* «Tuve la bendición de Dios de haber podido regresar a casa con mis padres, gracias a la intervención de la policía internacional. Dios usó eso malo que llegó a mi vida, para convertirlo en algo que pudiera servir al mundo. Por eso mi fundación se llama ‘Alas abiertas’, porque todo eso que un día me robó los sueños, hoy me los vuelve a dar a través del servicio. Dios va trabajando para restaurar las distintas áreas. Hoy puedo decir que estoy restaurada, pero con la claridad de que siempre voy a estar trabajando para no dejar de sanar… Acabo de celebrar ocho años de matrimonio y ya 10 años con mi esposo. Fue una de las cosas maravillosas que Dios hizo en mi vida, porque en mi cabeza no existía la idea del matrimonio»
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