, con la llamada de Abraham: comienza el gran plan de Dios para hacer de la humanidad una familia, mediante la alianza con un pueblo nuevo, elegido por él para que sea una bendición en medio de todas las naciones (cf. Gn 12, 1-3). Este plan divino se sigue realizando todavía y tuvo su momento culminante en el misterio de Cristo. Desde entonces se iniciaron "los últimos tiempos", en el sentido de que el plan fue plenamente revelado y realizado en Cristo, pero debe ser acogido por la historia humana, que sigue siendo siempre historia de fidelidad por parte de Dios y, lamentablemente, también de infidelidad por parte de nosotros los hombres.
La Iglesia misma, depositaria de la bendición, es santa y a la vez está compuesta de pecadores; está marcada por la tensión entre el "ya" y el "todavía no". En la plenitud de los tiempos Jesucristo vino a establecer la alianza: él mismo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el Sacramento de la fidelidad de Dios a su plan de salvación para la humanidad entera, para todos nosotros.
La llegada de los Magos de Oriente a Belén, para adorar al Mesías recién nacido, es la señal de la manifestación del Rey universal a los pueblos y a todos los hombres que buscan la verdad. Es el inicio de un movimiento opuesto al de Babel: de la confusión a la comprensión, de la dispersión a la reconciliación. Por consiguiente, descubrimos un vínculo entre la Epifanía y Pentecostés: si el nacimiento de Cristo, la Cabeza, es también el nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, en los Magos vemos a los pueblos que se agregan al resto de Israel, anunciando la gran señal de la "Iglesia políglota" realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua.
El amor fiel y tenaz de Dios, que mantiene siempre su alianza de generación en generación. Este es el "misterio" del que habla san Pablo en sus cartas, también en el pasaje de la carta a los Efesios que se acaba de proclamar. El Apóstol afirma que este misterio le "fue comunicado por una revelación" (Ef 3, 3) y él se encargó de darlo a conocer.
Este "misterio" de la fidelidad de Dios constituye la esperanza de la historia. Ciertamente, se le oponen fuerzas de división y atropello, que desgarran a la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos. En la historia, la Iglesia está al servicio de este "misterio" de bendición para la humanidad entera. En este misterio de la fidelidad de Dios, la Iglesia sólo cumple plenamente su misión cuando refleja en sí misma la luz de Cristo Señor, y así sirve de ayuda a los pueblos del mundo por el camino de la paz y del auténtico progreso.
En efecto, sigue siendo siempre válida la palabra de Dios revelada por medio del profeta Isaías: "La oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece" (Is 60, 2). Lo que el profeta anuncia a Jerusalén se cumple en la Iglesia de Cristo: "A tu luz caminarán las naciones, y los reyes al resplandor de tu aurora" (Is 60, 3).
Con Jesucristo la bendición de Abraham se extendió a todos los pueblos, a la Iglesia universal como nuevo Israel que acoge en su seno a la humanidad entera. Con todo, también hoy sigue siendo verdad lo que decía el profeta: "Espesa nube cubre a los pueblos" y nuestra historia. En efecto, no se puede decir que la globalización sea sinónimo de orden mundial; todo lo contrario. Los conflictos por la supremacía económica y el acaparamiento de los recursos energéticos e hídricos, y de las materias primas, dificultan el trabajo de quienes, en todos los niveles, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario.
Es necesaria una esperanza mayor, que permita preferir el bien común de todos al lujo de pocos y a la miseria de muchos. "Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, (...) pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano" (Spe salvi, 31), el Dios que se manifestó en el Niño de Belén y en el Crucificado Resucitado.
Si hay una gran esperanza, se puede perseverar en la sobriedad. Si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, y los hombres se arruinan a sí mismos y al mundo. La moderación no sólo es una regla ascética, sino también un camino de salvación para la humanidad.
Ya resulta evidente que sólo adoptando un estilo de vida sobrio, acompañado del serio compromiso por una distribución equitativa de las riquezas, será posible instaurar un orden de desarrollo justo y sostenible. Por esto, hacen falta hombres que alimenten una gran esperanza y posean por ello una gran valentía. La valentía de los Magos, que emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle sus dones preciosos. Todos necesitamos esta valentía, anclada en una firme esperanza.
Que nos la obtenga María, acompañándonos en nuestra peregrinación terrena con su protección materna. Amén.
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Traducción distribuida por «L'Osservatore Romano»
sábado, 5 de enero de 2008
"Con alegría adorad al Señor": Reconoced que es Dios / Autores: Conchi y Arturo
"¡Cantad al Señor con alegría,
habitantes de toda la tierra!
Con alegría adorad al Señor;
¡con gritos de alegría venid a su presencia!
Reconoced que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos;
¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!
Venid a sus puertas, entrad en su templo
cantando himnos de alabanza y gratitud.
¡Dadle gracias, bendecid su nombre!
Porque el Señor es bueno;
su amor es eterno
y su fidelidad no tiene fin."
Salmo 100 (99)
Dios se manifiesta a los hombres. Su luz nos deslumbra a todos. Unos, como los Reyes Magos queremos dejar todas nuestras comodidades y caminar en busca del Amor Trinitario venido al mundo como Verbo Encarnado. Otros, aparentemente dicen ser indiferentes a la luminosidad del Niño Jesús. Sin embargo, no hay luz de más potencia real que la que emana del corazón de Dios. Por lo tanto nadie puede quedarse quieto ante un foco que brilla poderosamente: O bien intentamos adaptarnos a la luz que nos deslumbra o sólo podemos cerrar los ojos, vivir en tinieblas y no desear ver al Salvador del mundo.
Como dice el salmo 100 (99) la invitación del Señor a conocerle es para todos los habitantes de la tierra. La actitud de los Reyes Magos, personas que gozaban de prestigio en su tierra y que dejaron todo para buscar al Mesías es la que nos interesa. Dios está a tu lado y te está mirando, Él es tu estrella. ¿Deseas adorarlo?. ¿Quieres dejar todo lo que te quita la paz y la alegría a sus pies? ¿Quieres al abrir los ojos cada mañana encontrarte con el Creador de tu vida ?
¿Eres capaz de reconocer que el Señor es Dios y que Él nos hizo y somos suyos?.
Dejar todo en las manos de Dios
Quizás el prestigio en la sociedad, la familia, el trabajo, los ambientes que frecuentamos sea un impedimento muy superior a lo que creemos para poder adorar con alegría al Señor. Ser vulnerables y caminar dejándose guiar en adoración por el mismo Dios es la única forma en la que nuestra conversión podrá ir creciendo cada día y transformándonos en el rostro encarnado de Cristo.
El prestigio, los miedos, las inseguridades, nuestras prevenciones ante los contratiempos sufridos en la vida, la condición social y también las tareas pastorales y evangelizadoras han de ser abandonadas ante Jesús a cada instante. Todo nuestro ser y sus actos deben ser una ofrenda agradable a Dios en adoración. Todos los bienes materiales y espirituales han de ser depositados ante quién tiene ardientes ansias por mostrarnos el único camino para cada uno de los seres humanos: la auténtica voluntad de Dios. Nosotros mismos, -con lo que hacemos, tenemos y pensamos,- somos el oro que los Reyes Magos dejaron ante el Niño Jesús.
Reconocemos que el Señor es Dios, que él nos hizo y somos suyos, cuando dejamos toda nuestra vida en sus manos y estamos dispuestos a seguirle y a no mirar atrás. Es entonces cuando nos convertimos en pueblo suyo y ovejas de su prado. Hay que meditar profundamente en oración el camino de ida y vuelta que realizamos en nuestra vida: ponemos todo a los pies del Señor pero a las pocas horas ya le estamos pidiendo prestadas nuevamente nuestras viejas ofrendas.
Volvemos sin saber como a sentirnos atraídos por el espíritu del mundo que nos reclama. En esos momentos retrocedemos y es cuando nos cansamos porque hemos vuelto otra vez al principio del camino. Los Reyes Magos al encontrarse con Jesús vuelven por otro camino distinto. Eran extranjeros, científicos, sabios, pero el conocimiento de Dios no les dejó volver a su pasado.
El mayor peligro que tenemos, si no maduramos la fe en oración y adoración, es el de no darnos cuenta de nuestros retrocesos y quedar huérfanos al lado del camino. Reconocer que uno ha retrocedido es saber que se ha perdido y debe retomar el rumbo mirando a la estrella que le ilumina, Dios mismo. No hay que atemorizarse por tener conciencia que uno se ha perdido, más bien debemos preocuparnos cuando creyendo andar estemos muy ocupados por tantas cosas que no sepamos de donde viene la luz del Salvador del mundo.
Dios siempre es fiel
La alegría de ponernos ante Dios y darle gracias tiene que estar asentada en saber que Dios siempre es fiel y que sólo la libertad que nos ha regalado como Hijos de Dios es la que nos aleja de su Voluntad llena de Vida. El mismo salmo 100 (99) nos lo recuerda: "Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin."
Vive estos días escuchando la voz del Padre desde el Cielo exclamando: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mt 3, 17). Sobre ti el Señor desea pronunciar esas mismas palabras segundo a segundo sólo necesita que le digas: "Sí, quiero seguir tus pasos, hacer vida tus Palabras". Por eso no pierdas jamás el tiempo y no te canses de adorarlo y alabarlo como está escrito en Isaias 61, 10-11:
"¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza."
Ya Dios manifestaba su voluntad en los profetas y nos hablaba y sigue haciéndolo hoy si deseas escuchar de sus labios lo que es para ti y se afirma en Isaias 62, 1-5:
"Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación;
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
No volverán a llamarte “Abandonada”
ni a tu tierra la llamarán “Destruida”,
sino que tu nombre será “Mi predilecta”
y el de tu tierra “Esposa mía”.
Porque tú eres la predilecta del Señor,
y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa,
te reconstruirá y será feliz contigo."
Ser testigo y heraldo de que Cristo es el Salvador
Los Reyes Magos fueron portadores de una Buena Noticia aún cuando no la habían constatado, pese a su sabiduría y conocimientos científicos. Van a Herodes a proclamársela y él constata que sus sacerdotes conocían el lugar del nacimiento, donde estaba el Niño Dios. Los Magos dejaron todas sus posesiones a los pies del Salvador y debieron tener tal alegría al encontrarse cara a cara con Jesús, que su camino sólo debió consistir en contar a todos lo que habían descubierto: la Fuente de la Vida. San Pablo en Romanos 10, 8-15, nos muestra el camino nuevo por el que hay que andar después de adorar al Mesías:
“La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.” Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia y con la boca se confiesa a Jesucristo para alcanzar la salvación.
La Escritura dice: “El que confía en Él no se verá defraudado. No hay diferencia entre judíos y no judíos, pues el mismo que es Señor de todos da con abundancia a cuantos le invocan. Acerca de esto dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzarán la salvación.” Pero, ¿cómo lo van a invocar, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si nadie les anuncia el mensaje? ¿Y cómo van a anunciarlo, si no hay quien los envíe? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!”.
Del 10 % a todo lo que necesito
Proclamar la Palabra de Dios es ponerla en práctca en nuestra vida. Sólo así seremos verdadera luz. Hoy se investigan nuevos datos de las fechas y el lugar del nacimiento de Jesús. Pese a ello, el conocimiento profundo de una persona no se realiza sólo por el lugar donde nació sino por la convivencia y el conocimiento real.
Vivir queriendo conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo es la única forma de que el mismo Dios nos lo revele.
Estamos convencidos que aunque se llegue a la conclusión de que Jesús nació en otro lugar nadie podrá demostrar que viniera al mundo de una manera ostentosa y opulenta. Cristo se mostró a los sencillos. Nació y vivió humildemente. Nunca utilizó su condición de Dios para imponerse y proponer el Plan de Dios. Sirvió a todos siendo el Señor y siempre hacía lo que luego decía: Oraba, curaba, compartía, multiplicaba y no se instaló nunca en un lugar permanente. Pasó haciendo el bien.
Tomemos como ejemplo los resultados de la encuesta que hemos realizado durante meses en nuestro blog:
"Dad y se os dará, una medida justa..." ¿Qué % de vuestros ingresos dedicais cada mes a atender enfermos, pobres, necesitados...?
Ninguno, por qué ingreso muy poco 16%
Un 1 % el 10%
Un 3 % el 8%
Un 5 % el 9%
Un 10 % el 55%
La mayoria que ha participado ha escogido la respuesta de aportar el 10% de los ingresos personales para colaborar con los más necesitados. Eso tiene la base bíblica de dar el diezmo:
"Entregad la décima parte de cuanto tenéis al tesoro del templo, para que haya alimentos en mi casa. Tratad después de probarme, os propone Yaveh de los ejércitos, y veréis que os abro la compuertas del cielo y derramo sobre vosotros la lluvia bendita." (Mal. 3,10)
Lo más importante no es sólo dar materialmente una parte de lo que tenemos, sino de lo que realmente necesitamos. La viuda pobre del Evangelio echó dos monedas de muy poco valor y Jesús llamó la atención de sus discípulos y les dijo:
"Os aseguro que ésta pobre viuda ha dado más que todos ellos pues todos han echado dinero que les sobraba. Ella en cambio ha dado todo lo que tenía." (Mt. 43, 44)
Una decisión personal
Dar todo lo que necesitamos supone renunciar paulatinamente a cosas materiales, ociosas, emocionales y afectivas, que nos hacen creer poderosos ante los demás y nos asientan en el egoísmo. Si no empezamos dando algo de lo que necesitamos nunca podremos dar todo a cambio de nada, sólo por amor. Esta renuncia debe hacerse libremente y como sabiamente aconseja San Pablo en 2Co. 9, 7:
"Cada uno dé según lo decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría".
Interiorizar de quien nos proviene todo lo que tenemos y somos es un paso espiritual importante. El Antiguo Testamento habla con claridad:
"Porque todo viene de ti y de tu mano proviene lo que te damos". (1ºCro. 29, 14)
"Comprendí que nunca tendría la sabiduría a no ser por un don de Dios y que ya era inteligencia saber de donde procede éste favor". (Sab. 8, 21)
¿Por qué no podemos renunciar al 99% de las horas de televisión que vemos y dedicarlas a la familia o a los enfermos? ¿Por qué no podemos renunciar a 2 de los 3 cafés que nos tomamos y entregar el dinero a los pobres? ¿Por qué no podemos renunciar a la mitad de los regalos que nos hacemos y destinar a los demás lo que nos costarían?... Podríamos hacer una larga lista de cosas de las que podríamos prescindir y compartir sin renunciar a nada de lo imprescindible para vivir cómodamente. Si somos incapaces de dar lo que no necesitamos pidamos la gracia de poder hacerlo para llegar a entregar toda nuestra vida a los demás donde nos espera el rostro de Cristo.
Adoremos, alabemos y oremos al Señor con salmos:
"¡Aleluya!
Alabaré al Señor con toda mi alma
Alabaré al Señor mientras yo viva;
cantaré himnos a mi Dios mientras yo exista.
No pongáis vuestra confianza en hombres importantes,
en simples hombres que no pueden salvar;
pues cuando mueren retornan al polvo,
y ese mismo día terminan sus proyectos.
Feliz quien recibe ayuda del Dios de Jacob,
quien pone su esperanza en el Señor su Dios.
Él hizo el cielo, la tierra y el mar,
y todo lo que hay en ellos.
Él siempre mantiene su palabra.
Hace justicia a los oprimidos
y da de comer a los hambrientos.
El Señor da libertad a los presos;
el Señor devuelve la vista a los ciegos;
el Señor levanta a los caídos;
el Señor ama a los hombres honrados.
El Señor protege a los extranjeros
y sostiene a los huérfanos y a las viudas,
pero hace que los malvados pierdan el camino.
Oh Sión,
el Señor reinará por siempre;
tu Dios reinará por todos los siglos.
¡Aleluya!"
Salmo 146 (145)
"¡Aleluya!
¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios!
¡A él se le deben dulces alabanzas!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y reúne a los dispersos de Israel.
Él sana a los que tienen roto el corazón
y les venda las heridas.
Él determina el número de las estrellas
y a cada una le pone nombre.
Grande es nuestro Dios y grande su poder;
su inteligencia es infinita.
El Señor levanta a los humildes,
pero humilla por completo a los malvados.
Cantad al Señor con gratitud;
cantad himnos a nuestro Dios al son del arpa.
Él cubre de nubes el cielo,
prepara la lluvia para la tierra,
hace crecer los pastos en los montes,
da de comer a los animales
y a las crías de los cuervos cuando chillan.
No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre
lo que más agrada al Señor;
a él le agradan los que le honran,
los que confían en su amor.
Jerusalén, alaba al Señor;
Sión, alaba a tu Dios.
Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.
Él trae la paz a tu territorio
y te satisface con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra,
y su palabra corre a toda prisa.
Él produce la nieve como si fuera lana
y esparce la escarcha como si fuera polvo.
Él envía el hielo en forma de granizo;
con el frío que envía, el agua se congela.
Pero envía su palabra, y la derrite;
hace soplar el viento, y el agua corre.
Él dio a conocer a Jacob, a Israel,
su palabra, sus leyes y decretos.
No hizo lo mismo con las otras naciones,
las cuales nunca conocieron sus decretos.
¡Aleluya!"
Salmo 146-147
¡Aleluya!
¡Alabad a Dios en su santuario!
¡Alabadle en su majestuosa bóveda celeste!
¡Alabadle por sus hechos poderosos!
¡Alabadle por su grandeza infinita!
¡Alabadle con toques de trompeta!
¡Alabadle con arpa y salterio!
¡Alabadle danzando al son de panderos!
¡Alabadle con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabadle con platillos sonoros!
¡Alabadle con platillos vibrantes!
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya!"
Salmo 150
Que cada instante alabemos a Dios porque vivimos para Él y con Él.
habitantes de toda la tierra!
Con alegría adorad al Señor;
¡con gritos de alegría venid a su presencia!
Reconoced que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos;
¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!
Venid a sus puertas, entrad en su templo
cantando himnos de alabanza y gratitud.
¡Dadle gracias, bendecid su nombre!
Porque el Señor es bueno;
su amor es eterno
y su fidelidad no tiene fin."
Salmo 100 (99)
Dios se manifiesta a los hombres. Su luz nos deslumbra a todos. Unos, como los Reyes Magos queremos dejar todas nuestras comodidades y caminar en busca del Amor Trinitario venido al mundo como Verbo Encarnado. Otros, aparentemente dicen ser indiferentes a la luminosidad del Niño Jesús. Sin embargo, no hay luz de más potencia real que la que emana del corazón de Dios. Por lo tanto nadie puede quedarse quieto ante un foco que brilla poderosamente: O bien intentamos adaptarnos a la luz que nos deslumbra o sólo podemos cerrar los ojos, vivir en tinieblas y no desear ver al Salvador del mundo.
Como dice el salmo 100 (99) la invitación del Señor a conocerle es para todos los habitantes de la tierra. La actitud de los Reyes Magos, personas que gozaban de prestigio en su tierra y que dejaron todo para buscar al Mesías es la que nos interesa. Dios está a tu lado y te está mirando, Él es tu estrella. ¿Deseas adorarlo?. ¿Quieres dejar todo lo que te quita la paz y la alegría a sus pies? ¿Quieres al abrir los ojos cada mañana encontrarte con el Creador de tu vida ?
¿Eres capaz de reconocer que el Señor es Dios y que Él nos hizo y somos suyos?.
Dejar todo en las manos de Dios
Quizás el prestigio en la sociedad, la familia, el trabajo, los ambientes que frecuentamos sea un impedimento muy superior a lo que creemos para poder adorar con alegría al Señor. Ser vulnerables y caminar dejándose guiar en adoración por el mismo Dios es la única forma en la que nuestra conversión podrá ir creciendo cada día y transformándonos en el rostro encarnado de Cristo.
El prestigio, los miedos, las inseguridades, nuestras prevenciones ante los contratiempos sufridos en la vida, la condición social y también las tareas pastorales y evangelizadoras han de ser abandonadas ante Jesús a cada instante. Todo nuestro ser y sus actos deben ser una ofrenda agradable a Dios en adoración. Todos los bienes materiales y espirituales han de ser depositados ante quién tiene ardientes ansias por mostrarnos el único camino para cada uno de los seres humanos: la auténtica voluntad de Dios. Nosotros mismos, -con lo que hacemos, tenemos y pensamos,- somos el oro que los Reyes Magos dejaron ante el Niño Jesús.
Reconocemos que el Señor es Dios, que él nos hizo y somos suyos, cuando dejamos toda nuestra vida en sus manos y estamos dispuestos a seguirle y a no mirar atrás. Es entonces cuando nos convertimos en pueblo suyo y ovejas de su prado. Hay que meditar profundamente en oración el camino de ida y vuelta que realizamos en nuestra vida: ponemos todo a los pies del Señor pero a las pocas horas ya le estamos pidiendo prestadas nuevamente nuestras viejas ofrendas.
Volvemos sin saber como a sentirnos atraídos por el espíritu del mundo que nos reclama. En esos momentos retrocedemos y es cuando nos cansamos porque hemos vuelto otra vez al principio del camino. Los Reyes Magos al encontrarse con Jesús vuelven por otro camino distinto. Eran extranjeros, científicos, sabios, pero el conocimiento de Dios no les dejó volver a su pasado.
El mayor peligro que tenemos, si no maduramos la fe en oración y adoración, es el de no darnos cuenta de nuestros retrocesos y quedar huérfanos al lado del camino. Reconocer que uno ha retrocedido es saber que se ha perdido y debe retomar el rumbo mirando a la estrella que le ilumina, Dios mismo. No hay que atemorizarse por tener conciencia que uno se ha perdido, más bien debemos preocuparnos cuando creyendo andar estemos muy ocupados por tantas cosas que no sepamos de donde viene la luz del Salvador del mundo.
Dios siempre es fiel
La alegría de ponernos ante Dios y darle gracias tiene que estar asentada en saber que Dios siempre es fiel y que sólo la libertad que nos ha regalado como Hijos de Dios es la que nos aleja de su Voluntad llena de Vida. El mismo salmo 100 (99) nos lo recuerda: "Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin."
Vive estos días escuchando la voz del Padre desde el Cielo exclamando: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mt 3, 17). Sobre ti el Señor desea pronunciar esas mismas palabras segundo a segundo sólo necesita que le digas: "Sí, quiero seguir tus pasos, hacer vida tus Palabras". Por eso no pierdas jamás el tiempo y no te canses de adorarlo y alabarlo como está escrito en Isaias 61, 10-11:
"¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza."
Ya Dios manifestaba su voluntad en los profetas y nos hablaba y sigue haciéndolo hoy si deseas escuchar de sus labios lo que es para ti y se afirma en Isaias 62, 1-5:
"Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación;
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
No volverán a llamarte “Abandonada”
ni a tu tierra la llamarán “Destruida”,
sino que tu nombre será “Mi predilecta”
y el de tu tierra “Esposa mía”.
Porque tú eres la predilecta del Señor,
y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa,
te reconstruirá y será feliz contigo."
Ser testigo y heraldo de que Cristo es el Salvador
Los Reyes Magos fueron portadores de una Buena Noticia aún cuando no la habían constatado, pese a su sabiduría y conocimientos científicos. Van a Herodes a proclamársela y él constata que sus sacerdotes conocían el lugar del nacimiento, donde estaba el Niño Dios. Los Magos dejaron todas sus posesiones a los pies del Salvador y debieron tener tal alegría al encontrarse cara a cara con Jesús, que su camino sólo debió consistir en contar a todos lo que habían descubierto: la Fuente de la Vida. San Pablo en Romanos 10, 8-15, nos muestra el camino nuevo por el que hay que andar después de adorar al Mesías:
“La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.” Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia y con la boca se confiesa a Jesucristo para alcanzar la salvación.
La Escritura dice: “El que confía en Él no se verá defraudado. No hay diferencia entre judíos y no judíos, pues el mismo que es Señor de todos da con abundancia a cuantos le invocan. Acerca de esto dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzarán la salvación.” Pero, ¿cómo lo van a invocar, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si nadie les anuncia el mensaje? ¿Y cómo van a anunciarlo, si no hay quien los envíe? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!”.
Del 10 % a todo lo que necesito
Proclamar la Palabra de Dios es ponerla en práctca en nuestra vida. Sólo así seremos verdadera luz. Hoy se investigan nuevos datos de las fechas y el lugar del nacimiento de Jesús. Pese a ello, el conocimiento profundo de una persona no se realiza sólo por el lugar donde nació sino por la convivencia y el conocimiento real.
Vivir queriendo conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo es la única forma de que el mismo Dios nos lo revele.
Estamos convencidos que aunque se llegue a la conclusión de que Jesús nació en otro lugar nadie podrá demostrar que viniera al mundo de una manera ostentosa y opulenta. Cristo se mostró a los sencillos. Nació y vivió humildemente. Nunca utilizó su condición de Dios para imponerse y proponer el Plan de Dios. Sirvió a todos siendo el Señor y siempre hacía lo que luego decía: Oraba, curaba, compartía, multiplicaba y no se instaló nunca en un lugar permanente. Pasó haciendo el bien.
Tomemos como ejemplo los resultados de la encuesta que hemos realizado durante meses en nuestro blog:
"Dad y se os dará, una medida justa..." ¿Qué % de vuestros ingresos dedicais cada mes a atender enfermos, pobres, necesitados...?
Ninguno, por qué ingreso muy poco 16%
Un 1 % el 10%
Un 3 % el 8%
Un 5 % el 9%
Un 10 % el 55%
La mayoria que ha participado ha escogido la respuesta de aportar el 10% de los ingresos personales para colaborar con los más necesitados. Eso tiene la base bíblica de dar el diezmo:
"Entregad la décima parte de cuanto tenéis al tesoro del templo, para que haya alimentos en mi casa. Tratad después de probarme, os propone Yaveh de los ejércitos, y veréis que os abro la compuertas del cielo y derramo sobre vosotros la lluvia bendita." (Mal. 3,10)
Lo más importante no es sólo dar materialmente una parte de lo que tenemos, sino de lo que realmente necesitamos. La viuda pobre del Evangelio echó dos monedas de muy poco valor y Jesús llamó la atención de sus discípulos y les dijo:
"Os aseguro que ésta pobre viuda ha dado más que todos ellos pues todos han echado dinero que les sobraba. Ella en cambio ha dado todo lo que tenía." (Mt. 43, 44)
Una decisión personal
Dar todo lo que necesitamos supone renunciar paulatinamente a cosas materiales, ociosas, emocionales y afectivas, que nos hacen creer poderosos ante los demás y nos asientan en el egoísmo. Si no empezamos dando algo de lo que necesitamos nunca podremos dar todo a cambio de nada, sólo por amor. Esta renuncia debe hacerse libremente y como sabiamente aconseja San Pablo en 2Co. 9, 7:
"Cada uno dé según lo decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría".
Interiorizar de quien nos proviene todo lo que tenemos y somos es un paso espiritual importante. El Antiguo Testamento habla con claridad:
"Porque todo viene de ti y de tu mano proviene lo que te damos". (1ºCro. 29, 14)
"Comprendí que nunca tendría la sabiduría a no ser por un don de Dios y que ya era inteligencia saber de donde procede éste favor". (Sab. 8, 21)
¿Por qué no podemos renunciar al 99% de las horas de televisión que vemos y dedicarlas a la familia o a los enfermos? ¿Por qué no podemos renunciar a 2 de los 3 cafés que nos tomamos y entregar el dinero a los pobres? ¿Por qué no podemos renunciar a la mitad de los regalos que nos hacemos y destinar a los demás lo que nos costarían?... Podríamos hacer una larga lista de cosas de las que podríamos prescindir y compartir sin renunciar a nada de lo imprescindible para vivir cómodamente. Si somos incapaces de dar lo que no necesitamos pidamos la gracia de poder hacerlo para llegar a entregar toda nuestra vida a los demás donde nos espera el rostro de Cristo.
Adoremos, alabemos y oremos al Señor con salmos:
"¡Aleluya!
Alabaré al Señor con toda mi alma
Alabaré al Señor mientras yo viva;
cantaré himnos a mi Dios mientras yo exista.
No pongáis vuestra confianza en hombres importantes,
en simples hombres que no pueden salvar;
pues cuando mueren retornan al polvo,
y ese mismo día terminan sus proyectos.
Feliz quien recibe ayuda del Dios de Jacob,
quien pone su esperanza en el Señor su Dios.
Él hizo el cielo, la tierra y el mar,
y todo lo que hay en ellos.
Él siempre mantiene su palabra.
Hace justicia a los oprimidos
y da de comer a los hambrientos.
El Señor da libertad a los presos;
el Señor devuelve la vista a los ciegos;
el Señor levanta a los caídos;
el Señor ama a los hombres honrados.
El Señor protege a los extranjeros
y sostiene a los huérfanos y a las viudas,
pero hace que los malvados pierdan el camino.
Oh Sión,
el Señor reinará por siempre;
tu Dios reinará por todos los siglos.
¡Aleluya!"
Salmo 146 (145)
"¡Aleluya!
¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios!
¡A él se le deben dulces alabanzas!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y reúne a los dispersos de Israel.
Él sana a los que tienen roto el corazón
y les venda las heridas.
Él determina el número de las estrellas
y a cada una le pone nombre.
Grande es nuestro Dios y grande su poder;
su inteligencia es infinita.
El Señor levanta a los humildes,
pero humilla por completo a los malvados.
Cantad al Señor con gratitud;
cantad himnos a nuestro Dios al son del arpa.
Él cubre de nubes el cielo,
prepara la lluvia para la tierra,
hace crecer los pastos en los montes,
da de comer a los animales
y a las crías de los cuervos cuando chillan.
No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre
lo que más agrada al Señor;
a él le agradan los que le honran,
los que confían en su amor.
Jerusalén, alaba al Señor;
Sión, alaba a tu Dios.
Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.
Él trae la paz a tu territorio
y te satisface con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra,
y su palabra corre a toda prisa.
Él produce la nieve como si fuera lana
y esparce la escarcha como si fuera polvo.
Él envía el hielo en forma de granizo;
con el frío que envía, el agua se congela.
Pero envía su palabra, y la derrite;
hace soplar el viento, y el agua corre.
Él dio a conocer a Jacob, a Israel,
su palabra, sus leyes y decretos.
No hizo lo mismo con las otras naciones,
las cuales nunca conocieron sus decretos.
¡Aleluya!"
Salmo 146-147
¡Aleluya!
¡Alabad a Dios en su santuario!
¡Alabadle en su majestuosa bóveda celeste!
¡Alabadle por sus hechos poderosos!
¡Alabadle por su grandeza infinita!
¡Alabadle con toques de trompeta!
¡Alabadle con arpa y salterio!
¡Alabadle danzando al son de panderos!
¡Alabadle con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabadle con platillos sonoros!
¡Alabadle con platillos vibrantes!
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya!"
Salmo 150
Que cada instante alabemos a Dios porque vivimos para Él y con Él.
El escándalo del aborto llama a despertar conciencias / Autora: Marta Lago
Entrevista con el presidente del Instituto de Política Familiar en España
MADRID/BRUSELAS, (ZENIT.org).- Europa, un aborto cada treinta segundos; España, un aborto cada cinco minutos. El reciente estallido de la magnitud del aborto en suelo español al menos está movilizando la conciencia ciudadana y se puede emprender el camino «del principio del fin» de esta tragedia, confía el presidente del Instituto de Política Familiar (IPF) en el país, Eduardo Hertfelder.
De su mano nació esta institución civil (http://www.ipfe.org) hace siete años en España. Su implantación es internacional. Está presente en Francia, Noruega, Suiza, Bélgica --con delegación propia en Bruselas--, y en parte de Latinoamérica. Está en el Intergrupo de Familia e Infancia del Parlamento Europeo y goza de estatus consultivo en las Naciones Unidas.
El IPF busca el apoyo y la promoción de la institución familiar a través de la sensibilización de la sociedad haciendo visible la problemática que sufre la familia.
Para ello realiza informes, estudios y encuestas --que analizan la realidad con ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos, partiendo rigurosamente de estadísticas oficiales-- y genera propuestas y soluciones que presenta a la sociedad y a las Administraciones Públicas y partidos políticos para implementar una verdadera política integral de la familia.
«Queremos que la familia sea considerada como patrimonio de la humanidad por parte de las legislaciones nacionales y supranacionales», declara Hertfelder a Zenit; «que se desarrollen normas y políticas públicas con perspectiva de familia» porque «no basta con considerarla en el plano teórico».
«Hay que pasar al terreno práctico tratando a la familia como célula básica de la sociedad», una demanda que Hertfelder desarrolla en esta entrevista concedida a Zenit a raíz de la evidencia de la magnitud del aborto en España, un drama que no conoce fronteras.
--Ha estallado el escándalo del aborto en España. El IPF tuvo que dar la voz de alarma porque el Ministerio de Sanidad estaba ocultando las cifras de abortos...
--Eduardo Hertfelder: Así es. El proceso es el siguiente: las clínicas abortivas, cuando practican abortos quirúrgicos, envían esos datos a las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas y éstas a su vez los transmiten al Ministerio de Sanidad, el cual, con todo ello, elabora un informe que tiene que estar preparado al final de cada año respecto al anterior, esto es, en diciembre de 2007 --como muy tarde-- se tienen que publicar los datos correspondientes a 2006.
Pero el Ministerio de Sanidad --en las distintas Administraciones y más en la actual-- está promocionando el aborto en varios niveles: ante todo con la falta de visibilidad del número de abortos. Pero también digamos que se engaña a la gente con la terminología, porque ya no se habla de aborto, sino de «interrupción voluntaria del embarazo», y ni siquiera de ello, sino de sus siglas, «IVE». Tampoco se habla ya de número de abortos, sino de tasa de abortos, y cuando se transmite a la sociedad, por ejemplo, que la tasa de abortos se ha elevado del 9,60 al 10,62 (en un año), pasa inadvertido este drama; la gente es insensible a lo que sucede. Si además la publicación de estos datos se realiza a finales de año -cumpliendo la ley--, pero en plenas vacaciones [de Navidad. NdR], pasa absolutamente desapercibido.
Consideramos que sido deliberado, por parte de la Administración, el intento de que esta realidad pasara desapercibida. Hemos demandado que los datos se vayan publicando a medida que se conozcan, primero por parte de las Comunidades Autónomas, y que luego la Administración Central no espere al último día.
Esta vez se llegó al extremo de que, habiendo comenzado el año 2008, todavía no se habían publicado las cifras de 2006, y nos consta que ello obedecía a que el número anual de abortos había cruzado el umbral de los 100 mil.
Publicamos desde el IPF una nota el 2 de enero denunciando esta ocultación; enseguida los medios de comunicación empezaron a difundirla y a llamar al Ministerio de Sanidad; éste cita la presión de los medios y de los distintos agentes sociales para haber hecho públicos los datos al poco tiempo.
--¿Opina que existe alguna relación con el hecho de que se destapara, también recientemente, la actuación ilegal de clínicas abortistas?
--Eduardo Hertfelder: Efectivamente. Es que no sólo las cifras de abortos eran muy significativas, sino que por primera vez en España, después de mucho tiempo, se había reavivado el debate del aborto al difundirse un vídeo, hace un año, en la televisión pública danesa sobre casos de práctica ilegal del aborto en nuestro país. Eso provocó la movilización legal de una plataforma ciudadana, «E-cristians», que fue tenida en cuenta y provocó que recientemente se desencadenara en Madrid y en Barcelona el cierre judicial de algunas clínicas que estaban realizando abortos ilegales.
Se pudo contemplar qué significa realmente el aborto; se pudo saber de médicos -si se les puede llamar así- sin escrúpulos que sólo buscan aumentar su negocio a costa de madre e hijo. Se produjo una sensibilización de la sociedad al ver estas imágenes espeluznantes. Intentando frenar el debate, la Administración por su parte retenía las cifras. La sociedad reclamó esos datos y no ha habido más remedio que publicarlos.
--¿Qué realidad reflejan las estadísticas oficiales?
--Eduardo Hertfelder: Que en España se han practicado 101.592 abortos en 2006.
Para captar la magnitud de lo que estamos hablando esto se traduce en que se practica un aborto cada cinco minutos en nuestro país. Cada día, 278 abortos; en una hora, 12 abortos. Esto debería hacer reflexionar a las Administraciones.
Además tengamos en cuenta que el aborto se ha duplicado en España en los últimos diez años, que el ritmo de crecimiento de esta práctica en nuestro país es el mayor de los 27 países de la Unión Europea, que la legislación española al respecto es muy débil [el Código Penal despenaliza el aborto en caso de malformación del feto (hasta las 22 semanas de gestación), en caso de violación (hasta las 12 semanas); en tercer lugar, se puede abortar sin límite de tiempo en caso de riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, pero tal riesgo ha de ser grave. NdR].
El «riesgo físico y psicológico» implica que el 97% de los abortos se practican bajo esta previsión. Dentro de ese 97% --según nuestras estimaciones, porque faltan datos oficiales-- más del 90% de los abortos se acogen al riesgo psicológico, que se ha convertido en el gran coladero del aborto, dado que incluso ese riesgo psicológico no contempla límites de plazo: se puede abortar en cualquier momento de la gestación. Por eso, aunque no «de derecho», sí se produce «de hecho» el aborto libre en España.
--Aparte de esta permisividad legal, ¿qué otros motivos están llevando al aborto, a su incremento, a decidirse por esa dramática opción?
--Eduardo Hertfelder: En primer lugar insistamos en que el aborto es un negocio para muchísimas personas a costa de la vida de los niños y del drama y del daño psicológico que produce a las madres.
En segundo lugar existe una campaña errónea: se ha transmitido a la sociedad la «educación» -por llamarla así- sexual del «haz lo que quieras, como quieras y con quien quieras, porque se trata de un juego sin consecuencias». Se transmite una visión de la sexualidad centrada en la genitalidad, desgajada del amor y de la entrega a otra persona; se inculca, por ejemplo, que el preservativo es 100% «seguro», cuando científicamente no es así; y si hay algún «problema» se «soluciona» con la «píldora del día después». Todo esto además supone un gran negocio en España para clínicas, médicos y empresas farmacéuticas. Y está llevando a un aumento de los embarazos no deseados, por lo que se recurre al aborto quirúrgico.
--La divulgación científica y una información al alcance de todos hace difícil pensar que quien practica, colabora o recurre al aborto no sepa que se trata de la eliminación de una persona...
--Eduardo Hertfelder: El ser humano cae muchas veces en la negación, en todos los sentidos, y no quiere ver la problemática, porque de ser así hay que comprometerse. Además reiteradamente se ha transmitido que el aborto no tiene trascendencia, que es un «derecho», y que se gesta «algo» --no «alguien»-- que se puede extirpar en cualquier momento, y que no produce daños psicológicos a la madre ni para el niño -porque se difunde que no es tal--.
Ante esta visión ha faltado una reacción clara y una transmisión veraz de qué es el aborto. Cargamos ahora con las consecuencias de que se haya impregnado «con éxito» a la sociedad de una «cultura» contraria a la persona y a la vida.
--Todo este escándalo ha suscitado al menos perplejidad en la opinión pública. Podría ser un momento adecuado para despertar la conciencia personal y social de la gravedad del aborto y de sus repercusiones. ¿Qué sugiere para frenar esta tendencia del aborto e incluso ponerle punto final?
--Eduardo Hertfelder: No sólo «podría», sino que éste tiene que ser el momento que marque un punto de inflexión para que la gente se sensibilice sobre que realmente se están eliminando personas, y psicológicamente también se está destruyendo la vida de la madre, abocada al aborto.
Paradójicamente, ante estas cifras de abortos, la tendencia es incrementar la píldora del día después y el preservativo, por ejemplo. En lugar de admitir que se ha transmitido una visión errónea e irresponsable de la sexualidad, y que esto lleva al aborto y a su incremento, se incide en los medios contraceptivos. Por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que esto no da resultado.
Es el momento, subrayo, de que haya un giro, y ello dependerá de la movilización de la sociedad civil y de la exigencia que se transmita a los partidos políticos y a las Administraciones. Si se prosigue con esta sensibilización que está produciéndose en muchos sectores y niveles de la sociedad española, será el comienzo del fin del aborto en España. Pero aún queda camino.
--El IPF tiene experiencia en el análisis de problemáticas familiares y en la aportación de soluciones. Goza de estatus consultivo especial con el Consejo Económico y Social de la ONU. ¿Podría apuntar algunos pasos en este camino que opta por la vida, o algunas medidas para que la sociedad prosiga en su movilización?
--Eduardo Hertfelder: Sí. Se trata de actuaciones a varios niveles. En primer lugar, se requiere seguir sensibilizando a la sociedad a través de los medios de comunicación, de dar visibilidad a esta problemática, pero también hay que llegar a las Administraciones. Por ejemplo, dado que en España emprendemos ahora el itinerario electoral, desde el IPF y otras instituciones estamos teniendo contactos con los partidos políticos para que incluyan medidas ante todo de apoyo a la mujer embarazada, para que ésta no sufra obstáculos para tener los hijos que quiera; hay que implementar los mecanismos de apoyo a la natalidad, se necesita voluntad política de ayuda a la mujer embarazada. Pensemos, por ejemplo, en la población inmigrante, cuyos recursos económicos son muy limitados: estamos hablando del 10% de nuestro país.
Por otro lado, está la propia ley del aborto en España. Ante todo, se necesita un compromiso para evitar el «coladero» del que hablábamos antes. En segundo lugar es necesario llegar a eliminar ese supuesto normativo del «riesgo psicológico», porque cuando una persona tiene un problema psicológico hay que ayudarle a resolverlo, no a crear otro aún mayor. Como primera etapa, eliminando ese «riesgo psicológico» de la ley, se evitaría ya el 90% de los abortos. Si se logra esto, y se sigue concienciando a la sociedad, se pueden emprender otras etapas hasta que verdaderamente la vida sea totalmente defendida en España.
--Desde que se «legalizó» el aborto en España, en 1985, se ha superado la cifra de 1.100.000 abortos registrados hasta el año 2006...
--Y por esos niños a los que se les ha impedido nacer también ha quedado afectada la vida de los padres por la decisión del aborto, por no mencionar a otros familiares. La cifra de personas digamos destruidas se multiplica...
--¿El IPF ha pulsado la reacción internacional al escándalo del aborto?
--Eduardo Hertfelder: Así es. En nuestra publicación del «Informe de la evolución de la Familia en Europa 2006» [NdR: disponible en el enlace http://www.ipfe.org/Informe_Evolucion_Familia_Europa_2006_Espanol.pdf ] advertimos hace unos meses de que en Europa se practican un millón de abortos al año, o sea, un aborto cada treinta segundos.
Presentamos este informe en el Parlamento Europeo, convocando una reunión abierta, y muchos europarlamentarios y representantes de medios de comunicación admitieron que hasta entonces no tenían conciencia de la gravedad de lo que se está viviendo. Por unas u otras razones, era un tema que no se había abordado y constataron que debía entrar en la agenda política y mediática. Han empezado a sensibilizarse y se está creando una corriente de apoyo a la vida y a la mujer embarazada en el Parlamento Europeo, si bien aún incipiente.
Confirmo que se está produciendo un surgimiento de distintas iniciativas en esta línea en muchos lugares. Se ha creado -y el IPF lo ha apoyado- un frente parlamentario mundial por la vida, es decir, distintos parlamentarios se han comprometido a luchar por la vida en sus respectivos parlamentos. De hecho, nació en Chile esa experiencia, y allí se logró frenar, por mayoría, una ley pro-aborto de Bachelet. Esa iniciativa local se está extendiendo: dentro de la sociedad también se están sensibilizando los parlamentarios, y es el comienzo para que se cree una cultura a favor de la vida y una legislación a favor de la vida.
El siguiente paso será en la ONU. En su seno el IPF, con distintos grupos también con estatus consultivo, tuvo una actuación muy importante denunciando el infanticidio femenino en China a través del aborto. Hemos logrado que la ONU lo empiece a abordar a través de sus documentos. Es un primer paso que tanto en ese nivel como en el Parlamento Europeo y en los nacionales se empiece a contemplar el tema de la vida como tema de agenda de debate y legislativa.
MADRID/BRUSELAS, (ZENIT.org).- Europa, un aborto cada treinta segundos; España, un aborto cada cinco minutos. El reciente estallido de la magnitud del aborto en suelo español al menos está movilizando la conciencia ciudadana y se puede emprender el camino «del principio del fin» de esta tragedia, confía el presidente del Instituto de Política Familiar (IPF) en el país, Eduardo Hertfelder.
De su mano nació esta institución civil (http://www.ipfe.org) hace siete años en España. Su implantación es internacional. Está presente en Francia, Noruega, Suiza, Bélgica --con delegación propia en Bruselas--, y en parte de Latinoamérica. Está en el Intergrupo de Familia e Infancia del Parlamento Europeo y goza de estatus consultivo en las Naciones Unidas.
El IPF busca el apoyo y la promoción de la institución familiar a través de la sensibilización de la sociedad haciendo visible la problemática que sufre la familia.
Para ello realiza informes, estudios y encuestas --que analizan la realidad con ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos, partiendo rigurosamente de estadísticas oficiales-- y genera propuestas y soluciones que presenta a la sociedad y a las Administraciones Públicas y partidos políticos para implementar una verdadera política integral de la familia.
«Queremos que la familia sea considerada como patrimonio de la humanidad por parte de las legislaciones nacionales y supranacionales», declara Hertfelder a Zenit; «que se desarrollen normas y políticas públicas con perspectiva de familia» porque «no basta con considerarla en el plano teórico».
«Hay que pasar al terreno práctico tratando a la familia como célula básica de la sociedad», una demanda que Hertfelder desarrolla en esta entrevista concedida a Zenit a raíz de la evidencia de la magnitud del aborto en España, un drama que no conoce fronteras.
--Ha estallado el escándalo del aborto en España. El IPF tuvo que dar la voz de alarma porque el Ministerio de Sanidad estaba ocultando las cifras de abortos...
--Eduardo Hertfelder: Así es. El proceso es el siguiente: las clínicas abortivas, cuando practican abortos quirúrgicos, envían esos datos a las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas y éstas a su vez los transmiten al Ministerio de Sanidad, el cual, con todo ello, elabora un informe que tiene que estar preparado al final de cada año respecto al anterior, esto es, en diciembre de 2007 --como muy tarde-- se tienen que publicar los datos correspondientes a 2006.
Pero el Ministerio de Sanidad --en las distintas Administraciones y más en la actual-- está promocionando el aborto en varios niveles: ante todo con la falta de visibilidad del número de abortos. Pero también digamos que se engaña a la gente con la terminología, porque ya no se habla de aborto, sino de «interrupción voluntaria del embarazo», y ni siquiera de ello, sino de sus siglas, «IVE». Tampoco se habla ya de número de abortos, sino de tasa de abortos, y cuando se transmite a la sociedad, por ejemplo, que la tasa de abortos se ha elevado del 9,60 al 10,62 (en un año), pasa inadvertido este drama; la gente es insensible a lo que sucede. Si además la publicación de estos datos se realiza a finales de año -cumpliendo la ley--, pero en plenas vacaciones [de Navidad. NdR], pasa absolutamente desapercibido.
Consideramos que sido deliberado, por parte de la Administración, el intento de que esta realidad pasara desapercibida. Hemos demandado que los datos se vayan publicando a medida que se conozcan, primero por parte de las Comunidades Autónomas, y que luego la Administración Central no espere al último día.
Esta vez se llegó al extremo de que, habiendo comenzado el año 2008, todavía no se habían publicado las cifras de 2006, y nos consta que ello obedecía a que el número anual de abortos había cruzado el umbral de los 100 mil.
Publicamos desde el IPF una nota el 2 de enero denunciando esta ocultación; enseguida los medios de comunicación empezaron a difundirla y a llamar al Ministerio de Sanidad; éste cita la presión de los medios y de los distintos agentes sociales para haber hecho públicos los datos al poco tiempo.
--¿Opina que existe alguna relación con el hecho de que se destapara, también recientemente, la actuación ilegal de clínicas abortistas?
--Eduardo Hertfelder: Efectivamente. Es que no sólo las cifras de abortos eran muy significativas, sino que por primera vez en España, después de mucho tiempo, se había reavivado el debate del aborto al difundirse un vídeo, hace un año, en la televisión pública danesa sobre casos de práctica ilegal del aborto en nuestro país. Eso provocó la movilización legal de una plataforma ciudadana, «E-cristians», que fue tenida en cuenta y provocó que recientemente se desencadenara en Madrid y en Barcelona el cierre judicial de algunas clínicas que estaban realizando abortos ilegales.
Se pudo contemplar qué significa realmente el aborto; se pudo saber de médicos -si se les puede llamar así- sin escrúpulos que sólo buscan aumentar su negocio a costa de madre e hijo. Se produjo una sensibilización de la sociedad al ver estas imágenes espeluznantes. Intentando frenar el debate, la Administración por su parte retenía las cifras. La sociedad reclamó esos datos y no ha habido más remedio que publicarlos.
--¿Qué realidad reflejan las estadísticas oficiales?
--Eduardo Hertfelder: Que en España se han practicado 101.592 abortos en 2006.
Para captar la magnitud de lo que estamos hablando esto se traduce en que se practica un aborto cada cinco minutos en nuestro país. Cada día, 278 abortos; en una hora, 12 abortos. Esto debería hacer reflexionar a las Administraciones.
Además tengamos en cuenta que el aborto se ha duplicado en España en los últimos diez años, que el ritmo de crecimiento de esta práctica en nuestro país es el mayor de los 27 países de la Unión Europea, que la legislación española al respecto es muy débil [el Código Penal despenaliza el aborto en caso de malformación del feto (hasta las 22 semanas de gestación), en caso de violación (hasta las 12 semanas); en tercer lugar, se puede abortar sin límite de tiempo en caso de riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, pero tal riesgo ha de ser grave. NdR].
El «riesgo físico y psicológico» implica que el 97% de los abortos se practican bajo esta previsión. Dentro de ese 97% --según nuestras estimaciones, porque faltan datos oficiales-- más del 90% de los abortos se acogen al riesgo psicológico, que se ha convertido en el gran coladero del aborto, dado que incluso ese riesgo psicológico no contempla límites de plazo: se puede abortar en cualquier momento de la gestación. Por eso, aunque no «de derecho», sí se produce «de hecho» el aborto libre en España.
--Aparte de esta permisividad legal, ¿qué otros motivos están llevando al aborto, a su incremento, a decidirse por esa dramática opción?
--Eduardo Hertfelder: En primer lugar insistamos en que el aborto es un negocio para muchísimas personas a costa de la vida de los niños y del drama y del daño psicológico que produce a las madres.
En segundo lugar existe una campaña errónea: se ha transmitido a la sociedad la «educación» -por llamarla así- sexual del «haz lo que quieras, como quieras y con quien quieras, porque se trata de un juego sin consecuencias». Se transmite una visión de la sexualidad centrada en la genitalidad, desgajada del amor y de la entrega a otra persona; se inculca, por ejemplo, que el preservativo es 100% «seguro», cuando científicamente no es así; y si hay algún «problema» se «soluciona» con la «píldora del día después». Todo esto además supone un gran negocio en España para clínicas, médicos y empresas farmacéuticas. Y está llevando a un aumento de los embarazos no deseados, por lo que se recurre al aborto quirúrgico.
--La divulgación científica y una información al alcance de todos hace difícil pensar que quien practica, colabora o recurre al aborto no sepa que se trata de la eliminación de una persona...
--Eduardo Hertfelder: El ser humano cae muchas veces en la negación, en todos los sentidos, y no quiere ver la problemática, porque de ser así hay que comprometerse. Además reiteradamente se ha transmitido que el aborto no tiene trascendencia, que es un «derecho», y que se gesta «algo» --no «alguien»-- que se puede extirpar en cualquier momento, y que no produce daños psicológicos a la madre ni para el niño -porque se difunde que no es tal--.
Ante esta visión ha faltado una reacción clara y una transmisión veraz de qué es el aborto. Cargamos ahora con las consecuencias de que se haya impregnado «con éxito» a la sociedad de una «cultura» contraria a la persona y a la vida.
--Todo este escándalo ha suscitado al menos perplejidad en la opinión pública. Podría ser un momento adecuado para despertar la conciencia personal y social de la gravedad del aborto y de sus repercusiones. ¿Qué sugiere para frenar esta tendencia del aborto e incluso ponerle punto final?
--Eduardo Hertfelder: No sólo «podría», sino que éste tiene que ser el momento que marque un punto de inflexión para que la gente se sensibilice sobre que realmente se están eliminando personas, y psicológicamente también se está destruyendo la vida de la madre, abocada al aborto.
Paradójicamente, ante estas cifras de abortos, la tendencia es incrementar la píldora del día después y el preservativo, por ejemplo. En lugar de admitir que se ha transmitido una visión errónea e irresponsable de la sexualidad, y que esto lleva al aborto y a su incremento, se incide en los medios contraceptivos. Por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que esto no da resultado.
Es el momento, subrayo, de que haya un giro, y ello dependerá de la movilización de la sociedad civil y de la exigencia que se transmita a los partidos políticos y a las Administraciones. Si se prosigue con esta sensibilización que está produciéndose en muchos sectores y niveles de la sociedad española, será el comienzo del fin del aborto en España. Pero aún queda camino.
--El IPF tiene experiencia en el análisis de problemáticas familiares y en la aportación de soluciones. Goza de estatus consultivo especial con el Consejo Económico y Social de la ONU. ¿Podría apuntar algunos pasos en este camino que opta por la vida, o algunas medidas para que la sociedad prosiga en su movilización?
--Eduardo Hertfelder: Sí. Se trata de actuaciones a varios niveles. En primer lugar, se requiere seguir sensibilizando a la sociedad a través de los medios de comunicación, de dar visibilidad a esta problemática, pero también hay que llegar a las Administraciones. Por ejemplo, dado que en España emprendemos ahora el itinerario electoral, desde el IPF y otras instituciones estamos teniendo contactos con los partidos políticos para que incluyan medidas ante todo de apoyo a la mujer embarazada, para que ésta no sufra obstáculos para tener los hijos que quiera; hay que implementar los mecanismos de apoyo a la natalidad, se necesita voluntad política de ayuda a la mujer embarazada. Pensemos, por ejemplo, en la población inmigrante, cuyos recursos económicos son muy limitados: estamos hablando del 10% de nuestro país.
Por otro lado, está la propia ley del aborto en España. Ante todo, se necesita un compromiso para evitar el «coladero» del que hablábamos antes. En segundo lugar es necesario llegar a eliminar ese supuesto normativo del «riesgo psicológico», porque cuando una persona tiene un problema psicológico hay que ayudarle a resolverlo, no a crear otro aún mayor. Como primera etapa, eliminando ese «riesgo psicológico» de la ley, se evitaría ya el 90% de los abortos. Si se logra esto, y se sigue concienciando a la sociedad, se pueden emprender otras etapas hasta que verdaderamente la vida sea totalmente defendida en España.
--Desde que se «legalizó» el aborto en España, en 1985, se ha superado la cifra de 1.100.000 abortos registrados hasta el año 2006...
--Y por esos niños a los que se les ha impedido nacer también ha quedado afectada la vida de los padres por la decisión del aborto, por no mencionar a otros familiares. La cifra de personas digamos destruidas se multiplica...
--¿El IPF ha pulsado la reacción internacional al escándalo del aborto?
--Eduardo Hertfelder: Así es. En nuestra publicación del «Informe de la evolución de la Familia en Europa 2006» [NdR: disponible en el enlace http://www.ipfe.org/Informe_Evolucion_Familia_Europa_2006_Espanol.pdf ] advertimos hace unos meses de que en Europa se practican un millón de abortos al año, o sea, un aborto cada treinta segundos.
Presentamos este informe en el Parlamento Europeo, convocando una reunión abierta, y muchos europarlamentarios y representantes de medios de comunicación admitieron que hasta entonces no tenían conciencia de la gravedad de lo que se está viviendo. Por unas u otras razones, era un tema que no se había abordado y constataron que debía entrar en la agenda política y mediática. Han empezado a sensibilizarse y se está creando una corriente de apoyo a la vida y a la mujer embarazada en el Parlamento Europeo, si bien aún incipiente.
Confirmo que se está produciendo un surgimiento de distintas iniciativas en esta línea en muchos lugares. Se ha creado -y el IPF lo ha apoyado- un frente parlamentario mundial por la vida, es decir, distintos parlamentarios se han comprometido a luchar por la vida en sus respectivos parlamentos. De hecho, nació en Chile esa experiencia, y allí se logró frenar, por mayoría, una ley pro-aborto de Bachelet. Esa iniciativa local se está extendiendo: dentro de la sociedad también se están sensibilizando los parlamentarios, y es el comienzo para que se cree una cultura a favor de la vida y una legislación a favor de la vida.
El siguiente paso será en la ONU. En su seno el IPF, con distintos grupos también con estatus consultivo, tuvo una actuación muy importante denunciando el infanticidio femenino en China a través del aborto. Hemos logrado que la ONU lo empiece a abordar a través de sus documentos. Es un primer paso que tanto en ese nivel como en el Parlamento Europeo y en los nacionales se empiece a contemplar el tema de la vida como tema de agenda de debate y legislativa.
Cuba: Milagro en niña de tres años lleva a Fray José Olallo a los altares
LA HABANA, /(ACI).- La Congregación para la Causa de los Santos confirmó la intercesión del Fray José Olallo Valdés en la curación de la niña camagüeyana Danielita Cabrera Ramos, según informó a la Arquidiócesis de Camagüey el postulador para la causa de beatificación del sacerdote, Fray Félix Lisazo Berruete.
El postulador de la causa se comunicó con el Arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, para informarle de la decisión tomada en Roma. Asimismo, se indicó que luego de este paso se espera que en marzo se promulgue el decreto del Papa Benedicto XVI que permita celebrar en noviembre la beatificación de Fray José Olallo.
Previamente, Fray Félix Lizaso informó en mayo pasado a la revista de la Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, sobre el resultado positivo de la consulta médica efectuada en Roma, según la cual "la curación del ‘linfoma abdominal, no Hodgkin, tipo Burkitt, estadio III-IV’ de la niña Daniela Cabrera Ramos no puede ser justificada en base a los actuales conocimientos científicos en temas de Oncología".
El Venerable Hermano José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (O.H.), nació en La Habana en 1820 y falleció en Camagüey en 1889. Su causa se inició en 1991.
Para ver el video de su vida pulsa A Q U Í
El postulador de la causa se comunicó con el Arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, para informarle de la decisión tomada en Roma. Asimismo, se indicó que luego de este paso se espera que en marzo se promulgue el decreto del Papa Benedicto XVI que permita celebrar en noviembre la beatificación de Fray José Olallo.
Previamente, Fray Félix Lizaso informó en mayo pasado a la revista de la Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, sobre el resultado positivo de la consulta médica efectuada en Roma, según la cual "la curación del ‘linfoma abdominal, no Hodgkin, tipo Burkitt, estadio III-IV’ de la niña Daniela Cabrera Ramos no puede ser justificada en base a los actuales conocimientos científicos en temas de Oncología".
El Venerable Hermano José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (O.H.), nació en La Habana en 1820 y falleció en Camagüey en 1889. Su causa se inició en 1991.
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