* «Todos los días, mientras esperaba la fecha de la operación junto a mi esposa, en el pabellón de neurocirugía del Hospital Almenara, rezamos el Rosario pidiendo la intercesión de la Virgen… Hicieron la última tomografía para ubicar el tumor. A los diez minutos, me estaban regresando a mi cuarto. Uno de los internos nos dijo: No hay operación, el tumor ha desaparecido. ¿Qué pasó conmigo? Ha sido un regalo de la misericordia de Dios y nuestra Virgen de Guadalupe. Cuando colocamos a Jesús dirigiendo nuestra vida, cuando le entregamos a Él hasta nuestra propia vida, cuando Él toma el control, cuando tenemos la certeza, Jesús actúa. Estoy en remisión total»