“Nos pusimos a rezarle a la Virgen rosarios todos los días, después de las visitas de las 6 de la tarde. Nos reuníamos en el pasillo con mis consuegros y mis hijos. Luego ¡mucha gente empezó a unirse! Y ya no solamente pedíamos por la salud de mi hijo, sino también por los demás enfermos que estaban en terapia intensiva, por todos los que estaban en ese momento ahí, porque estaban necesitando del amor de Dios. ¡Se llegaron a reunir como unas 80 personas diarias!”
miércoles, 6 de noviembre de 2013
A María Concepción Gómez los médicos le dijeron que a su hijo accidentado «no le damos ni una hora de vida», pero oraron a la Virgen María y se recuperó
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