viernes, 13 de noviembre de 2015
Eva y Pepe, divorciados con hijos, se casaron por lo civil, se convirtieron al Señor y esperaron en abstinencia la nulidad: «El Papa nos dijo: “Sé bien lo que habéis sufrido”»
* «Yo pensaba: «El Señor no nos da la nulidad por algo». Pedíamos una familia cristiana, la fe para nuestros hijos, pero luego por detrás estábamos poniendo unos pilares de pecado. Pero poco a poco, sin forzar, el Señor nos fue llevando. Nos pusimos en sus manos y Dios no se dejó ganar en generosidad»
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