En 1993, con 16 años, llamó a la puerta de la parroquia de San Gervasio. El sacerdote, el padre Giancarlo Setti, se interesó por él, le preguntó dónde dormía, cuál era su situación y “me dijo que regresara al día siguiente y se comprometió a encontrar una solución. Al día siguiente, como no encontró nada, dijo: "Para mí eres Jesús, ven y quédate en mi casa, como un hijo; al principio para un día o un mes, pero duró casi una década hasta 2002, año en que murió, después de una enfermedad grave. fue el primer encuentro con Cristo, aunque aún no era yo consciente de ello"
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