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miércoles, 13 de agosto de 2008

En Dios todo es gracia / Autores: Conchi y Arturo

"Vivo yo pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi" dice el apóstol San Pablo en el capitulo 2 de la carta a los Gálatas. Este es el modelo de vida espiritual y real al que estamos llamados todos los cristianos.

Cuando estamos en medio de dificultades o muy ocupados siempre dudamos de todo cuanto debemos hacer. ¿Cómo se cual es la voluntad de Dios para mi vida?. Muchas veces hemos razonado con afirmaciones tales como: "Me pongo a orar en silencio, en casa o ante el Santísimo en la Iglesia y mi mente no se calla. Cuando termino estoy más confundido que cuando inicie la oración. ¿Como conocer la voluntad de Dios y ser consciente de que Cristo vive en mi?."

El mismo apóstol Pablo nos habla en sus epístolas de que en "Dios todo es gracia". Al intentar ponernos en silencio interior ante el Señor, para darle gracias y presentarle cada cosa que debemos realizar , no importa que nuestra mente se distraiga. Lo esencial es tener el deseo ardiente en nuestro corazón de que Dios actúe en nosotros. No es una cuestión de meditación o de concentración. Simplemente debemos querer poner nuestro corazón en el corazón de Dios.


Algunas veces, al orar por si debemos realizar un trabajo laboral o pastoral, podemos tener como una intuición o percepción suave. Esa es la voz del Señor que resuena en nuestro corazón. El Espíritu Santo se manifiesta como una brisa suave. Seguir ese impulso será lo más indicado,siendo conscientes que Dios todo lo hace concurrir para el bien de los que ama. Es como cuando Pedro le pidió a Jesús que le mandara andar sobre las aguas si era Él. Jesús le ordena que camine pero Pedro dice "me hundo". Sólo el caminar confiando, dependiendo y creyendo a Dios nos hará vivir en su voluntad.

En otras ocasiones, no tendremos ninguna intuición y nos sentiremos confusos o totalmente en blanco. Ante esta sensación no debemos creer que el Espíritu Santo de Dios no esta obrando en nosotros. Deberemos tomar una decisión en fe, ponernos a hacer lo que creamos más coherente, considerando como modelo la respuesta que daría el mismo Jesús ante la situación que vivimos. Nuestros actos siempre deben estar en concordancia con la Palabra de Dios.

Ser sencillos y estar en brazos de nuestro Padre Celestial como niños que confían plenamente en Dios es la actitud más segura para ser guiados por el Altísimo.


Si la decisión que debemos tomar es muy delicada para nosotros, sería adecuado ponerla en oración durante un tiempo y además encomendar a sacerdotes y personas de profunda espiritualidad que también lo hagan. Transcurridos los días podemos consultar a todos los que han orado y preguntarles que creen que debemos hacer. Normalmente si es la voluntad de Dios existirá unanimidad entre todos aunque ni se conozcan, ni tengan relación entre si. Entonces no dudaremos en tomar nuestra decisión.

Un testimonio a modo de ejemplo. Un matrimonio amigo, siendo propietario de una empresa que llevaba funcionando más de 30 años, no quería reestructurar de acuerdo al mercado competitivo el personal. Todas las empresas de su sector empezaron a realizar contratos a tiempo parcial de seis horas en 2004, pagando 400 Euros mensuales en España, y conviniendo que quien no acabara el trabajo en ese tiempo debía terminarlo sin percibir nada a cambio. En la actualidad, los miles de trabajadores del sector estan sufriendo serias dificultades con el misero sueldo y una inestabilidad total.

Visto el panorama, el matrimonio amigo, que intenta llevar, en cuanto pueden, una vida de acuerdo con los Evangelios y el magisterio de la Iglesia, ya que son católicos, decidieron poner en oración si debían cerrar su empresa, puesto que sus trabajadores cobraban mucho más y así no podían competir. Invitaron a orar a personas durante tiempo y todas coincidieron en discernir que debía cerrarse la empresa, de acuerdo con los trabajadores y para no perjudicar su futuro. Nuestros amigos tomaron la decisión de cerrar la empresa, hace más de dos años, pese a no tener ningún trabajo alternativo. La Providencia de Dios les ha hecho madurar y crecer espiritualmente en este tiempo, aunque no tienen un trabajo laboral y si dos niños pequeños. Hacen lo que pueden por proclamar el Reino de Dios con sus vidas. Y que conste que la falta de trabajo no es consecuencia de no haber buscado ya que han enviado más de 3000 currículos. Están dispuestos a trabajar en cualquier cosa. El problema es que tienen más de 40 años y las empresas no quieren personas con esa edad. No obstante ellos siguen escuchando la voz del Señor que ha sido y es Providencia para sus vidas y le dan gracias por cuanto reciben de Él. Hoy se dan cuenta que Dios les preservó de seguir con la empresa invirtiendo dinero dejado por los bancos, que hubiera terminado arriuinando su trabajo y su familia, ya que Dios les provee para el día a día, pero ahora estarían debiendo miles de euros a las entidades financieras.

Como dejo escrito el Papa Juan XXIII en su "Decálogo de la serenidad":

"Creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mi como si nadie existiera en el mundo".


Te proponemos terminar esta reflexión orando y meditando el siguiente vídeo, con interpretación de la Hermana Glenda. Viendo las imagenes comprobarás todo aquello que el Señor nos dice cada día y que muchas veces no escuchamos:

LO QUE DIOS QUIERE DECIRTE

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