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domingo, 26 de octubre de 2025

Papa León XIV en homilía, 26-10-2025: «Que el Señor nos conceda la gracia de permanecer enraizados en el amor de Dios para vivir en comunión entre nosotros; ser, como Iglesia, testigos de unidad y de amor»

* «Los equipos sinodales y los organismos de participación son imagen de esa Iglesia que vive en la comunión. Y hoy quisiera invitarlos a que, en la escucha del Espíritu, en el diálogo, en la fraternidad y en la parresia, nos ayuden a comprender que, en la Iglesia, antes de cualquier diferencia, estamos llamados a caminar juntos en busca de Dios, para revestirnos de los sentimientos de Cristo; ayúdennos a ensanchar el espacio eclesial para que este sea colegial y acogedor»

     

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «Invoco la intercesión de la Virgen María con las palabras del siervo de Dios don Tonino Bello: ‘Santa María, mujer afable, alimenta en nuestras Iglesias el anhelo de comunión. […] Ayúdala a superar las divisiones internas. Interviene cuando el demonio de la discordia serpentea en su seno. Apaga los focos de las facciones. Reconcilia las disputas mutuas. Atenúa sus rivalidades. Detenlas cuando decidan actuar por su cuenta, descuidando la convergencia en proyectos comunes’ (Maria, Donna dei nostri giorni, Cinisello Balsamo 1993, 99)» 

 


26 de octubre de 2025.- (Camino Católico) “Que el Señor nos conceda la gracia de permanecer enraizados en el amor de Dios para vivir en comunión entre nosotros. De ser, como Iglesia, testigos de unidad y de amor”. Esta fue la conclusión del Papa León XIV en la homilía de la misa que ha presidido en la Basílica de San Pedro, el domingo 26 de octubre, con motivo del Jubileo de los Equipos Sinodales y Organismos de participación.



Basándose en el Evangelio del día, el Papa León meditó sobre la parábola del fariseo y el publicano. Aunque suben los dos al templo a orar, observa, “están divididos y entre ellos no hay ninguna comunicación”. “Ambos recorren el mismo camino, pero su caminar no es un caminar juntos; ambos rezan al Padre, pero sin ser hermanos y sin compartir nada”. León XIV explica que esto depende sobre todo de la actitud del fariseo, que sintiéndose mejor que el otro, lo juzga con desprecio y lo mira con desdén.



“Hermanos y hermanas, esto puede suceder también en la comunidad cristiana. Sucede cuando el yo prevalece sobre el nosotros, generando personalismos que impiden relaciones auténticas y fraternas; cuando la pretensión de ser mejor que los demás, como hace el fariseo con el publicano, crea división y transforma la comunidad en un lugar crítico y excluyente; cuando se aprovecha del propio cargo para ejercitar el poder y ocupar espacios” ha reflexionado el Pontífice. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:




JUBILEO DE LOS EQUIPOS SINODALES Y DE LOS ÓRGANOS DE PARTICIPACIÓN

SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Basílica de San Pedro

XXX domingo del Tiempo Ordinario, 26 de octubre de 2025


Hermanos y hermanas:

Al celebrar el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, se nos invita a contemplar y a redescubrir el misterio de la Iglesia, que no es una simple institución religiosa ni se identifica con las jerarquías o con sus estructuras. La Iglesia, en cambio, como nos lo ha recordado el Concilio Vaticano II, es el signo visible de la unión entre Dios y los hombres, de su proyecto de reunirnos a todos en una única familia de hermanos y hermanas y de hacer de nosotros su pueblo, un pueblo de hijos amados, todos unidos en el único abrazo de su amor.

Mirando el misterio de la comunión eclesial, generada y custodiada por el Espíritu Santo, podemos comprender también el significado de los equipos sinodales y de los órganos de participación. Estas estructuras expresan lo que ocurre en la Iglesia, donde las relaciones no responden a las lógicas del poder sino a las del amor. Las primeras —para recordar una admonición constante del Papa Francisco— son lógicas “mundanas”, mientras que en la comunidad cristiana el primado atañe a la vida espiritual, que nos hace descubrir que todos somos hijos de Dios, hermanos entre nosotros, llamados a servirnos los unos a los otros.

La regla suprema en la Iglesia es el amor. Nadie está llamado a mandar, todos lo son a servir; nadie debe imponer las propias ideas, todos deben escucharse recíprocamente; sin excluir a nadie, todos estamos llamados a participar; ninguno posee la verdad toda entera, todos la debemos buscar con humildad, y juntos.

Precisamente la palabra “juntos” expresa la llamada a la comunión en la Iglesia. El Papa Francisco nos lo ha recordado también en su último Mensaje de Cuaresma: «La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales.Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad,partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (Mensaje de Cuaresma, 25 de febrero de 2025).

Caminar juntos. Aparentemente es lo que hacen los dos personajes de la parábola que hemos recién escuchado en el Evangelio. El fariseo y el publicano suben los dos al templo a orar, podríamos decir que “suben juntos” o de todas formas se encuentran juntos en el lugar sagrado; y sin embargo, están divididos y entre ellos no hay ninguna comunicación. Ambos recorren el mismo camino, pero su caminar no es un caminar juntos; ambos se encuentran en el templo, pero uno ocupa el primer lugar y el otro, el último; ambos rezan al Padre, pero sin ser hermanos y sin compartir nada.

Esto depende sobre todo de la actitud del fariseo. Su oración, aparentemente dirigida a Dios, es solamente un espejo en el que él se mira, se justifica y se elogia a sí mismo. Él «subió a orar, pero no quiso rogar a Dios, sino alabarse a sí mismo» (S. Agustín, Sermón 115,2), sintiéndose mejor que el otro, juzgándolo con desprecio y mirándolo con desdén. Está obsesionado con su ego y, de ese modo, termina por girar en torno a sí mismo sin tener una relación ni con Dios ni con los demás.

Hermanos y hermanas, esto puede suceder también en la comunidad cristiana. Sucede cuando el yo prevalece sobre el nosotros, generando personalismos que impiden relaciones auténticas y fraternas; cuando la pretensión de ser mejor que los demás, como hace el fariseo con el publicano, crea división y transforma la comunidad en un lugar crítico y excluyente; cuando se aprovecha del propio cargo para ejercitar el poder y ocupar espacios.

Es al publicano, en cambio, al que debemos mirar. Con su misma humildad, también en la Iglesia nos debemos reconocer todos necesitados de Dios y necesitados los unos de los otros, ejercitándonos en el amor mutuo, en la escucha recíproca, en la alegría de caminar juntos, sabiendo que «Cristo está con los que son humildes de corazón y no con los que se exaltan a sí mismos por encima de la grey» (S. Clemente de Roma, Carta a los corintios, c. XVI).

Los equipos sinodales y los organismos de participación son imagen de esa Iglesia que vive en la comunión. Y hoy quisiera invitarlos a que, en la escucha del Espíritu, en el diálogo, en la fraternidad y en la parresia, nos ayuden a comprender que, en la Iglesia, antes de cualquier diferencia, estamos llamados a caminar juntos en busca de Dios, para revestirnos de los sentimientos de Cristo; ayúdennos a ensanchar el espacio eclesial para que este sea colegial y acogedor.

Esto nos ayudará a afrontar con confianza y con espíritu renovado las tensiones que atraviesan la vida de la Iglesia —entre unidad y diversidad, tradición y novedad, autoridad y participación—, dejando que el Espíritu las transforme, para que no se conviertan en contraposiciones ideológicas y polarizaciones dañinas. No se trata de resolverlas reduciendo unas a otras, sino dejar que sean fecundadas por el Espíritu, para que se armonicen y orienten hacia un discernimiento común. Como equipos sinodales y miembros de organismos de participación saben ciertamente que el discernimiento eclesial requiere «libertad interior, humildad, oración, confianza mutua, apertura a las novedades y abandono a la voluntad de Dios. No es nunca la afirmación de un punto de vista personal o de grupo, ni se resuelve en la simple suma de opiniones individuales» (Documento final, 26 octubre 2024, n. 82). Ser Iglesia sinodal significa reconocer que la verdad no se posee, sino que se busca juntos, dejándonos guiar por un corazón inquieto y enamorado del Amor.

Queridos hermanos y hermanas, debemos soñar y construir una Iglesia humilde. Un Iglesia que no se mantiene erguida como el fariseo, triunfante y llena de sí misma, sino que se abaja para lavar los pies de la humanidad; una Iglesia que no juzga como hace el fariseo con el publicano, sino que se convierte en un lugar acogedor para todos y para cada uno; una Iglesia que no se cierra en sí misma, sino que permanece a la escucha de Dios para poder, al mismo tiempo, escuchar a todos. Comprometámonos a construir una Iglesia totalmente sinodal, totalmente ministerial, totalmente atraída por Cristo y por lo tanto dedicada al servicio del mundo.

Sobre ustedes, sobre todos nosotros, sobre la Iglesia extendida por el mundo, invoco la intercesión de la Virgen María con las palabras del siervo de Dios don Tonino Bello: «Santa María, mujer afable, alimenta en nuestras Iglesias el anhelo de comunión. […] Ayúdala a superar las divisiones internas. Interviene cuando el demonio de la discordia serpentea en su seno. Apaga los focos de las facciones. Reconcilia las disputas mutuas. Atenúa sus rivalidades. Detenlas cuando decidan actuar por su cuenta, descuidando la convergencia en proyectos comunes» (Maria, Donna dei nostri giorni, Cinisello Balsamo 1993, 99). 

Que el Señor nos conceda la gracia de permanecer enraizados en el amor de Dios para vivir en comunión entre nosotros. De ser, como Iglesia, testigos de unidad y de amor.

PAPA LEÓN XIV



Fotos: Vatican Media, 26-10-2025

Santa Misa de hoy, domingo, Jubileo de los Equipos Sinodales, presidida por el Papa León XIV, 26-10-2025


Foto: Vatican Media, 26-10-2025


26 de octubre de 2025.- (Camino Católico) El Papa León XIV ha presidido, esta mañana en la Basílica de San Pedro, la Santa Misa del XXX domingo del Tiempo Ordinario, Jubileo de los Equipos Sinodales y los organismos de participación. El Santo Padre ha concluido su homilía subrayando: “Que el Señor nos conceda la gracia de permanecer enraizados en el amor de Dios para vivir en comunión entre nosotros. De ser, como Iglesia, testigos de unidad y de amor”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.


sábado, 25 de octubre de 2025

Papa León XIV en la Audiencia Jubilar, 25-10-2025: «No tenemos las respuestas a todas las preguntas, pero tenemos a Jesús, sigámosle, Él nos precede»

* «Pidamos al Señor que nos ayude a ser testigos de esperanza y artífices de comunión, dejándonos interpelar por las inquietudes y necesidades de los hombres y mujeres de hoy»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Les recuerdo a todos que todo discípulo del Señor está llamado a desempeñar su papel en la edificación de la Iglesia… Mi pensamiento se dirige a los jóvenes, los enfermos y los recién casados: que la experiencia jubilar de hoy sea un estímulo eficaz a la caridad, la justicia y la paz, contribuyendo así a la renovación en Cristo de todos los aspectos de la vida»


25 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Durante la audiencia jubilar de este sábado del Jubileo de los Equipos Sinodales, en la que el Papa León XIV se ha encontrado con decenas de miles de peregrinos y fieles en la Plaza de San Pedro, les asegura que “esperar es no saber. No tenemos ya las respuestas a todas las preguntas. Pero tenemos a Jesús. Sigamos a Jesús. Y así, esperamos lo que aún no vemos. Entramos como exploradores en el mundo nuevo del Resucitado. Jesús nos precede. Aprendemos, avanzando paso a paso. Es un camino no sólo de la Iglesia, sino de toda la humanidad. Un viaje de esperanza”.

“Esperar no es saber”, fue el tema de la catequesis del Papa León este 25 de octubre, en la que recordó el ejemplo de Nicolás de Cusa, cardenal alemán del siglo XV que fue “un gran pensador y defensor de la unidad” en medio de una época convulsa. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

AUDIENCIA JUBILAR

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Plaza de San Pedro

Sábado, 25 de octubre de 2025

Catequesis. 7. Esperar es no saber. Nicolás Cusano

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!

Han llegado a la meta de su peregrinación, pero, como los discípulos de Jesús, ahora debemos aprender a habitar un mundo nuevo. El Jubileo nos ha convertido en peregrinos de la esperanza precisamente por eso: todo debe verse ahora a la luz de la resurrección del Crucificado. ¡Es en esta esperanza que somos salvados! Nuestros ojos, sin embargo, no están acostumbrados. Por eso, antes de ascender al cielo, el Resucitado comenzó a educar nuestra mirada. ¡Y sigue haciéndolo hoy! En efecto, las cosas no son lo que parecen: el amor ha triunfado, aunque tengamos ante nuestros ojos tantos conflictos y veamos el choque de tantos opuestos.

En una época igualmente convulsa, en el siglo XV, la Iglesia tuvo un cardenal aún poco conocido. Fue un gran pensador y servidor de la unidad. Se llamaba Nicolás y provenía de Kues, Alemania: Nicolás de Cusano. Él puede enseñarnos que esperar también es "no saber". De hecho, como escribe San Pablo: "¿Cómo puede alguien esperar lo que ve?" (Rom 8,24). Nicolás de Cusano no pudo ver la unidad de la Iglesia, sacudida por corrientes opuestas y dividida entre Oriente y Occidente. No pudo ver la paz en el mundo ni entre las religiones, en un momento en que el cristianismo se sentía amenazado desde fuera. Sin embargo, mientras viajaba como diplomático papal, oró y reflexionó. Por eso sus escritos están llenos de luz.

Muchos de sus contemporáneos vivieron con miedo; otros se armaron, preparando nuevas cruzadas. Nicolás, sin embargo, eligió desde joven asociarse con quienes tenían esperanza, quienes profundizaban en nuevas disciplinas, quienes releían los clásicos y volvían a las fuentes. Creía en la humanidad. Comprendía que hay opuestos que hay que mantener juntos, que Dios es un misterio en el que lo que está en tensión encuentra la unidad. Nicolás sabía que no sabía y por eso comprendía cada vez mejor la realidad. ¡Qué gran don para la Iglesia! ¡Qué llamada a la renovación del corazón! He aquí sus enseñanzas: hacer espacio, mantener juntos los opuestos, esperar lo que aún no se ve.

Cusano hablaba de una "docta ignorancia", signo de inteligencia. El protagonista de algunos de sus escritos es un personaje curioso: el idiota. Es una persona sencilla, que no ha estudiado y hace a los sabios preguntas elementales que ponen en tela de juicio sus certezas.

Lo mismo ocurre hoy en la Iglesia. ¡Cuántas preguntas cuestionan nuestra enseñanza! Preguntas de los jóvenes, preguntas de los pobres, preguntas de las mujeres, preguntas de los que han sido silenciados o condenados por ser diferentes de la mayoría. Estamos en un tiempo bendito: ¡cuántas preguntas! La Iglesia se hace experta en humanidad, si camina con la humanidad y lleva en el corazón el eco de sus preguntas.

Queridos hermanos y hermanas, esperar es no saber. No tenemos ya las respuestas a todas las preguntas. Pero tenemos a Jesús. Sigamos a Jesús. Y así, esperamos lo que aún no vemos. Entramos como exploradores en el mundo nuevo del Resucitado. Jesús nos precede. Aprendemos, avanzando paso a paso. Es un camino no sólo de la Iglesia, sino de toda la humanidad. Un viaje de esperanza.


Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En esta audiencia jubilar nos ayuda a reflexionar el testimonio de Nicolás Cusano, un Cardenal alemán que vivió en el siglo XV, en un momento difícil de la historia. Como diplomático al servicio del Papa, fue un gran pensador y constructor de unidad.

En su tiempo, la Iglesia sufría a causa de las divisiones internas, y la paz en el mundo estaba continuamente amenazada. Pero él mantenía siempre viva la esperanza. Esta actitud lo ayudó a comprender mejor la presencia de Dios en la realidad, expresándolo en valiosos escritos.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que nos ayude a ser testigos de esperanza y artífices de comunión, dejándonos interpelar por las inquietudes y necesidades de los hombres y mujeres de hoy. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho:     

Les recuerdo a todos que todo discípulo del Señor está llamado a desempeñar su papel en la edificación de la

Iglesia.

Finalmente, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, los enfermos y los recién casados: que la experiencia jubilar de hoy sea un estímulo eficaz a la caridad, la justicia y la paz, contribuyendo así a la renovación en Cristo de todos los aspectos de la vida. 

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV







Fotos: Vatican Media, 25-10-2025