14 de diciembre de 2012.- (Camino Católico) Benedicto XVI ha asistido esta mañana, en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico, junto a la Curia Romana, al segundo sermón de Adviento del predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa. El padre capuchino ha hablado sobre lo que supuso el Concilio Vaticano II para la Iglesia y para el mundo. En este sentido ha hecho un relectura de las tres claves de lectura que hubo de esta asamblea eclesial universal: actualización, ruptura, novedad en la continuidad.
Según el fraile franciscano, la verdadera clave de lectura pneumatológica del Concilio es ver cuál es el papel del Espíritu Santo en la actuación del Concilio. A la pregunta de si ha habido un nuevo Pentecostés, dijo, se debe responder sin vacilación: "¡Sí!" ¿Cuál es su signo más convincente?: "La renovación de la calidad de vida cristiana, allí donde este Pentecostés ha sido acogido. Todos están de acuerdo en considerar como el hecho más nuevo y más significativo del Vaticano II los dos primeros capítulos de la Lumen gentium, donde se define a la Iglesia como sacramento y como pueblo de Dios en camino bajo la guía del Espíritu Santo, animada por sus carismas, bajo la guía de la jerarquía. La Iglesia como misterio y no solamente institución. Juan Pablo II ha lanzado nuevamente esta visión haciendo de su aplicación el compromiso prioritario en el momento de entrar en el nuevo milenio".El texto integro de la meditación es el siguiente:
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