«Una vez celebraba la liturgia funeraria por una mujer. Estábamos en invierno. Miro, terminada la ceremonia, al lado de las tumbas en el cementerio. Todos se han marchado y veo que ahí han quedado cuatro chavales. Tiritando, con botas de goma con todo aquel frío… unos 20 grados bajo cero. El menor era un crío. Les pregunto: “¿por qué no vais a casa?" Responden: “no nos iremos sin mamá. No tenemos a donde ir.” Es que el padre les había abandonado, y la madre ha muerto. Digo: ´vuestra madre está en el cielo. ¿Queréis ir a vivir conmigo?´ Asienten. Así que los traje al monasterio»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses