(De Caná a Sidney) Han pasado ya varios días desde que el último grupo de nuestra Parroquia llegó a Madrid, y me atrevo a decir que todos habremos contado nuestro viaje a familiares y amigos entre cinco y diez veces, muchas de las cuales suponen enseñar las fotos y mostrar los recuerdos a modo de koalas o boomerang que nos hemos traído.
Nuestro viaje podría pasar desapercibido como un gran viaje de placer al fin del mundo sino fuese por la inyección del Espíritu Santo que hemos recibido, por la paz interior que nos ha llenado esos días y por nuestro encuentro con Cristo. Pero eso desgraciadamente solo lo entendemos nosotros; nadie a quien se lo contemos podrá sentir o percibir lo mismo. Es cierto que personas que han vivido algún otro encuentro con Cristo en una JMJ te “entenderá”, si es un creyente o un familiar se alegrará mucho de ver lo feliz que estas por estar cerca de Él, y si no es creyente se alegrará de verte feliz, pero se centrará en las fotos de la Opera, de canguros o a lo sumo de lo cerca o lejos que estaba el Papa de nosotros.
Los momentos más felices de mi vida han sido los que me he sentido cerca de Cristo, independientemente de que mi situación personal en ese momento sea buena o mala, pero bien es cierto, que yo al menos, me empeño una y otra vez en alejarme de aquello que me hace sentirme bien, que me da paz interior y que hace que mis problemas se vean desde una perspectiva mucho mas asequible.
Nos han pedido que demos testimonio, que no fallemos a Cristo en esto, que lo que hemos vivido lo compartamos, y mas aún con quién lo necesita. Hemos recibido mucho en este viaje y ahora nos toca a nosotros, hay que contar lo vivido porque si hemos sido tan felices, como no vamos a querer compartir esa felicidad con los demás. Y no debemos olvidar que solos es difícil, si creemos que Sydney´08 ha terminado en Barajas, difícilmente continuará en nuestros corazones y será imposible dar testimonio.
Esto no puede acabar aquí, debemos continuar unidos en nuestro “grupo Sydney”, y recibir catequesis de D. Jesús (que ha sido lo que más he agradecido de este viaje) o de D. Nicolás o D. Juan Luis. Juntos será mucho más fácil que divulguemos lo vivido, por el bien de todos.
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