* «Estaba en una situación de emergencia absoluta y, sin embargo, por increíble que parezca, finalmente desperté, y fue entonces cuando tuve una experiencia de fe. Cuando desperté, me sentí salvada. Era el día de Todos los Santos. A partir de esta experiencia comprendí que es realmente en el sufrimiento donde Dios se manifiesta. Por su parte, Guillaume me dijo que nunca había sufrido tanto como durante los tres días de mi coma, y sin embargo, nunca había tenido tanta fe y confianza en Dios. Realmente sentimos el poder de la oración. Todos nuestros amigos y familiares organizaron vigilias de oración en nuestro salón, en sus casas… Fue increíble, había un fervor enorme. Estábamos realmente rodeados de amor, del amor que viene de Dios»