* «Dios siempre está ahí para nosotros, que nos escucha, que nada está perdido. Aunque estemos en el fondo del pozo, si sentimos que ya no existimos, Dios está ahí. Y todo lo que tenemos que hacer es abrirle nuestro corazón y avanzar con Él, porque cuando nos dice que no tengamos miedo, no debemos tenerlo. Es una cosa enorme recuperar la confianza en la vida, decirte a ti misma que todavía eres capaz de amar y que, al final, nada está perdido, ¡que la vida es hermosa!»
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