* «Y me di cuenta que la Escritura es Palabra Viva de Dios, tiene un elemento sacramental -aunque no conocía esa palabra entonces-, y usas la Palabra de Dios mismo para hablar a Dios mismo, y eso es hermoso… Las personas en el Cielo están más vivos incluso que nosotros los de la tierra, así que ¿por qué no pedir a los de allí que recen por mí? María era como otra amiga, una muy buena, a la que pedir ‘reza por mí, por favor’. En cuanto me di cuenta de que era Escritura y era como pedir a alguien que ore por mí, me deshice de muchas cargas»