Bea Saladich, joven peregrina de Barcelona
Ha sido algo inolvidable. Tuve la suerte de poder ir a Colonia y ha sido incluso mejor. El ambiente festivo y el clima de oración en la ciudad es algo que nunca olvidaré. Ayuda mucho darse cuenta de que hay muchísimos jóvenes por todo el mundo que comparten contigo el deseo de mejorar y acercarse más a Dios.
Michele Bincoletto, 21 años, Tortona (Italia)
Ésta ha sido mi primera participación en una JMJ y no sabía lo que me esperaba. Después de haberla vivido por dentro, además como voluntario, pienso que es una experiencia inolvidable y muy enriquecedora para mi camino de fe. Una semana entera con otros jóvenes católicos, trabajando para ellos y siendo parte de los eventos principales, como el Vía Crucis, las catequesis y los encuentros con el Papa, que es como un padre para todos nosotros, es algo que me ha tocado profundamente el corazón. De regreso a Italia me llevo el gran sentido de unidad e igualdad que nos da la fe en un sólo Dios, dentro de la multiplicidad de vidas y experiencias que se han juntado en Sydney, así como el hecho de haber conocido pueblos de lo más diverso, desde los europeos y los aborígenes, hasta de países de los que nunca había oído hablar como las islas Samoa.
Adeline Henry de Frahan, 17 años, Bujumbura (Burundi)
Mi país, Burundi, vive sumergido en una terrible guerra tribal entre hutus y tutsis desde 1993. Allí mucha gente ha perdido ya toda esperanza. Yo soy la única joven burundesa que ha venido a Sydney para la JMJ y puedo decir que esta experiencia ha renovado en mi la esperanza. La paz es posible en mi país! Con la fuerza del Espíritu Santo y confiando en el Señor, podemos construir la paz. En Burundi muchos jóvenes se han dejado llevar por el espíritu del conflicto, pensando que las diferencias y odios entre tribus son irreversibles. Esto para mi es una tontería porque somos un solo pueblo. Todos estamos tocados por la guerra y la violencia, que a menudo llega hasta la capital, donde vivo yo. Pero lo que los jóvenes hemos vivido aquí en Australia, con la amistad y la generosidad gratuita de las personas de culturas y países diferentes, es un signo de paz también para mi país.
Padre Thomas Wilson, 37 años, Minnesota (EE.UU)
He venido a Sydney con treinta jóvenes de tres parroquias. Aquí hemos descubierto como el Espíritu Santo es de verdad el principio unificador para todos los que hacemos la iglesia. Ha sido fantástico ver tantas personas de todo el mundo compartir su fe con los demás! Creo, en particular, que lo más bonito de nuestro viaje ha sido la peregrinación a pie del sábado por la mañana hasta el Hipódromo de Randwick. Fue una experiencia un poco dura, difícil, pero que nos trajo felicidad porque nos acercó a Dios. No hemos venido aquí de vacaciones, pero eso es algo de lo que mucha gente se da cuenta precisamente durante la peregrinación. Mirando a los jóvenes que he estado acompañando estos días puedo decir claramente que muchos de ellos han crecido en su fe a través de la JMJ.
Alexandra Coppieters, 17 años, Bruselas (Bélgica)
Para mi la JMJ es la demostración más plausible de que se pueden hacer grandes cosas sin violencia y enseñando el respeto recíproco. Durante esta semana en Sydney se ha creado una atmósfera magnífica, porque todos estábamos allí por la misma razón. No voy cada semana a misa, pero la JMJ me ha ayudado a entender mejor mi fe y es un camino que seguiré una vez regrese a casa. Cuando esté en Bélgica, voy a explicar a todos mis amigos que la JMJ es una experiencia inolvidable que vale la pena hacer. Nos veremos en Madrid 2011!
Florence Ratna Antony, 27 años, Kuala Lumpur (Malasia)
Vivo en Malasia, un país de mayoría islámica donde los cristianos tenemos muchos problemas para vivir y compartir nuestra fe, especialmente cuando alguien se convierte al catolicismo desde el islam o si queremos construir una nueva iglesia para el culto y la oración comunitaria. Cuando veo a todos esos jóvenes que aquí pueden gritar por las calles su amor hacia Jesús siento un poco de envidia. Yo también querría hacer lo mismo y evangelizar en mi país. Descubrir, estos días, tantos jóvenes juntos por la fe me ha dado mucho entusiasmo y coraje.
Lisa Valastro, 22 años, Melbourne (Australia)
He venido a Sydney para compartir mi fe con mis coetáneos de todo el mundo. Sentía la necesidad de ello, porque no es tan habitual, aquí en Australia, que los jóvenes vayan a la iglesia. Ver que hay muchos otros jóvenes que hacen mi mismo camino me da fuerza. Por eso, he decidido venir aquí como voluntaria, para ayudar también a los demás a vivir bien esta experiencia. Es un trabajo a veces duro, pero la incomodidad que encontramos los voluntarios, la aceptamos bien si la compartimos.
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Testimonios recogidos por Fabrizio Assandri
Fuente: Catalunya Cristiana
Fotografias : De Caná a Sidney
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