* «Es muy fuerte ver cómo los niños entran de manera natural en la relación con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo y también ver cuánto están pidiendo. A veces tienen una hora de caminata por su cuenta para venir y participar de este oratorio. Así sucedió en todo caso en Sudán, con la dificultad de que las familias estén completamente trastornadas por la guerra, por lo que los adultos no están presentes y los niños están completamente solos. Y debemos ver cómo entran en oración; es para ellos recibir el amor de Dios Padre y es una experiencia muy hermosa… Cuando damos la fuerza de Jesús vivo, vencedor de todo, las personas pueden luego abalanzarse sobre la vida; sea cual sea el extremo sufrimiento que vivan, Cristo transforma ese sufrimiento en vida que se eleva y en fecundidad. Soy testigo de todo lo maravilloso que el Señor viene a hacer en los corazones de las persona»