“Desde pequeña fui chora”(audaz, agresiva) reconoce Francisca Martínez, la mayor de tres hermanas, predilecta de su abuela, criada en la fe católica por sus padres, quien a los 13 años decidió rapar su largo cabello, dejando sólo una cresta colorinche en la nuca como bandera de esa nueva identidad. Vistiendo pantalones ajustados, chaqueta con tachas metálicas, bototos y medias rotas se sumergió –recuerda- en el mundo punky, con gente mayor que ella, que le mostraban un atractivo credo de ruptura con todo orden social. Pero también donde lo normal era drogarse y beber hasta quedar borrado. Leer más...
Comentarios de mi blog en Youtube
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 3 meses