“Tampoco nosotros tenemos una casa, yo tengo un trabajo que definiría como precario, y Emiliano no trabaja. Pero todas nuestras seguridades son el Señor, porque hemos vivido hechos concretos que nos han hecho experimentar que su amor por nosotros es "para siempre", y por tanto no nos abandona nunca. Si el Señor está con nosotros, ¿de qué podemos tener miedo?”
“Nos hemos dado cuenta de que el amor humano, si bien es importante, no puede bastar para garantizar la felicidad de un matrimonio, porque nuestras diferencias a menudo nos han llevado a estar en desacuerdo. De aquí ha nacido la conciencia de podernos donar verdaderamente el uno al otro solamente pidiendo esto al Señor, a través de la oración y los sacramentos”
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