* «Siento que pertenezco a Jesucristo. Como entre personas enamoradas, soy de Alguien, amada por Alguien que da sentido a mi vida hasta en los actos mínimos. Y saber para Quién vivo y me hace vivir de Él y unida a Él más en la Eucaristía, todo tiene sentido y sabor: las aflicciones, la alegría. Jesús vive en mi corazón, llena mis pasos de su amor y realiza en mí y conmigo su Unidad absoluta de Amor recreando y enamorando en cada instante con su atención amorosa… Jesús es ‘El que está’. Alguien que me habita susurrando: ‘¡qué hermosa eres, amada mía!, ¡qué hermosa eres! Eres preciosa para mis ojos, y yo te amo’. En el cristianismo pues no estoy sola sino siempre en su Presencia, Amor eterno e infinito… El Espíritu Santo tiene su momento, pero necesitamos orarlo para que actúe en todos los lugares del mundo y todas las personas. Oro para que todas ellas tengan la verdadera fe y conozcan cada día y cada vez más a Jesús, y lo amen y lo hagan amar inmensamente, como Él lo merece»
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