* «Y ahora tengo la gran alegría de estar casado. Cuatro meses de matrimonio me enseñan que Dios hace grandes cosas. Ha venido a sanar las heridas por las que he rezado. El momento en que sentí que mi vocación era casarme fue el momento en que había recuperado la idea de la paternidad. Sí puedo ser padre, es muy natural, soy hijo de Dios, puedo casarme, tener hijos sin problemas, puedo ser un padre perfecto siempre que lo sea con la ayuda del Señor»
Camino Católico.- El padre de Vinz, David Rodríguez, mexicano, y su madre María Brigitte, francesa, no tenían nada en común. Se casaron y muy pronto se separaron. Su padre les abandonó y no supo nada de él durante más de 20 años. Un día recibió una llamada. Un tío, hermano de su padre, le pagaba un billete para viajar a México. “Era una ocasión inesperada de conocer a mi familia, mis raíces”, recuerda Vinz a Découvrir Dieu en el video traducido por Mater Mundi TV.
Pero en ese encuentro se dio cuenta de que estaba enfurecido con su padre y tardó años en aprender a aceptarle. Con el tiempo tuvo ocasión de reencontrarse con la figura paterna, pero igualmente sentía que no era capaz de perdonar por completo, y también la culpabilidad de no haberle querido lo suficiente. A través del Padrenuestro, un día de Pentecostés, un canto de alabanza dirigido a Dios Padre y el sacramento de la Reconciliación, empezó para Vinz un nuevo camino, el camino de la sanación que le ha llevado a la felicidad. Este es su testimonio contado en primera persona:
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