* «Cuando se desencadena en el mar la tempestad, al menos en el pasado, los marinos solían echar aceite sobre las olas para calmarlas. Nosotros echamos sobre las olas del miedo y de la angustia la confianza en Dios. San Pedro exhortaba a los primeros cristianos a tener confianza en Dios en las persecuciones, diciendo: «confiadle todas vuestras preocupaciones, pues Él cuida de vosotros» (1 Pedro 5, 7). La falta de fe que reprochó Jesús en esa ocasión a los discípulos se debe al hecho de poner en duda el que le «importe» su vida e incolumidad: «¿no te importa que perezcamos?». Dios nos cuida, le importa nuestra vida, ¡y de qué manera!»
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