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miércoles, 20 de agosto de 2008

El Señor curó a mi nieto de cáncer / Autora: Carmen Jimenez

(Despertarcarismatico) En enero del año pasado a mi nieto de 4 años le diagnosticaron cáncer. El sentía fuertes y continuos dolores de cabeza, fiebre y tenia una infección nasal por mucho tiempo.

Los doctores tardaron algún tiempo en encontrar el verdadero diagnóstico: un tumor canceroso llamado Lymphoma. Estos tumores se habían esparcido a su cabeza, espalda y abdomen. El Lymphoma comenzó por una infección. La bacteria contamino la sangre de mi nieto y se empezó a desarrollar el cáncer.

Yo siempre he asistido a la iglesia y tengo mi fe en Dios. Aunque tengo que admitir que la noticia me consterno, pero no hizo que dudara de Dios. Lo contrario pasó con mi hija y su esposo. Ellos no podían creer que su hijito tuviera cáncer, ya que ellos eran unos buenos padres.

En la parroquia muchas personas empezaron a orar por mi nieto. Yo se que todos estaban en oración. Pero no es lo mismo, cuando uno asiste a un grupo de oración. Porque allí uno ve como se mueve el poder sanador de Jesús. Yo asistía al grupo de oración de la Renovación Carismática. Me sentaba en la parte de atrás pidiéndole a Dios por mi nieto.

Por varios meses yo continuaba perseverante y suplicando por mi nieto. Yo sentía la presencia del Señor. Pero en una ocasión, al estar pidiéndole a Dios por la sanación de mi nieto le dije así: “Señor pasa tu mano sanadora sobre mi nieto”. Pude sentir como el amor de Dios me envolvía. Algo hizo estremecer mi ser y sentí un deseo inmenso de llorar. Yo sentía como mi nieto estaba siendo sano.

Esto fue un lunes. En esa misma semana el miércoles mi nieto tenía que ir al doctor para un examen final. Yo le pedía a Dios que me diera fortaleza, ya que mi hija estaba muy desesperada. El viernes mi hija me llamo y me dijo que todo estaba bien, que el niño estaba sano que el cáncer había desaparecido.

Me sentí muy feliz y agradecida con el Señor, tanto que no me aguante y enseguida fui a darle gracias al Santísimo. Esta enfermedad hizo que mi hija y su esposo se acercaran más a Dios. Ellos aprendieron que hay que vivir agradeciendo a Dios por todo lo que Él nos da.

Dios permite que pasemos pruebas pero nunca nos desampara. Siempre esta a nuestro lado para que salgamos vencedores.

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