jueves, 23 de agosto de 2007
Nuestra casa en el cielo la construimos con Amor / Enviado por Vivy Baigorria
Un día una señora falleció y llego al cielo. Ahí, junto a las más de cien mil personas que diariamente mueren, estaban haciendo fila para saber cuál sería su destino eterno.
De pronto apareció San Pedro y les dijo:
-Vengan conmigo y les mostraré en qué barrio esta la casa que le corresponde a cada uno. Ello dependerá de la cantidad de amor que cada cual haya ofrecido en la tierra a los demás. Aquí la única cuota inicial que se recibe para su habitación eterna es la caridad y el buen trato que jamás hayan dado en la tierra.
Y los fue guiando por barrios de lujo como ella jamás pensó que pudiera existir.
Llegó a un barrio hecho todo de oro, casas de oro, puertas doradas, paredes y techos de oro, una maravilla. Y San Pedro exclamó:
- Aquí los que gastaron mucho dinero en ayudar a los necesitados, los que su amor a los demás, sí les costó en su vida!.
Y fueron entrando todos los generosos, los que partieron su pan con los hambrientos, los que regalaron sus vestidos a los pobres, consolaron a presos y visitaron a los enfermos.
La señora quiso entrar, pero un ángel la detuvo al tiempo que le decía:
- Perdóneme pero usted en la tierra no daba sino migajas a los demás, jamás dio nada que en verdad le costara tiempo o dinero. Este barrio es solamente para los de corazón generoso.
Y no la dejó entrar. Pasaron luego a otro barrio de la eternidad.
Todas las cosas estaban construidas de marfil. Toda blancura y elegancia nunca vista. La señora se apresuró a entrar en tan hermoso barrio, pero un Ángel Guardián la tomó del brazo y le dijo:
- Me da pena señora, pero en esta parte es donde residen solamente aquellos que tuvieron un trato limpio y sincero hacia a los demás, usted era una persona muy corriente en hablar, dura, criticona y a veces hasta grosera en su trato.
Y mientras los demás entraban gozosos a tomar posesión de sus lujosas casas, la pobre mujer se quedaba afuera mirando con envidia a aquellos que habían sido tan afortunados. Ella no pudo entrar, le faltaba la cuota inicial: haber tratado bien a los demás.
Siguieron luego a un tercer barrio. Toda era más puro de cristal, todos brillantes y hermosos. La señora corrió a tomar posesión de una de aquellas maravillas, pero el Ángel Portero la detuvo y le dijo muy serio:
- En su pasaporte dice que usted, no se interesó ni poco ni mucho por instruir a los demás. Y usted nunca se preocupó porque las demás personas con las que usted vivía se volvieran mejores. Así que no hay casa para usted, le falta la cuota inicial de: haber colaborado, para que otros se instruyeran en las cosas del Señor.
Entristecida, la pobre mujer veía, que entraban miles de personas muy alegres a tomar posesión de su casa, mientras ella con un numeroso grupo de egoístas era llevada cuesta abajo hacia un barrio verdaderamente feo y asqueroso. Todas las habitaciones estaban construidas de desechos. El único material que se había utilizado para la construcción de aquella casa, eran de objetos basura. Ella se tapó la nariz porque la fetidez era insoportable y quiso salir huyendo. No obstante el guardia del barrio le dijo muy seriamente:
- Una de estas casas será su habitación eterna, ven a tomar posesión de ella.
La mujer gritó angustiada que no, que eso era horrible, que jamás sería capaz de vivir en semejante montón de basura y el Ángel le respondió:
- Señora esto es lo único que hemos podido construir con la cuota inicial que usted envió desde la tierra. Las habitaciones de la eternidad las hemos construido con los materiales que las personas manden desde el mundo. Usted solamente enviaba cada día egoísmo, malos tratos a los demás, murmuraciones críticas, palabras hirientes, odios, tacañerías y envidias.
¿Que más hubiéramos podido construirle? Usted misma nos envió el material para construirle su mansión.
La mujer empezó a llorar y a decir que ella no quería vivir ahí. Y de pronto para zafarse de las manos de que quienes quería hacerle entrar semejante casa, dio un salto y... se despertó, tenía la almohada empapada en lágrimas.
Sin embargo, aquella pesadilla le sirvió de examen de conciencia y desde entonces empezó a cambiar su vida y el material que enviaba como cuota inicial para la construcción de su mansión eterna.
Y USTED... Se ha preguntado: ¿Qué clase de material está enviando para que construyan la casa donde vivirá eternamente? Aún estamos a tiempo de cambiar el material de nuestra cuota inicial, empiece por amar a los demás, como nos amamos a nosotros mismos...
martes, 21 de agosto de 2007
Oración por nuestra casa / Enviada por Viviana
Señor, yo te ofrezco con humildad, mi casa. Tú me las has dado y yo quiero que tú mores perennemente en ella. Porque tú estás en ella, Señor, mi casa es un recinto sagrado.
Haz oh Señor que la llama del altar familiar permanezca encendida cada día, y que mis hijos aprendan aquí en este mi humilde hogar, a conocerte y andar en los caminos tuyos.
Que nuestras oraciones se eleven diariamente al trono de tu gracia, implorando la ayuda y el sostén que todos necesitamos.
Que la luz de tu Santa Palabra nos envuelva en su divina claridad e ilumine nuestros pasos.
Que nuestros labios prorrumpan en himnos de alabanza y gratitud por las bendiciones que de ahora en adelante tú derramarás sobre nuestra familia.
Que la fortaleza de los cimientos de esta casa esté en ti, únicamente en ti Señor, y no en ninguna otra cosa.
Que nuestros vecinos puedan ser guiados por ti por el testimonio de las vidas de los que nos cobijamos bajo este techo.
Que cuantos traspasen los umbrales de esta casa sientan que llegan a su morada de paz y de seres que se aman.
Que el amor no mengüe entre nosotros sino que florezca y cuaje en frutos sazonados y maduros.
Que bajo esta techumbre la voz sólo se alce para bendecir y hablar bien de los demás.
Que nuestras puertas estén siempre abiertas para los que han menester amistad y cariño, pan y consuelo.
Que podamos unos a otros perdonarnos nuestras faltas, olvidar nuestras pequeñas rencillas, y que el sol jamás se ponga sobre nuestro enojo.
Que de esta casa, Señor, salgamos mano con mano hacia el templo, a rendirte la adoración que sólo tú mereces.
Que al despertar cada día nuestro primer pensamiento sea para ti, y que cada noche al retirarnos al descanso, lo hagamos sabiendo que tú velas nuestro sueño.
Que si la miseria, la enfermedad o la desgracia, llegase mañana a esta casa, tan asidos estemos de ti, mi buen Señor, que ya nada pueda abatir nuestra fe.
Señor; una vez más, yo te ofrezco con humildad "Mi Casa".
lunes, 20 de agosto de 2007
Testimonio del Amor de Dios en la Adoración Eucarística de Oviedo / Enviado por Inés Morán Alvarez
Adorando a Dios en Oviedo: Adoración Eucarística Perpetua al Santísimo Sacramento
¿Sabeis lo que es la Adoración Eucarística Perpetua al Santísimo
Sacramento?.
Yo puedo contároslo desde mi experiencia, pues me he inscrito
como adoradora y me he convertido en adoradora de Dios.
Todo surgió en el mes de mayo de este año 2007, en que una
preciosa capilla de esta ciudad de Oviedo, pequeñita y recogida, fue
escogida para entronizar al Santísimo Sacramento. Desde ese momento Dios
está de continuo presente en ella y también, de continuo, es visitado de
noche y de día, de mañana y de tarde, de tal manera de que en ningún momento
está solo.
Todo es muy sencillo. Aunque parezca increíble en estos tiempos,
en que pudiera creerse que el hombre abandonó a Dios por no creer en su
existencia o no importarle, lo cierto es que una gran cantidad de personas
sí tienen en cuenta a Dios, les importa. Y de tal forma les importa, que han
constituido turnos a lo largo del día y de la noche, en los que cada
adorador de Dios se compromete un día a la semana, al menos una hora, a
dedicarle ese tiempo para estar con El. No es otra cosa la Adoración al
Santísimo Sacramento que el ir a estar con Dios y permanecer con Él.
Alguien puede preguntar: ¿y qué se hace ante Dios?.Pues bien,
¿qué se hace ante un padre al que se le quiere con locura, o ante una
madre?.El buen hijo les visita porque les quiere, les habla de sus cosas, de
su vida y escucha sus opiniones sobre ellas. Otras veces es a la inversa, se
escucha con interés a los padres y después se les contesta.¿No es así?. Pues
lo mismo con Dios.
De todas formas, es necesario experimentar el estar ante la
Presencia de Dios para poder comprender el grado de paz que alcanza el alma,
o el interior de la persona. Tiene tal poder de seducción que humanamente se
podría decir que "engancha".
Si bien son veinticuatro las horas que el día dispone para que los hombres
se acerquen a Dios según sus posibilidades horarias, con un poco de
atrevimiento y casi de osadía me atrevo a decir – sin desmerecer a nadie,
porque el tiempo es una medida humana y subjetiva, pero no divina ya que El
lo ve todo en presente- que la oportunidad de poder realizar esa adoración
en la madrugada, desde las 0 horas hasta las 6, es un privilegio
impresionante. Pudiera parecer que es un esfuerzo o un sacrificio el acudir
a las 3 ó a las 4 de la mañana o a las 5 y sin embargo, todo lo contrario,
no lo es. El despertar del sueño, levantarse con ilusión y encontrarse con
Dios en el silencio, cuando todo duerme, es un regalo inmerecido del hombre
que Dios le concede, como le concede tantos dones que a veces le pasan
desapercibidos.
Se siente la responsabilidad de la humanidad. Se lleva sobre sí
y se representa a toda la humanidad, en ese estar en la oscuridad de la
madrugada a solas con Dios. Quien lo hace, se extasía. La fe crece, aumenta
la admiración de la bondad de Dios, el alma queda "alucinada" al comprender
que ella, que no es nada o que es tan poca cosa, esté siendo recibida por
Dios directamente, de Tú a tú, sin previa cita, sin solicitudes burocráticas
tan humanas, sino así, sencilla y llanamente porque Dios accede a estar con
el hombre cuando éste quiere estar con Él.
Hay veces que se le mira simplemente sin decirle nada, pero en
esa mirada hay agradecimiento y profunda admiración. Otras en cambio, cuando
el alma parece un volcán en erupción, se le "disparan" necesidades,
preocupaciones, tristezas, problemas, descargándolas en Él con confianza y
con necesidad humana, porque qué pequeño y mendigo se encuentra el hombre
cuando se ve abrumado por obstáculos y dificultades. Otras veces, sin
embargo, estando el alma alegre y el ánimo elevado, se "piropea" a Dios con
entusiasmo, diciéndole todo aquello bello que sale de su corazón . Y Dios
escucha, siempre; el mismo interés demuestra tanto si estamos centrados en
Él como si estamos disipados, porque cuántas veces también el hombre se
disipa llevado por su imaginación que en ocasiones es incapaz de frenar.
Cuando me apunté en la madrugada,¡pobre ignorante!, creí que
hacía una gran cosa. Ya en mi primera hora de adoración al Santísimo
comprendí que la gran cosa no era la mía sino al contrario, era la de Dios
que se prestaba a hacerme caso y a estar conmigo. Y con ello descubrí cómo
por ignorancia, comodidad, pereza, o cualquier otro motivo de corta mirada,
el hombre voluntariamente se presta a no recibir la grandeza de lo que Dios
quiere darle, y la mayor grandeza es la de tener su Presencia.
Estar delante de Dios, junto a Dios, con Dios, es algo que basta
para contemplarle con profunda adoración y reverencia. Y aquél tiempo, una
hora o dos semanales, en las que uno se inscribió pensando que era mucho
tiempo y que podría uno cansarse, resulta que se han convertido en nada de
tiempo. Es tal el poder del amor de Dios que, cuando se le concede ese
tiempo que antes parecía tanto, pasa con tal rapidez que al finalizarlo uno
se pregunta: ¿Pero cómo es posible, si no me ha dado casi tiempo a decirle
hola?.
Somos muchos los que acompañamos a Dios a lo largo de todas las
horas del día en la Adoración Eucarística Perpetua. Personas que hasta ahora
no nos conocíamos y que aún a algunas no conocemos, sin embargo se palpa en
nosotros el inmenso milagro de la fraternidad, se palpa nuestro cariño en
nuestras miradas, en nuestras sonrisas al vernos, en nuestro entendimiento.
Aunque me gustaría animaros a los que leáis estas líneas a poder
participar de esta experiencia, sé que es difícil convencer, de sobra lo sé.
Sin embargo, os queda la puerta abierta .Antes o después, espero con
confianza, aunque sólo sea para probar si es cierto lo que os cuento, la
utilizaréis y , no será nada extraño, os encargareis vosotros de aumentar
con vuestra experiencia personal estas líneas.
Por último, en Oviedo, la capilla está abierta las 24 horas del
día ininterrumpidamente para efectuar la Adoración Eucarística , en la
iglesia de Las Esclavas, en la Calle Toreno. Siempre abierta para quien
quiera o necesite entrar.
Felices vosotros / Autor: Leónidas Proaño
Queridos amigos: Paz y Bien.
Hoy tenemos un nuevo tema: FELICES
USTEDES (VOSOTROS)
Pero teniendo en cuenta el terrible terremoto de
Perú, os adjunto esta preciosa poesía de Leónidas Proaño. Es un
reflejo de lo sentido en España. Dice así:
Mantener siempre atentos
los oídos
al grito de dolor de los demás
y escuchar su llamada de
socorro
ES SOLIDARIDAD.
Mantener la mirada siempre alerta
y los ojos
tendidos sobre el mar
en busca de algún náufrago en peligro,
ES SOLIDARIDAD.
Sentir como algo propio el sufrimiento
del hermano de
aquí y del de allá,
hacer propia la angustia de los pobres,
ES SOLIDARIDAD.
Llegar a ser la voz de los humildes,
descubrir la
injusticia y la maldad,
denunciar al injusto y al malvado,
ES SOLIDARIDAD.
Dejarse transportar por un mensaje
cargado de
esperanza, amor y paz,
hasta apretar la mano del hermano,
ES SOLIDARIDAD.
Convertirse uno mismo en mensajero
del abrazo sincero
y fraternal
que unos pueblos envían a otros pueblos,
ES SOLIDARIDAD.
Compartir los peligros en la lucha
por vivir en
justicia y libertad
arriesgando en amor hasta la vida,
ES SOLIDARIDAD.
Entregar por amor hasta la vida,
es la prueba mayor de
la amistad,
es vivir y morir con Jesucristo,
ES SOLIDARIDAD.
Un
saludo cordial desde España SOLIDARIA, en Jesús y María,
José Luis
Elizalde
sábado, 18 de agosto de 2007
Más allá del sufrimiento / Autor: P. Ángel Peña, misionero agustino recoleto
Tema: ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN A
LA MUERTE DE SU MADRE, SANTA MÓNICA
Deja, Señor, que mi llanto
fluya manso y calmante.
¡Sé qué tú sabrás interpretar mis lágrimas!
Déjame llorar, Señor, a lágrima viva, siquiera una hora,
A mi madre recién muerta ante mis ojos, a mi madre que, por tantos y tantos años,
me ha llorado a mí, muerto entre los vivos.
He cerrado los ojos de mi madre,
mientras contenía las lágrimas
en penosísima congoja interior.
Yo disimulaba también el lamento
dolorido de mi corazón,
pues sabía que mi madre no moría del todo.
Estaba seguro de su vida en la eternidad
por el testimonio
diario de su fe no fingida
y por la fuerza de tu gracia, Señor.
Pero, a pesar de las consolaciones de la fe,
me quemaba vivamente la herida
reciente de esta separación,
acostumbrado como estaba a la grata presencia de mi madre
y hecha mi alma a la delicia cotidiana de estar juntos.
Privado de aquel consuelo,
me sentí desgarrado,
como si desapareciera la seguridad de mis pasos.
Sentí una hendidura en
mi alma, pues mi vida y la suya, fundidas en sentimientos
y con deseos tan unísonos,
se habían hecho una sola...
Ahora nada podía calmar mi dolor, ni siquiera las palabras de los amigos ni los saludos de quienes se creían obligados
a acompañarme en aquel trance,
ni los consuelos de muchos cristianos ni las voces de aliento religioso
ni los pésames, ni el retiro a la soledad.
Déjame llorar en tu presencia, Dios mío.
Perdóname el desahogo de
soltar la compuerta
de mis lágrimas represadas
y consentir que fluyan cuanto quieran.
Te pido, Oh Dios, que mi madre repose en tu paz
juntamente con su esposo,
a quien amó enteramente.
De nuevo juntos en tu paraíso,
reúne a mis padres,
por quienes me
trajiste a la vida.
Que se cumpla lo único que ella me pidió:
Ruega por mi alma ante el altar del Señor.
(Confesiones 9,12,29-33 y 9,13,34-37).
La nueva y auténtica paz que Jesús trae a los hombres / Autor: Raniero Cantalamessa, ofmcap
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia de mañana domingo, XX del tiempo ordinario.
* * *
XX Domingo del tiempo ordinario
Jeremías 38, 4-6.8-10; Hebreos 12, 1-4; Lucas 12, 49-57
He venido a traer división en la tierra
El pasaje del Evangelio de este domingo contiene algunas de las palabras más provocadoras jamás pronunciadas por Jesús: «¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
¡Y pensar que quien dice estas palabras es la misma persona cuyo nacimiento fue saludado con las palabras: «Paz en la tierra a los hombres», y que durante su vida había proclamado: «Bienaventurados los que trabajan por la paz»! ¡La misma persona que, en el momento de su prendimiento, ordenó a Pedro: «¡Mete la espada en la vaina!» (Mt 26, 52)! ¿Como se explica esta contradicción?
Es muy sencillo. Se trata de ver cuál es la paz y la unidad que Jesús ha venido a traer y cuál es la paz y la unidad que ha venido a suprimir. Él ha venido a traer la paz y la unidad en el bien, la que conduce a la vida eterna, y ha venido a quitar esa falsa paz y unidad que sólo sirve para adormecer las conciencias y llevar a la ruina.
No es que Jesús haya venido a propósito para traer la división y la guerra, sino que de su venida resultará inevitablemente división y contraste, porque Él sitúa a las personas ante la disyuntiva. Y ante la necesidad de decidirse, se sabe que la libertad humana reaccionará de forma variada. Su palabra y su propia persona sacará a la luz lo que está más oculto en lo profundo del corazón humano. El anciano Simeón lo había predicho al tomar en brazos a Jesús Niño: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones» (Lucas 2, 35).
La primera víctima de esta contradicción, el primero en sufrir la «espada» que ha venido a traer a la tierra, será precisamente Él, que en este choque perderá la vida. Después de Él, la persona más directamente involucrada en este drama es María, Su Madre, a la que de hecho Simeón, en aquella ocasión, dijo: «Y a ti una espada te traspasará el alma».
Jesús mismo distingue los dos tipos de paz. Dice a los apóstoles: «Mi paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni tenga temor» (Juan 14,27). Después de haber destruido, con su muerte, la falsa paz y solidaridad del género humano en el mal y en el pecado, inaugura la nueva paz y unidad que es fruto del Espíritu. Ésta es la paz que ofrece a los apóstoles la tarde de Pascua, diciendo: «¡Paz a vosotros!».
Jesús dice que esta «división» puede ocurrir también dentro de la familia: entre padre e hijo, madre e hija, hermano y hermana, nuera y suegra. Y lamentablemente sabemos que esto a veces es cierto y doloroso. La persona que ha descubierto al Señor y quiere seguirle en serio se encuentra con frecuencia en la difícil situación de tener que elegir: o contentar a los de casa y descuidar a Dios y las prácticas religiosas, o seguir éstas y estar en contraste con los suyos, que le echan en cara cada minuto que emplea en Dios y en las prácticas de piedad.
Pero el choque llega también más profundamente, dentro de la propia persona, y se configura como lucha entre la carne y el espíritu, entre el reclamo del egoísmo y de los sentidos y el de la conciencia. La división y el conflicto comienzan dentro de nosotros. Pablo lo explicó de maravilla: «La carne de hecho tiene deseos contrarios al Espíritu y el Espíritu tiene deseos contrarios a la carne; estas cosas se oponen recíprocamente, de manera que no hacéis lo que querríais».
El hombre está apegado a su pequeña paz y tranquilidad, aunque es precaria e ilusoria, y esta imagen de Jesús que viene a traer el desconcierto podría indisponerle y hacerle considerar a Cristo como un enemigo de su quietud. Es necesario intentar superar esta impresión y darnos cuenta de que también esto es amor por parte de Jesús, tal vez el más puro y genuino.
Testimonio del padre Bossi tras su secuestro en Filipinas
El sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras aguarda el encuentro con el Papa
ROMA, viernes, 17 agosto 2007 (ZENIT.org).- Tras su liberación, el mayor deseo del padre Giancarlo Bossi ha sido el reencuentro con sus parroquianos de Payao (Filipinas), donde lleva una vida de misión con plena conciencia de los riesgos que ello implica.
La desaparición, el 10 de junio, del sacerdote italiano del Pontificio Instituto de Misiones Extrajeras (PIME) puso literalmente de rodillas a fieles de todo el mundo en una plegaria común para su liberación.
Desde el momento del secuestro, el Papa oró y pidió diariamente noticias sobre el sacerdote.
El 20 de julio el misionero, de 57 años, fue liberado en Mindanao.
«Una oración coral desde todo el mundo, que ha involucrado a muchísimas personas, de credos diversos, ha obtenido de Dios la gracia deseada», escribió el superior general del PIME, el padre Gian Battista Zanchi.
El pasado 30 de julio, aniversario de la fundación del PIME, su superior general celebró la Santa Misa en acción de gracias por la liberación del padre Bossi.
La oración «obtuvo de Dios no sólo la gracia de la liberación, sino que tuvo un efecto beneficioso en el corazón del padre Giancarlo durante su prisión», quien reconoció que «nunca perdió la tranquilidad» en su interior y que «de ello tenía que dar gracias a Dios, frente a todo lo que le estaba sucediendo», recordó el padre Zanchi en su homilía.
La semana pasada, el sacerdote regresó de Manila. Transcurrirá unos días de descanso con su familia.
Ha sido invitado el primer fin de semana de septiembre a Loreto, con ocasión de la peregrinación que Benedicto XVI realizará al santuario mariano, donde se encontrará con numerosísimos jóvenes. A estos se ha pedido que dé testimonio el misionero del PIME, quien relata su experiencia en esta entrevista concedida a «Radio Vaticana».
--¿Cuál ha sido la mayor alegría que ha tenido tras su liberación?
--P. Bossi: La mayor alegría de la liberación es haber vuelto a mi parroquia y encontrarme con mis parroquianos. Tenía que volver -aunque en Payao la gran mayoría son cristianos, el centro [del lugar] es en un 50% musulmán y en un 50% cristiano- precisamente para evitar, llamémoslo así, un choque de civilizaciones o una guerra de religiones. Y cuando les he dicho que los que me secuestraron en el fondo eran sólo grandes criminales –y por lo tanto son criminales sólo esos pocos que me secuestraron, porque ¡no es que los musulmanes sean todos criminales!; igual que cuando un cristiano roba: ¡no es que todos los cristianos sean ladrones!-, creo que la gente de Payao lo ha entendido...
--En su actividad como misionero, ¿contaba con la posibilidad de sufrir esta experiencia del secuestro?
--P. Bossi: No. Sabíamos que era un lugar de riesgo, sabíamos que existen muchos, muchos peligros, pero esto no me lo esperaba.
--En esos días, ¿pensó alguna vez que le quitarían la vida?
--P. Bossi: ¡No, no, no! Jamás pensé que me matarían; es más: siempre me trataron bien. Además tenía presente la experiencia de mi hermano [de la comunidad religiosa] Luciano y de otros sacerdotes que después de haber sido secuestrados fueron liberados. Por lo que también yo me esperaba dos o tres meses de apresamiento y después la liberación. En cambio, gracias al Cielo, han sido sólo cuarenta días.
--¿Qué percibió de sus secuestradores aquellos días?
--P. Bossi: La idea que me he hecho de mis secuestradores es que se trata de una pobre gente, en el sentido de que se les ordenó que me secuestraran y así lo hicieron. Y punto. Por lo demás, ni siquiera ellos saben de quién vino la orden, desconocen los planes, o qué significaba mi secuestro... Lo único que sabían es que mi secuestro daba dinero. Sin más.
--Usted ha declarado que rezó con sus secuestradores. ¿Cómo sucedió esto?
--P. Bossi: Porque ellos oraban tres veces al día, y cuando rezaban también lo hacía yo, y en mi interior la idea que me formaba, las primeras veces, al verles rezar y rezar yo mismo, era: ¿pero estamos rezando al mismo Dios? Porque si existe un Dios de la paz y de la misericordia: ¿cómo es que ellos rezan, con un fusil en su mano derecha, teniéndome prisionero en su izquierda? Me parecía una gran contradicción, ¿no? Por eso les pedía información y su respuesta era muy sencilla: me dijeron que Alá está en su corazón, pero no es su «trabajo». Y esto también para muchos cristianos es igual: o sea, Dios existe, pero en nuestras opciones diarias somos nosotros los que tomamos las decisiones; Dios no cuenta nada. Y esto es algo sobre lo que debemos reflexionar...
--Lo que le ha sucedido, ¿cambiará de alguna forma la misión del PIME en Filipinas, en particular en Mindanao?
--P. Bossi: No. La semana pasada nos reunimos todos los del PIME que trabajamos en Filipinas con nuestro superior general, y recalcamos que nuestra presencia en Mindanao continúa; no dejaremos nuestros sitios de labor aún conociendo los riesgos que podemos encontrar a lo largo del camino de nuestra presencia allí.
--Otros misioneros podrían estar en peligro en esa zona...
--P. Bossi: ¡Todos estamos en peligro! Sabemos que es así, y sabemos que nos pueden pasar estas cosas, pero seguimos tranquilamente adelante.
--Usted expresó su deseo, tras su liberación, de encontrarse con Benedicto XVI. ¿Por qué?
--P. Bossi: Al saber que siempre rezó por mí, que me recordó ante el Señor, me parece que tengo que agradecérselo.
viernes, 17 de agosto de 2007
Tomar la Cruz / Autor: José H. Prado Flores
Jesús afirmó categóricamente que no podríamos ser discípulos suyos si no tomábamos la cruz.
Si alguno quiere ser mi discípulo, que tome la cruz y que me siga: Mt 16, 24.
Infelizmente se ha deformado este aspecto, hasta el punto de vivir una religión centrada en la cruz y no en el poder de la cruz, pensando que debemos sufrir y hasta sacrificarnos, soportando con "resignación cristiana" las injusticias de la vida. Algunas personas tienen la imagen de un Dios sádico que se goza y hasta glorifica con nuestras lágrimas. Existen espiritualidades que afirman que Dios regala la cruz del sufrimiento a quienes ama. Algunos de ellos traspasan la frontera del masoquismo, que en el fondo es una soberbia refinada.
En primer lugar, esta cruz no es sinónimo de dolor o sufrimiento, sino que debe ser, como la cruz de Jesús.
¿Por qué Jesús predijo tres veces su muerte en la cruz? Porque era el camino lógico en donde desembocaba el estilo de vida que llevaba y el mensaje que predicaba. Pudo haberlo evitado, si hubiera aceptado las propuestas del demonio en el monte de las tentaciones, o si hubiera claudicado frente al legalismo de fariseos e hipocresía de escribas. “Su cruz” era la consecuencia inevitable.
Jesús no quería la cruz, puesto que no era masoquista, pero la aceptó como el precio por ser fiel a sí mismo y a la misión que el Padre le había confiado.
Nuestra cruz, como la de Jesús, consiste en ser congruentes con la opción que nosotros hemos hecho del Evangelio, como guión de vida; lo cual no es fácil y exige fuerza de profeta y vocación de mártir, para soportar la persecución del mundo tenebroso que se opone al Reino de Dios.
Tomar la cruz implica no claudicar ante las burlas y desprecios por no consentir con la injusticia ni quedarnos callados o pasivos ante la maldad y perversidad de las fuerzas del mal en la sociedad.
Tomar la cruz es vivir de acuerdo al Evangelio, como corderos en medio de lobos, que están dispuestos a dar su vida para que Cristo Jesús reine en este mundo, significa vivir la verdad en medio del mundo de mentira, aunque los demás se rían de nuestra ingenuidad.
Tomar la cruz es vivir con la esperanza de la resurrección; que nuestro trabajo para instaurar el Reino no es en vano, y que los sufrimientos del tiempo presente, son incomparables con la gloria que se va a manifestar después (Rom 8, 18).
Esa es la cruz evangélica que estamos llamados a tomar como auténticos discípulos de Jesús.
Por lo tanto, no se trata de valorar el sufrimiento o canonizar el dolor. Al contrario, es para hacer desaparecer tanto el dolor estéril como el sufrimiento que son fruto de las injusticias. Ésta es la cruz del cristiano: vivir congruentemente con el Evangelio, a veces como una voz que clama en el desierto y otras, remando contra la corriente. Por ejemplo, tomar la cruz es promover el evangelio de la vida, en contra de la cultura de la muerte, la guerra y los abortos.
No se trata de hacer sacrificios, negándonos a lo que nos gusta, sino renunciar a lo que nos hace daño o va en contra de los valores del Evangelio, poniendo en riesgo nuestra felicidad en este mundo y hasta en el otro.
La cruz que debemos asumir es la renuncia a todo lo que nos impide vivir la plenitud, la vida que Cristo vino a traer a este mundo. La cruz evangélica no mata, sólo hace morir en nosotros todo lo que no nos deja vivir.
Cristianismo de bolsillo / Autor: P. Mariano de Blas lc
Yo me pregunto: ¿De qué sirve una religión - cualquiera que sea -, si no es capaz de ofrecer a sus seguidores lo que ellos tienen derecho a esperar? : Respuesta a sus dudas, soluciones a sus problemas, profunda felicidad, un sentido a sus vidas, etc. ¿De qué sirve una religión si no hace mejores a sus seguidores? ¿De qué sirve - por ejemplo - ser católico, si el serlo no te hace ser más feliz, ni te hace sentirte fuerte, valiente ante las dificultades?. Si no eres mejor que los que no son católicos - repito -, ¿de qué te sirve tu religión?
Los hombres sin religión tienen derecho a decirte: "Demuéstrame que el tener una religión - por ejemplo, la católica -, me reporta bienes y me hace mejor". Antiguamente se decía de los cristianos: "Mirad, cómo se aman". ¿Se puede hoy decir esto también? Alguien con muy mala intención decía estas palabras: ‘Si ves que alguien va a los templos y despelleja con su lengua a su vecino, sospecha que es un cristiano’; y por desgracia muchas veces sucede así. Tu crees en Dios y vives tan amargado como yo; ¿de qué te sirve creer en Dios?. Vas a Misa los domingos y eres igual, si no peor que yo. ¿De qué te sirven tus Misas y tus rezos?
Son preguntas muy duras, pero tienen su punto de verdad. Los jóvenes, por ejemplo, que recibieron una formación religiosa e iban, o mejor dicho, eran llevados a Misa los domingos y les enseñaban a rezar, al llegar a esa edad en que todo se analiza y de todo se pregunta por qué, efectivamente, se preguntan: ¿Por qué tengo que ir a Misa, confesarme y rezar, etc.?
Si no tienen respuesta convincente dejan la religión como algo inservible, inútil, infantil, etc., y buscan como sustituto de sus creencias otras cosas, alguna teoría filosófica o psicológica, o lo que esté de moda en el pensamiento; si encuentran respuesta, entonces aceptan su fe con mayor madurez porque la ven útil, necesaria, enriquecedora.
Puede, incluso, ocurrir otra cosa, que se cambie de religión como si se tratase del cambio de un abrigo, o de una camisa; De esa manera demuestra qué hondas raíces tenía su anterior religión. El que cambia su fe de un día para otro, mala señal. Y quisiera decir una cosa para aclarar está cuestión: ¿Vale la pena seguir una religión? Depende. Si se vive a medias, ¡no!, si se vive en serio, ¡sí!; Claro que, si el problema de muchos es que ha reducido su religión a un cristianismo de Misa dominguera, a un cristianismo de bolsillo, sin exigencias, claro que esa forma de vivir no da nada, ni respuestas, ni felicidad, ni fortaleza, ¡nada!. Pero, hay otra forma de ser cristianos, que sí llena y ayuda y fortalece, que es ser cristianos de verdad.
El cristianismo es una religión que vuelve a los hombre felices, valientes realizados, pero con una condición, que tomen el cristianismo en serio. Miles lo toman en broma.
La confesión de Pedro / Autor: P. Clemente González
Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas» Díceles : «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípuilo que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de manos de los ancianos, los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: «No lo permita Dios, Señor. Eso no puede suceder a ti» Pero Jesús le volvió a Pedro y le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino de los hombres!»
Reflexión:
Este evangelio nos confirma una vez más que ante Cristo no hay privilegios. No escogió a los ricos y poderosos según el mundo, sino a aquellos que de verdad buscan el Reino de Dios. Este es el caso de Simón Pedro. Un pescador, quizá con poca formación intelectual comparado con los escribas de su tiempo. Y, sin embargo, a la hora de responder a la pregunta quién es el hijo del hombre, sabe más que cualquier fariseo o doctor de la ley. “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios”.
En Pedro también se repite la historia de la Virgen María. Dios escoge un instrumento débil para una misión desproporcionada. En Pedro esta misión es ser Cabeza de la Iglesia. Así también nos sucede en nuestra vida. Dios nos llama a una misión concreta, una misión intransferible, como la de Pedro, una misión desproporcionada. Pero sobre todo a una misión en la que tenemos de antemano asegurada la victoria. Las puertas del infierno no prevalecerán.
A veces podemos sentir a Cristo muy distante en nuestra vida, cuando nos asechan los problemas, cuando surgen las dificultades, cuando por ser fieles al Señor parece que se nos viene el mundo encima. Y, sin embargo, podemos constatar en la realidad cómo Cristo era, es y seguirá siendo fiel. Hemos visto cómo la promesa que Cristo le hizo a Pedro aquel día en la región de Cesarea de Filipo se cumple hoy en el Papa. A pesar de las innumerables dificultades que la Iglesia ha tenido, nunca ha prevalecido sobre ella el poder del maligno.
Ante el primer anuncio de su Pasión que hace el Señor, Pedro pasa de la inspiración de Dios a expresarse según sus propios criterios. Jesús que acaba de llamarle bienaventurado, lo identifica en este momento con Satanás. Esto debe ser un recordatorio para nosotros de nuestra propia humanidad. ¡Que fácil es confundirnos y no escuchar su palabra y dejarnos llevar por nuestra soberbia y nuestra autosuficiencias!
Viendo el ejemplo de fe de Pedro y de toda la Iglesia, sigámoslo también en nuestra vida, sabiendo que Dios no nos pide más de lo que podemos dar, y que cuando nos llama a una misión nos da las fuerzas necesarias para llevarla a cabo. Aceptemos todo lo que necesitamos oir con humildad y fe para no apartarnos del camino que nos conduce hacia Él.
¿Pornografía? No, gracias / Autor: Álvaro Correa
Fontanella es una población que dista a escasos 30 kilómetros de Bérgamo, en el norte de Italia. En marzo del 2004 el Consejo del Municipio prohibió “abrir ejercicios comerciales que traten la venta, alquiler y cesión de todo título de material pornográfico de cualquier tipo”, y además que “las publicaciones de libre venta en los quioscos o videotecas no sean expuestas a la vista del público”.
Es una buena noticia. Lástima que no corra como reguero de pólvora. No fue recogida por ningún noticiero televisivo nacional ni internacional y a duras penas recorre la bota italiana. Cayó silenciosa como un copo de nieve, pero su fuerza es imponente como una avalancha. Es una noticia que indica que la conciencia del hombre -mientras no llegue a pervertirse fatalmente- continúa iluminando “el bien que se debe hacer y el mal que se debe evitar”.
El valiente Municipio de Fontanella hizo frente a la poderosa industria de la pornografía que factura millones de dólares anualmente. Cierto que es como si una hormiga quisiera poner el freno a un caballo en galope, pero Fontanella ha hecho su parte y sirve de ejemplo para todos los que deseen sumar sus fuerzas a la noble causa de defender la dignidad y belleza del cuerpo humano.
El ambiente en que nos movemos ha desenfocado la sexualidad humana y la presenta como un mero objeto de placer y no como una donación de toda la persona en un amor bello e íntegro. La era consumista sufre culpablemente el hambre de los placeres carnales porque ha venido privando el alma del hombre de los manjares del cielo.
Fontanella apunta la lanza contra la publicidad actual que no se ruboriza de presentar el desnudo como un atractivo comercial y contra el tráfico de material pornográfico. Intenta desenmascarar la malicia que está detrás de una pretendida “naturalidad” en el uso del cuerpo humano, reducido a mero objeto de placer carnal. Es un esfuerzo que corre por los mismos rieles de la enseñanza cristiana, que valoriza la dignidad de la sexualidad humana, como don de Dios, para dar esplendor al cuerpo y a los sentimientos, evitando reducirlos a una banalidad.
Hace relativamente pocos años, un trozo de material pornográfico era un escándalo. Pero golpe tras golpe, escena tras escena, portada tras portada, anuncio tras anuncio, se ha venido taladrando la resistencia del pudor y de la decencia, del mínimo respeto y de la dignidad humana. Y así parece que nadie se inquieta ya ante un cartelón provocador, clavado en un cruce de las arterias principales de las grandes ciudades. Hoy, sin pena alguna, corren los niños a los quioscos a comprar sus revistas de aventuras que el vendedor extrae entre un aparador de revistas pornográficas. La publicidad de la televisión y del internet no tiene escrúpulos para ofrecer productos de una manera en ocasiones obscena. Y en toda esta marabunta uno se siente apenado por la manipulación que las empresas publicitarias hacen de la mujer, que por antonomasia es templo del pudor. Quizás que los movimientos feministas estén de acuerdo que no es necesario presentar un desnudo femenino en el anuncio de una botella de agua mineral, de un champú o de un automóvil. ¡Pobre mujer!, por una parte le ofrecen una constelación de objetos de belleza, de vestidos y joyas, y, por otra, ponen en entredicho su dignidad dejándola a merced de las miradas perversas.
La mente que está detrás de estas redes publicitarias juega conscientemente con las pasiones desordenadas del hombre y mete la espada en la dignidad de su cuerpo. No tiene en cuenta que el hombre y la mujer en su corporeidad han sido ennoblecidos por su condición de seres racionales y espirituales.
Hay quien se cubre con el paraguas roto de la excusa de que la pornografía es un acto privado, cuando se trata de lo contrario, pues justamente la pornografía ofende la vida privada e íntima de las personas estableciendo una relación innoble con los demás.
Los abuelos cuentan que antes había más decencia. Sin duda que sí. Pero hace cien o mil años como ahora y siempre, el hombre lleva dentro de sí un cúmulo de pasiones que necesitan la gracia de Dios y el trabajo personal para ser orientadas y sujetadas debidamente. La batalla contra la pornografía no se libra sólo en términos de leyes municipales. Es ante todo en el interior del corazón, en lo más hondo de cada persona, donde se toma conciencia de la propia dignidad de personas e hijos de Dios. Quien llega a este maravilloso descubrimiento, a esta estupenda realidad de saberse creado “a imagen y semejanza de Dios”, llega a la gozosa experiencia de reconocer que es templo de Espíritu Santo: se mira a sí mismo y a los demás con un respeto sagrado.
Dice el catecismo de la Iglesia católica en el número 2354 que “la pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, fuera de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico”.
Para el cristiano y para todo hombre de buena voluntad queda claro que la pornografía no puede ser aceptada impunemente. Uno a veces se admira de la falta de sentido común de algunos padres de familia que se llevan las manos a la cabeza por el embarazo de una hija adolescente o por las denuncias sobre el desenfreno moral de alguno de sus hijos, cuando resulta que no han tenido la suficiente firmeza en su educación y con demasiada ingenuidad los han dejado crecer con “naturalidad” en medio de un ambiente licencioso y permisivo. Les dejan un margen amplio para sus diversiones, les permiten vestir como les viene en gana, a la moda -qué mal visten tantos jóvenes en este inicio del milenio: pantalones a medio caer, bombachos, jeans rotos, vestidos terriblemente ajustados, camisetas no mayores que unos tirantes, etc.-. Son adolescentes y jóvenes que se abren paso en la vida sin criterios maduros, carecen de un suficiente cultivo de las virtudes humanas como la voluntad, la conciencia, la responsabilidad, la reciedumbre, y de las virtudes espirituales y cristianas: la fe, la esperanza, el amor, la humildad, la pureza, etc. Si la matemática no falla, tarde o temprano estos chicos y chicas serán hijos problemáticos.
La otra cara de la medalla también se da afortunadamente. Cuántos adolescentes y jóvenes llenos de vitalidad, rebosantes de energía y generosidad, que aman con corazón limpio, que han comprendido que el amor es entrega. Éstos han recibido de su familia y educadores los principios de una vida humana y cristiana completa, sin recortes. El tiempo pasa y ellos maduran creciendo en la alegría de la virtud que conquistan con esfuerzo e ilusión.
La pornografía tiene su feudo donde el amor a Dios y su designio de amor sobre el hombre ha quedado en la trastienda, como una leyenda del pasado o un refugio piadoso para devotos. Las personas que alquilan sus cuerpos para esta empresa corren el riesgo de perder la sensibilidad de su alma. Uno a veces se pregunta: ¿no sucederá que el hijo o la hija de la modelo tal o del artista cual sienta vergüenza y pena por lo que su madre o padre hacen? ¿Qué sentimiento de rubor correrá por el corazón de un jovencito cuando vea la foto de su madre en la portada de una revista indecente que corre de mano en mano en un corro malicioso?
Las incoherencias son un diente más del engranaje. Un día un niño quería ver una película pero su madre le dijo que no podía porque “era para mayores de 18 años”. La respuesta del niño fue la siguiente: “¿Entonces cuando tenga 18 años podré ver toda la pornografía que quiera?”. Este niño sin darse cuenta estaba denunciando la incoherencia de una sociedad que pretende quitar la malicia colocando una catalogación de edad. ¿Los mayores de 18 años tienen mano libre para la pornografía? ¿Su edad quita la malicia de este hecho? ¿Dónde se dice que el pecado pueda ser aceptado con la mayoría de la edad?
Fontanella ha levantado su voz, aunque se queda sólo en una prohibición externa. Aún es incompleta, pero laudable. Queda abierto el horizonte de formar niños, jóvenes y adultos de mirada y corazón limpios, de nobles sentimientos, de fe y de amor sobrenaturales que reconozcan la dignidad que Dios nos ha concedido como hijos adoptivos. Esta labor se levanta en el interior de cada persona. La pornografía termina donde un corazón humano es limpio. La oración y la profundidad humana son medios para contemplar, valorar y defender la belleza del hombre y de la mujer que han sido creados “a imagen y semejanza de Dios”.
Cuando Cristo afirmó que el cuerpo es templo del Espíritu Santo nos enseñaba que los templos son bellos y sagrados y que se deben conservar siempre dignos de Aquél que su dulce Huésped y Señor
La visión de los niños y oración por ellos / Enviada por Ana García
La visión de los niños
# Cuando el adulto mira flores silvestres, ve un montón de maleza que va a crecer en el jardín.
Los niños ven flores para mamá.
# Cuando el adulto ve un borracho, ve una persona mal oliente, sucia que probablemente quiere dinero y mira para otro lado.
Los niños ven a alguien sonriéndoles y ellos también le sonríen.
# Cuando el adulto escucha música que le gusta, piensa en el hecho que no se entona bien o no tiene ritmo, entonces escucha callado.
Los niños escuchan la música, comienzan a moverse, cantan las palabras de la canción. Si no se la saben, se la inventan.
# Cuando el adulto siente viento en su cara, lo siente despeinando su cabello e inmediatamente se arregla el pelo mientras camina.
Los niños cierran sus ojos, abren sus brazos y vuelan hasta que caen en el piso riendo.
# Cuando el adulto ve un charco, camina alrededor. Ve zapatos, ropa y carpeta sucia.
Los niños se sientan en el charco. Ellos ven ríos para cruzar y mares para nadar.
# Cuando el adulto ora, dice "Padre celestial, te pido esto y lo otro".
Los niños dicen: "Hola Dios, gracias por mis juguetes y mis amigos. No quiero tener malos sueños esta noche. Perdóname, pero todavía no quiero irme al cielo. Extrañaría a papá y a mamá".
Me pregunto si Dios nos ha dado los niños para que les enseñemos o para que aprendamos de ellos...?
Oración
Quiero pedir por los niños que dejan sus dedos llenos de chocolate en todo lo que tocan, que saltan en los charcos y arruinan sus pantalones nuevos, que comen golosinas antes de la comida y que nunca encuentran sus zapatillas en la mañana.
Quiero pedir también por los niños que miran a los fotógrafos desde atrás de los alambres de púas, que nunca han caminado por la calle con un par de zapatillas nuevas, que nunca han jugado "encantados" y que han nacido en lugares a donde nosotros jamás nos acercaríamos, que es donde probablemente morirán.
Quiero pedir por los niños que nos dan besos pegoteados de caramelo y ramos de flores, que duermen con su perro y quieren enterrar a sus pescaditos; que nos abrazan muy fuerte y que olvidan su dinero para la merienda; que desparraman la pasta de dientes por todo el baño, que observan con ojos asombrados a su padre cuando se afeita y a su madre mientras se maquilla, o que hacen ruido cuando toman la sopa.
Y también quiero pedir por los niños que nunca han comido postre, que no tienen cobija favorita que llevar a todos lados, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros coches en cada calle pidiendo con sus ojos, que no tienen baños para asearse, y cuyas fotos aparecen en las Comisarías y no en las oficinas de sus padres.
Quiero pedir por los niños cuyas pesadillas suceden a plena luz del día, que comen lo que encuentran, que duermen bajo el cielo abrigados por periódicos, que nunca han ido al dentista, que no reciben mimos de nadie, que van a dormir hambrientos y despiertan hambrientos, que no tienen dirección.
Quiero pedir por los niños a quienes les gusta que los hagan upa y por aquellos que "tienen que ser llevados upa", por los que se dan por vencidos y por los que siguen luchando, por los que no encuentran manos que tomar.
Por todos esos niños, quiero pedir el día de hoy, porque todos son valiosos, dan una nueva forma de amor a nuestras vidas y una razón para vivir, porque ellos nos hacen sentir la necesidad de comprometernos a construir un mundo más justo.
Y pido por nuestros hijos, los que nacieron y los que nacerán, porque son la mejor esperanza para nuestro mundo, la compensación de nuestro trabajo, la realización de nuestros sueños incompletos, la garantía de nuestra inmortalidad, y la muestra de que Dios no ha perdido la esperanza en los hombres.
Este día pido por mis hijos, por nuestros hijos, por todos los hijos del mundo, para que Dios los bendiga con amor y alegría.
Las Comunidades Neocatecumenales fuente de Vida / Autor: Hº Jaume Ruiz Castro, CM
Encuentro en febrero de este año 2007 de las comunidades Neocatecumenales de Barcelona con el Obispo
1. Reconocimiento legítimo de un grupo: Cuando surge un grupo en el seno de la Iglesia hay lo que se puede llamar un tiempo de tolerancia o de prueba hasta llegar a reconocer que ha sido inspirado por Dios y se aprueba sus Estatutos que ilustra su vocación y estilo de vida cristiana.
Puede pasar que el grupo aprobado rompa los esquemas tradicionales de la época y se cree una nueva figura jurídica como en el caso del Opus Dei que originó que saliese en el CIC de 1983 la Prelatura Personal, ya que en el CIC de 1917 no existía dicha figura.
También suele pasar como en el caso de las asociaciones que viven a modo de religiosos sean resituados por su propia naturaleza, como es el caso de la tercera orden franciscana, que actualmente consta como instituto secular y las sociedades de vida apostólica que en el CIC de 1917 constaba como religiosos tanto unos como los otros.
Las Comunidades Neocatecumenales dieron dolores de cabeza al Vaticano para resituarlo dentro de alguna figura jurídica o crear una nueva, hasta que se dieron cuenta que se habían reencontrado con la restauración del catecumenado primitivo, tal como lo reconocen sus Estatutos y por eso no se puede clasificar como movimiento o grupo, aunque por defecto comparativo en el siguiente punto utilizaré la palabra grupo.
2. Problemas de resituación de las Comunidades Neocatecumenales en una Parroquia: La gente que no está vinculada a ningún grupo eclesial se aterroriza cuando ven que una Vigilia Pascual dure unas 5 horas, que la Eucaristía la celebren a parte en un salón parroquial, que la celebración del triduo pascual lo tengan a parte o que el párroco tenga que buscar sustitutos para la Eucaristía dominical, ya que tuvo que ir a una convivencia de una Comunidad.
La gente se aterroriza por desconocimiento de esa nueva realidad y por la comodidad de ir a una Eucaristía dominical de 20 minutos, en lugar de celebrar la fe, aunque la Eucaristía te lleve 90 minutos. Estamos acostumbrados a limitar los procesos: Dos años de primera comunión, media hora de charla prebautismal, cinco días de cursos prematrimoniales, cuando en las Comunidades el tiempo es ilimitado, ya que lo importante es llegar al final del Camino con una solidez en la fe y cada persona o grupo tiene su ritmo de crecimiento.
Si comparamos dichas Comunidades Neocatecumenales con los grupos de jóvenes de una Parroquia, vemos que tiene su propio proceso de Educación de la Fe, las Eucaristías tienen la misma finalidad hasta que estén integrados en la Parroquia y la misma Pascua Joven que tiene esta finalidad educativa. El problema radica en que el Obispo nombra a un sacerdote para atender a los jóvenes y en las Comunidades Neocatecumenales es el párroco que ha puesto su Parroquia en un proceso de formación permanente en la Educación de la Fe y él tiene que estar allí como principal animador y celador de la Fe en su Parroquia.
Generalmente no nos estorba que un joven vaya a Los Almendros (Madrid) para que disfrute de una Pascua Joven y nos quejamos porque el párroco se tiene que dividir en dos, ya que tiene que hacer dos Pascuas, la del grupo y la del resto de los parroquianos.
A veces resulta difícil de encontrar un equilibrio de las dos tendencias para crear un clima de comunión.
3. El proceso catecumenal: Pablo VI dijo que las catequesis bautismales se pueden recibir antes o después del bautismo, en el caso que fuera antes sería la charla prebautismal y en el caso del bautismo de adultos las catequesis preparatorias del bautismo, con la reciente recuperación del catecumenado en la Diócesis.
El Directorio General de Catequesis de 1998 organiza un catecumenado adaptado a las diferentes etapas de la persona, siendo la recepción de los sacramentos a juicio del catequista y del párroco cuando la persona es considerada idónea para recibirlos.
Las asociaciones laicales que participan del carisma de un instituto de vida consagrada tienen el catecumenado incorporado e iluminado por el carisma de la asociación. El catecumenado quiere dar una respuesta sólida al repto que nos da el secularismo para que se pueda dar razón de la esperanza (1Pe 3,15) y es una alternativa a la Pastoral sacramental que ha caído en crisis al recibir la gente los sacramentos por tradición y se ha vaciado de contenido: “Este pueblo me honra de labios afuera, pero su corazón está lejos de mí. De nada sirve que me rinda culto, pues sus enseñanzas son mandatos de hombres.” (Mc 7,6- 7)
Como dato esperanzador de esta pretensión del catecumenado de dar repuesta al secularismo, en España el 33% de los miembros de las Comunidades Neocatecumenales son jóvenes entre 14 y 30 años que en el seno de una Comunidad heterogénea, haciendo el joven una experiencia de fe con gente que no son de su edad y no son de su sensibilidad.
Finalmente hay que recordar, que el catecumenado es uno de los sistemas para llevar a cabo la Nueva Evangelización.
4. Las Comunidades Neocatecumenales: Tienen como objetivo en estructurar la Parroquia en la Gran Comunidad que tiene pequeñas comunidades en proceso de Educación en la Fe, haciendo sus miembros la experiencia de vivir un proceso bautismal para valorar y vivir con autenticidad su vocación cristiana. El número de miembros máximo de cada Comunidad es de 45 personas.
Las Comunidades surgen después de una primera convivencia que la gente confirma su adhesión al Señor tras haber escuchado el Kerigma durante 15 catequesis y lo quieren seguir en Comunidad ahondando la fe, siguiendo los pasos del catecumenado de la Iglesia primitiva y está fundamentada en un trípode: Celebración de la Palabra, Celebración de la Eucaristía y la Convivencia que refuerza los lazos de comunión y amor de la Comunidad.
Los miembros de estas comunidades al preparar las celebraciones están recibiendo una formación bíblica intensa y en las últimas etapas del catecumenado van cogiendo compromisos misioneros y en todos ámbitos de la Parroquia.
Personalmente no estoy a favor, ni en contra de las Comunidades Neocatecumenales, pero he querido transmitir junto con los artículos de la Iglesia de los pobres y la Iglesia carismática, diferentes sensibilidades que tiene la Iglesia para dar vida a una Parroquia, hay otras porque la acción del Espíritu no se agota, pero son las tres tendencias donde las otras quieren llegar: Una Iglesia constituida por Comunidades Eclesiales de Base tiende a ser una Iglesia samaritana o de los pobres, por la preocupación social que tiene dicha Comunidad Eclesial de Base insertada en un barrio.
Oración de una madre / Enviado por Josefina Macias de Elizondo
¡Madre mía, socorre mis hijos! Que esta palabra sea el grito de mi corazón
desde la aurora. ¡Oh María! Que tu bendición los acompañe, los guarde, los
defienda, los anime, los sostenga en todas partes y en todas las cosas.
Cuando postrados ante la presencia del Señor le ofrezcan sus tributos de
alabanza y oración, cuando le presenten sus necesidades, o imploren sus
divinas misericordias ¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando se dirijan al trabajo porque el deber los llama, cuando pasen de una
ocupación a otra, a cada movimiento que ejecuten, a cada paso que den y a
cada nueva acción, ¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando la prueba venga a ejercitar su debilísima virtud y el cáliz del
sufrimiento se muestre ante sus ojos, cuando la Divina Misericordia quiera
instruirlos y purificarlos por el sufrimiento, ¡Madre mía, socorre a mis
hijos!
Cuando el infierno, desencadenado contra ellos, se esfuerce en seducirlos
con los atractivos del placer, y les lleguen las violencias de las
tentaciones y los malos ejemplos, ¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando en la noche se dispongan al descanso, a fin de continuar con nuevo
fervor, al día siguiente, su camino hacia la eterna Patria, ¡Madre mía,
socorre a mis hijos!
Que tu bendición, Madre mía, descienda sobre ellos en todo momento: en el
día, en la noche, en el consuelo, en la tristeza, en el trabajo, en el
descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte, y por
toda la eternidad, Así sea.
Se rezan tres Avemarías
Testimonio y semblanza de la Hna. Pilar Elizalde Esparza / Autor: José Luis Esparza
PROLOGO
por D. José Vicente Pérez Ortiz, en la actualidad Canónigo y Rector del Seminario de Santander, Párroco de Solares en 1994, cuando se escribió esta Semblanza:
¡Cuántas veces he oído decir: NO HAY VOCACIONES!
Y nos quedamos con el ánimo decaído. Pero de repente, ha brotado la esperanza con un proyecto genial. Un catequista, me dijo un día, sonriente: “Esta mañana, de madrugada, cuando meditaba, me ha venido una idea interesante relacionada con el tema de las Vocaciones”. Y me lo contó. ¡Qué grata sorpresa! El Señor sigue actuando a través de personas buenas con una gran visión de Iglesia.
Y el catequista comenzó con sus jóvenes de catequesis a enviar a todos los Conventos de España una carta vocacional. ¡Todos unidos a orar con la misma intención! ¡Cómo el Señor no nos va a escuchar! Este Proyecto comenzó siendo pequeño, como un grano de mostaza, y hoy se está convirtiendo en un gran árbol! ¡Una pequeña chispa... provocó un gran incendio!
Se necesita la ayuda del cielo para este proyecto. Por eso se han escogido cuatro intercesores, que ofrecieron su cruz y sufrimiento por las vocaciones:
Gabriel Briones Pérez (1957-1993), un Laico en la Cruz.
Pilar Elizalde Esparza, (1939-1992) Hermana Misionera de María Reparadora
Sor Pilar Argumánez Fuentes (1947-1991) Concepcionista, Religiosa contemplativa
P. Leocadio Galán Barrena (1910-1990) Sacerdote-párroco y Fundador del Instituto de los Esclavos de María y de los Pobres.
Cumplimos el encargo de Cristo: “Pedid y recibiréis”. Ahora le toca a Él conceder para su Iglesia: Sacerdotes, Religiosos, Personas consagradas y Laicos generosos y comprometidos hasta la santidad heroica.
Que Santa María, Reina de los Apóstoles, bendiga este Proyecto Vocacional.
HNA. PILAR ELIZALDE ESPARZA
Religiosa Misionera (Panamá y Perú)
de las Hermanas de María Reparadora,
fallecida santamente en Sevilla
el 25 de Diciembre de 1992, a los 53 años de edad.
Hoy, 4 de Abril, escribo estas líneas, Domingo de Ramos en el que se conmemora el triunfo de Jesús en Jerusalén. Creo que hoy es un día señalado para hablar solamente de JESUS. Sin embargo, me he permitido la osadía de dedicar estas líneas a una persona muy querida para El y para mí, que también hizo su entrada triunfal en la Jerusalén celestial, en un día muy señalado, elegido por Dios para ella: El día de Navidad. Se trata del tránsito a la Casa del Padre de mi hermana Pilar, Misionera de la Congregación de Hermanas de María Reparadora.
Era el día siete de Diciembre de 1992. Acababan de dar las seis de la mañana. En la Clínica Sta. Isabel, de Sevilla, mi hermana Pilar se encontraba ya en fase terminal.
Le habían operado el día 19 de Noviembre de un cáncer de mama. Unas semanas antes, había llegado a Sevilla, vía Madrid, desde el Perú, donde realizaba su labor como Misionera.
Hacía una hora que yo me encontraba con ella. Había ido a sustituir a las Hermanas que le velaban por la noche. Estaba inquieta. La metástasis se había extendido por todo su cuerpo. Con la confianza de hermano, después de hacer el ofrecimiento de obras del día, le cogí la mano con mucha suavidad, y le dije:
¡Qué suerte tienes, Piluca! ¡Pensar que te vas a ir a la Casa del Padre en el día de la Inmaculada! ¡Qué envidia me das! ¡Qué bien sabes elegir el día!
Apenas pude terminar la frase. Se hizo un silencio grande. Me miró. Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, a pesar de sentir en lo hondo de mi corazón una alegría infinita. Por un lado quería que así fuera, porque su amor por la Virgen Inmaculada era inmenso, no cabía en su pecho. Todos los hermanos nos habíamos hecho a la idea de que se nos marcharía en un día muy señalado. El médico que le atendía en la Clínica nos había dicho que le quedaba muy poca vida y esto hizo que todos los hermanos nos congregáramos a su alrededor. Por primera vez, desde la muerte de nuestra madre, hacía quince años, estábamos juntos los ocho hermanos más los cuñados. Nos queda el recuerdo de una fotografía, todos juntos (era su deseo) alrededor de su cama.
¡No, José Luis, no me voy mañana; me iré a la Casa del Padre el día de Navidad!, me respondió en voz muy bajita.
Aquel día comenzó a experimentar altibajos en su estado terminal. Las mañanas las pasaba un poco mejor que los atardeceres. Por las noches no dormía. Cerraba los ojos y ofrecía sus sufrimientos por sus pobres de Panamá y Perú.
La Noche Buena la pasamos todos los hermanos en nuestros domicilios, Santander y Pamplona, excepto mis hermanas, Carmen, viuda, y Nieves, Misionera Dominica, también en el Perú, y que había venido a España para atenderla en sus últimos días. Las dos estaban en Sevilla.
Aquella Noche Buena fue muy íntima para mis hermanas. Pilar había cenado con ellas una sopa y unos yogures. Había tenido la fuerza suficiente para escribir a sus Hermanas Reparadoras del Perú sus últimos consejos. Eran las 9,30 de la noche y Nieves le acababa de hacer la que sería su última fotografía en la tierra. Se había levantado para cenar. A las 11.40 le dijo a su hermana Nieves, con voz muy queda:
Acuéstame. Estoy muy cansada. Ponme el Belén en esa mesa, junto a la cama.
Le costaba respirar y tenía puesta la mascarilla de oxígeno. Mi hermana la observaba. A las 12.20, cuando amanecía el día de Navidad, dió tres suspiros (de entrega a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo), inclinó la cabeza hacia la derecha y expiró. Se había cumplido su deseo de ir a la Casa del Padre el día de Navidad.
A su hermana Nieves, un día antes, le había dicho:
“No quiero Misa de Difuntos. La quiero de Resurrección. Nada de ornamentos morados. Que sean blancos, de luz, de alegría, de resurrección, de paz eterna”.
Y así se hizo. El funeral se celebró al día siguiente, de blanco. Lo concelebraron el capellán de las Hermanas de María Reparadora de Sevilla, dos sacerdotes de Huelva que, junto con otras doce personas habían venido a sus exequias, y dos Padres Misioneros. Y se cantó el Alleluya: ¡Resucitó, resucitó, resucitó, Aleluya!
El día 25, día de Navidad, a la 01,30 de la mañana sonaba el teléfono. La Noche Buena, por encargo de mi hermana Pilar, se debía celebrar con la alegría propia del día. Cena de Noche Buena, villancicos, alegría santa de quienes conmemoraban la llegada del Salvador, del Dios-Niño. A las doce de la noche celebrábamos el cumpleaños de mi suegra. Cumplía 83 años. Y estábamos repartiendo los regalos de Navidad (Reyes anticipados), cuando sonó el teléfono. Os podéis imaginar nuestra reacción. Todos esperamos lo peor. Al otro lado del hilo la voz de mi hermana Nieves:
José Luis, Pily acaba de morir santamente. Ya he llamado a todos los hermanos y están en camino. Te llamo para que dispongas lo que creas más conveniente.
Os puedo asegurar que lo primero que vino a mi mente fueron las palabras de mi hermana Pilar aquel día 7 de Diciembre.
•No, José Luis, no me voy mañana. Me iré a la Casa del Padre el día de Navidad.
Parece como si tuviera prisa por celebrar la Navidad, abrazada a Dios Trino y Uno, a su Niño Jesús, a su Madre María, y a San José.
Yo me imagino la fiesta del Cielo. ¡Qué recibimiento el suyo! Después de 30 años entregada al servicio de los más pobres. Había pasado cuatro años en Barcelona, después de sus votos y mientras realizaba los estudios de Teología, al cuidado de los niños con el síndrome de Dawn, muchos, profundos.
No sabes, José Luis, lo que se puede querer a estos niños, me decía un día. En ellos ves a Jesús mejor que en ningún otro sitio.
Otros tres o cuatro años en Málaga, siempre al servicio de los más pobres, dando catequesis a los niños y adultos de los barrios de la periferia de la ciudad. En Marca (Huelva), con permiso de sus Superioras, y durante cuatro años, quiso sufrir en su carne, junto con otras compañeras, la experiencia del trabajo, como obrera. Por su formación universitaria podían haber aspirado a un trabajo administrativo o cosa similar. Ellas eligieron trabajar como personal de limpieza en la Seguridad Social. Sintieron en su sangre la amargura y la injusticia del despido.
Se encararon con la Administración en defensa de sus derechos y el de sus compañeras de trabajo. Con el dinero de la limpieza tenían que sostener su humilde casa (yo llegué a conocerla y dormir en ella, en el suelo), cuidar de la capillita del barrio y atender ¡nunca les quedaba ni un solo céntimo para ellas! a los más pobres y marginados.
Hasta la Providencia parecía que les daba la espalda. Por si era poca la pobreza en que vivían, el río se desbordó y las casas del barrio quedaron anegadas por las aguas en más de un metro...
A los niños y adultos les enseñaban a leer y escribir, a realizar las labores que María realizaría en Nazaret, como madre. Pero, sobre todo, les enseñaron a amar muy de veras a Jesús Eucaristía y a María. Después de sus ocho horas de trabajo (a partir de las cinco de la mañana) y después de su trabajo de apostolado en el Barrio de Los Almendros de Marca, dedicaban su tiempo a la oración reparadora, junto al Santísimo, y a formar a los jóvenes y adultos en el Amor de Dios y en el amor al prójimo.
Desde Marca (Huelva), el trabajo le parecía poco. Marchó a Panamá. 13 años dedicados al apostolado de las tribus autóctonas y, junto a ello, como Maestra de Novicias, a la formación y dirección espiritual de las aspirantes a la vida religiosa de su Congregación.
En Noviembre de 1991 es trasladada a Lima. Su enfermedad ya había hecho presa en ella. Sin embargo, ninguna de sus hermanas religiosas supo nada sobre tan terrible mal. Su vida era normal, totalmente entregada a los demás.
En el mes de Octubre de 1992, después de consultar con los médicos de Lima, y cuando ya nada se podía hacer por su salud, es enviada a Sevilla. El día 19 de Noviembre, es operada de cáncer de mama en la Clínica Sta. Isabel. ¿Desde cuándo supo ella que ya no tenía remedio?
Era el 1 de Octubre de 1989. El día 10 de ese mismo mes cumplía 50 años. Nadie sabía de su enfermedad y la enfermedad iba minando su salud poco a poco. Los primeros síntomas los había advertido siete años atrás. Previendo su fin, ya cercano (tres años más de sufrimiento en silencio), escribía estos versos:
MI DARDO DE AMOR
Mi dardo de Amor
para el postrer día.
Mi dardo de Amor,
Tú bien me lo guardas.
Tu dardo, Dios mío,
Espíritu puro,
será en “aquel día”
obra consumada:
¡Tu dardo de Amor!
La última vez,
¡qué dicha tan fuerte!
deshecho el pecado,
roto su aguijón,
seré toda tuya,
sin miedo a perderte
ni a desagradarte,
con el alma llena
de tu SER - CANCION.
Mi dardo de Amor
será maravilla,
será siempre muestra
del único Dios
que siendo un buen Padre
Ternura infinita-
un Hijo -alegría-,
Esposo querido,
nos dan el Espíritu
que es fuego de Amor.
El último día,
lo espero gozosa,
será el día clave
de mi Redención.
Será la alegría
siempre acá buscada
y que a tropezones
apenas vivió.
El último día,
al Cielo conjuro,
con Teresa al frente,
para que allí venga
junto a la que es Madre,
María, tan bella,
tan dulce, tan tierna,
y allí todos juntos
diremos:¡Loor,
Amor, Alabanza,
al Dios Infinito,
al Dios Trino y Uno,
al Dios del Amor!
El último día,
me visto de gala,
repleta de gracia,
de don, de ilusión,
para aquel abrazo
que no tiene ocaso,
y que solo sabe
decir siempre: ¡AMOR!
El último día,
despierto gozosa
de este lindo sueño,
que acá comenzó,
que tiene sus flores
y también sus cruces,
pero saludables
para nuestra vida,
que a Dios quiere siempre
quitarle su DON.
¡Qué dicha, Dios mío!
no habrá nubarrones,
ni sombras perdidas.
El último día,
¡seré yo tan madre!
pues que el Padre Amante
me dio el Corazón
de María, Hija,
la Esposa y la Madre
de la Creación.
El último día,
¡Dios mío, te quiero!
no habrá sol radiante
el Sol eres Tú.
El último día,
sin ocaso al frente,
podré cantar siempre:
¡Amar al Amor!
El último día,
¡que venga ya pronto!
con la Iglesia digo:
“Marana-ta-Cristo,
ven, Jesús, Señor”.
El último día,
Espíritu suave,
Espíritu ardiente,
Espíritu - Amor.
Me atrae y me lleva,
me coloca al frente
de una gran legión:
legión de pequeños
que otra ley ya tienen:
El primero, el último,
pues es pecador.
El último día,
¡Delicia del Cielo!
el último día,
¡Mi canción de Amor!
El último día,
yo soy transformada,
el último día,
me llamo ya Amor.
El último día,
corazón de Madre,
el último día,
MARIA, soy yo.
El último día
¡soy ya tan dichosa!
el último día,
mi gozo de Amor.
El último día,
vivo ya en familia,
el último día,
“HESED” ya soy yo.
El último día,
mi Dios, Trino y Uno,
el último día,
no habrá amanecer.
El último día,
es un sol radiante,
ya es mediodía,
es Banquete fiel.
El último día,
¡qué será, Dios mío!
Mi último día,
pronto va a llegar:
¿Qué son unos años,
20, 30 al mucho?
Muy presto se pasan
mi Dios, todo Amor.
El último día,
ya está aquí, a la puerta,
¡Ya poco me queda,
por verte, Jesús!
El último día,
lo tengo aquí cerca,
contigo es el cielo,
¡Mi Dios, Mi Señor!
El último día,
¡Qué hermoso te veo!
Tú eres Dios de Amores
que Amor me pidió.
El último día,
yo veré al “mendigo”,
gozando dichoso
porque al fin triunfó
logró que mi vida
toda de Amor fuese,
logró su deseo:
¡Todo COMUNION!
El último día,
el Padre, el Espíritu,
con el Hijo al frente
lograrán mi unión.
El último día...
cuando yo despierte,
abrazada al cuello
del Dios Trino – Amor;
El último día,
Tu DARDO me espera;
El último día,
¡Ven ya pronto, Amor!
¡Para alabanza del Padre!
El “último día”,
ya puede ser HOY.
¡Gracias!
Pilar (1-10-89)
TESTIGO DE SU AMOR AL SEÑOR Y A LOS HOMBRES
Esta página tan sencilla, que vais a leer, me la envió “la Eugenia”, toda una mujer, el alma de la Asociación de Vecinos de El Almendro (Huelva) donde la Hna. Pilar Elizalde, Hna de María Reparadora, vivió su pobreza, pero también su alegría. No he querido añadir ni quitar nada. “La Eugenia”, setenta y muchos años, lo dice todo. (Copiado de la Hoja Parroquial de El Almendro - Huelva).
Nuestra querida Pilar Elizalde,
como paloma blanca, se fue volando hasta el Cielo.
En la Comunidad de la Parroquia de S. Pablo,
quedaron sus alegres recuerdos.
Cómo llegó a la Parroquia lo sabemos todos.
Nos enseñó su Evangelio;
a los pequeños llegó con su corazón abierto,
en catequesis, en Eucaristías, sus cantos estaban abiertos.
Su manera de enseñar...
como Dios podía hacerlo. No le faltaba alegría,
su sonrisa salía de adentro,
para todos sus vecinos del Almendro,
de la Asociación, de la Residencia,
que con su fregona enseñaba el Evangelio a muchos de ellos.
Ella corría, corría, su parada no tenía fin.
Nunca se sintió cansada y un día se nos fue muy lejos,
a Panamá, con los pobres, con los humildes,
con los sencillos, como dice el Evangelio.
Allí encontró a los suyos: Eran grandes,
eran chicos, eran negros.
A todos quería acogerlos..., de comunidad en comunidad...,
Siempre marchaba en busca de ellos.
En Cavuco, como ella me decía... de noche..., de día...,
no cuidaba de su cuerpo.
Jesús murió por nosotros, ella por su Evangelio.
¡Qué enfermedad tan mala le corría por todo el cuerpo!
Últimamente se fue... porque no tenía bastante...hacia el Perú.
Allí no la dejaban vivir.
Solo tenía soltura para ayudar a los demás.
“Sendero Luminoso” la perseguía. Pero ella
hasta que no pudo más con su enfermedad
lo resistió todo.
Yo podría contar mucho más de ella,
ya que fueron once años escribiéndonos.
Ella me decía que no dejara de hacerlo.
Y yo así lo hacía.
Pilar, ya no voy a escribirte más,
pero como estás junto a Dios,
te hablaré en silencio.
El grupo tuyo lo hará igual porque todos te queremos.
Toda la Comunidad te recordará con cariño y amor.
Nos has dejado un gran recuerdo.
Y todos sabemos que en el cielo
están contentos porque a él HA LLEGADO LA ALEGRIA.
Paco Girón, Manolo Salazar (sacerdotes) y toda la Comunidad
no te decimos ¡Adiós!
Tu Resurrección está siempre con nosotros.
Mi familia y “la Eugenia”, como tú me llamabas
te dicen: ¡Hasta siempre!
El día 26 de Diciembre, en su funeral, había quince personas del Almendro.
“La Eugenia”, mientras la enterraban en el Panteón de las Religiosas de su Congregación, nos sorprendió de nuevo. Nos pidió permiso para leer una poesía que Pilar le había dedicado hacía 14 años. Era como un preludio de su entrega a Dios. Decía así:
ROSA ROJA
¡Se tronchó...!
era roja la rosa,
era de un rojo vivo y
¡se tronchó...!
Se rompió por el tallo;
El color le pesaba... ¡pobre flor!
¡Si hubiera sido blanca o amarilla,
si no hubiera tenido ese color...!
Pero, con el color tan encendido,
era roja la rosa y... ¡se tronchó...!
Era roja la rosa de mi vida,
era de un rojo vivo, sólo amor.
Se rompió por el tallo
al sentir la mirada del Señor.
Pero... Tú la quisiste toda roja
y se rompió mi vida... ¡por AMOR!
Ese mismo día 25 de Diciembre, día de su tránsito a la Casa del Padre, una de sus Hermanas de Congregación, nos escribía, vía fax, esta sentida carta:
25 Diciembre 1992
PARA LOS HERMANOS DE LA HNA. PILAR ELIZALDE - SEVILLA
Muy queridos todos:
Esta mañana he recibido la noticia de la muerte de Pilar, después que tenía la sensación de que iba mejorando un poco, aunque sin esperanzas de que llegara a una gran transformación en su proceso de gravedad.
En momentos como éste, las palabras no pueden expresar la fuerza de los sentimientos, pero desde que supe de su enfermedad y las características de la misma, he ido haciendo el camino de la aceptación de lo ya sucedido.
He sentido mucho estar lejos en este momento. Aun sabiendo que la cercanía física no resuelve nada, el proceso de asimilación de la enfermedad se te hace más evidente. Yo me quedo más bien con su imagen de cuando la vi en Perú, seguramente ya bastante enferma, pero sin que lo advirtiéramos.
El dinamismo, el deseo de ayudar a todos, la disponibilidad para los envíos más difíciles, el entusiasmo por el reino de Dios y el fervor de espíritu capaz de pasar muy largos tiempos de oración de día y de noche, hablan algo de su fuerza interior, de su fe. Y es esto lo que quiero guardar sobre todo, con la experiencia vivida de amistad y fraternidad, desde hace tanto tiempo.
Hoy recordaba la primera vez que nos vimos, un poco después de la muerte de vuestro padre. Más tarde la entrada en la vida religiosa, tiempos juntas en el Noviciado y Juniorado y luego cada una por nuestro camino... El Señor nos ha unido, no solamente en la amistad, sino en la vocación y en el compartir una misma experiencia espiritual que nos ha ido acercando cada vez más. Su partida es para mí otro mensaje que a través de ella he recibido de Dios. La vida es para entregarla y cuando ya se ha llenado la parte de cada uno, partir...
Es así como la muerte es el sello de la vida. Es así cómo Dios se hace amor total en la vida personal. Es así, cómo en el mundo guarda para siempre, como semilla que germina en su seno, la presencia del Señor resucitado a quien en estos días celebramos como parte de nosotros mismos.
A cada uno mi unión y mis oraciones. A todos os recuerdo y me siento unida a vuestro dolor y a vuestra esperanza cristiana. Que ella, y los padres y hermanos a quienes ha encontrado ya, sean para vosotros, siempre, consuelo y alegría de parte de Dios.
Un abrazo fuerte,
Hna. P.E., Hna. de María Reparadora.
ALGUNOS RASGOS DE SU ESPIRITUALIDAD
Quizás, una de las cosas que más caracterizan la personalidad de la Hna. Pilar Elizalde, Misionera Reparadora, sea su profundo amor a la Sma. Trinidad, expresada muchas veces en su cuaderno de notas, y su amor a la Eucaristía. Me cuenta una de sus compañeras de Panamá que después de haber andado muchas horas por la selva, con barro hasta las rodillas, y de cruzar lagunas con el agua hasta la cintura, cuando sus acompañantes caían materialmente rendidas por el cansancio, ella se retiraba y pasaba muchas horas ante el Sagrario.
Otra nota característica de su vida espiritual era su inmenso amor a la Virgen María, reflejado múltiples veces en sus poesías y en los resúmenes de sus meditaciones. Jesús y María, junto a su Madre Fundadora, Beata Emilia d’Oultremont, a la que amaba con ternura, como lo refleja en sus notas escritas; Sta. Teresita, con su infancia espiritual; San Francisco de Asís y Sta. Clara, por su amor a la pobreza y su simplicidad de vida; San Ignacio de Loyola y S. Francisco Javier, su paisano, de quien aprendió a darlo todo, desafiando dificultades y peligros. Para ella, el fundamento de su vida era dar a conocer la Palabra de Dios a los pobres y humildes, decirles que Dios es todo AMOR e INFINITA MISERICORDIA y que siempre lo esperasen todo de Jesús y de María, su Madre.
El cumplimiento de las Reglas de su Congregación y sobre todo la Obediencia a sus Superioras, hicieron de ella una religiosa ejemplar hasta su último aliento en la Noche Buena de 1992. Panamá, Perú, su Huelva querida, la llorarán con la alegría de la Resurrección.
El Santo, el demonio y la confesión / Autor: Padre Pio de Pietrelcina
“Un día, mientras yo estaba oyendo las confesiones, un hombre vino al confesionario dónde yo estaba. Él era alto, guapo, me vistió con algo de refinamiento y era amable y cortés. Comenzó a confesar sus pecados; los cuales, eran de cada tipo: contra Dios, contra el hombre y contra las morales. ¡Todos los pecados eran molestos! Yo estaba desorientado, por todos los pecados que él me dijo, yo respondí.
Yo le traje la Palabra de Dios, el ejemplo de la Iglesia, las morales de los Santos, pero el penitente enigmático se opuso a mi palabras justificando, con habilidad extrema y cortesía, todo tipo de pecado.
Él vació todas las acciones pecadoras y él intentó hacer normal, natural, y humanamente comprensible todas sus acciones pecadoras. Y esto no solamente para los pecados que eran repugnantes contra Dios, Nuestra Señora, y los Santos. Él fué rotundo sobre la argumentación, pero, que pecados morales tan sucios y ásperos. Las respuestas que él me dio con la delgadez experimentada y malicia me sorprendieron.
Yo me pregunté: ¿quién es él? ¿De qué mundo viene él? Y yo intenté mirarlo
bien, leer algo en su cara. Al mismo tiempo concentré mis oídos a cada palabra,
para darle el juicio correcto que merecían. Pero de repente; a través de
una luz vivida, radiante e interior yo reconocí claramente quién era él.
Con autoridad divina yo le dije: diga…….”Viva Jesús por siempre” “Viva
María eternamente” En cuanto yo pronuncié estos nombres dulces y poderosos, Satanás desapareció al instante en un goteo de fuego, mientras dejaba un hedor insoportable".
Necesito un riñon / Petición de Marcelo Bordón
Hola!!. Me llamo Marcelo Bordón y sí existo. Trabajo en Red Megatone y
estoy pasando por este mal momento. Mis datos completos están al final de
este e-mail. Realmente tengo ganas de vivir, tengo 34 años y si podes
ayudarme por favor comunícate conmigo. Mi esposa me está ayudando a tener esperanza para seguir creyendo en la gente, a tener un día más...un mañana. No sé, pero hoy estoy dando mi 100% y lo único que
pido es que mi mensaje se transmita.
Te quito un minuto. Ayudme a salvar mi vida para poder ver crecer a mis hijos (Rosmari del Carmen de 3 meses y Ariel de 13 años). Es muy fácil. Pregunta
entre tus familiares y amigos. El mundo da muchas vueltas y tal vez vos o
alguien a quien conoces me pueda ayudar. Si sabes de alguien que quiera donar un riñón, por favor háblame!! Yo sólo necesito uno, ninguno de los míos funciona.
Que Dios te colme de bendiciones por tu tiempo en estas líneas y disculpa las molestias.
Marcelo Alejandro Bordón.
Tel:(03732)424-100 - Cel:(03732)15504878.
Argentino; tipo de sangre RH 'B' POSITIVO.
Un abrazo...rápido, pero grande!!!!!!!!!
El Amor de Freddie Mercury / Enviado por Vivy Baigorria
Foto: Freddie Mercury
"Cuando la conocí tenía 16 años, fuimos presentados en una fiesta, por un tío que decia ser mi amigo.
Fue amor a primera vista, Ella me enloquecia.
Nuestro amor llegó a un punto, que ya no conseguía vivir sin ella.Pero era un amor prohibido.
Mis padres no la aceptaron. Fui expulsado del colegio y empezamos a encontrarnos a escondidas.
Pero ahí no aguanté mas, me volvi loco, yo la quería, pero no la tenía.
Yo no podia permitir que me apartaran de ella.
Yo la amaba: destrocé el coche, rompí todo dentro de casa y casi maté a mi hermana. Estaba loco, la necesitaba.
Hoy tengo 39 años; estoy internado en un hospital, soy inútil y voy a morir abandonado por mis padres, amigos y por ella.
¿Su nombre?
Cocaína.
A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y mi muerte."
Freddie Mercury
(1946-1991)
Lo escribió antes de morir de SIDA.
En gran cantidad de ocasiones los seres humanos tendemos a volver nuestra mirada a Dios y reconocer nuestros errores ya cuando es demasiado tarde. Aprovechemos las experiencias de otros cuyo ejemplo nos motiva a evitar caer.
Nunca es demasiado tarde! recuerda que por mas dificil que sea la situación, por mas profundo que hayas caido aunque ya no haya manera de cambiar las consecuencias físicas de tus errores, si estas arrepentido de corazón y has tomado la decisión de no reincidir.
jueves, 16 de agosto de 2007
Testimonio de Kitty de la Comunidad Cenáculo: Eucaristía, enfermedad y amor eterno
Foto: Kitty y Lele (Italia)
Te agradezco Señor Jesús por el don de la Eucaristía que nos ofreces gratuitamente en cada momento y en todas partes del mundo. No es simple describir con palabras lo que he vivido y lo que vivo gracias a la Eucaristía, un don tan grande y fuerte que no cabe en un escrito.
Los diecinueve años de enfermedad de “Lele”, mi esposo, no hubiesen sido soportables por las dos niñas ni por mí sino hubiese sido por la referencia primaria y central a la Eucaristía. Una resonancia magnética: “esclerosis múltiple difusa”; por un lado todas las gravísimas dificultades cotidianas, con el aumento de los dolores físicos y morales, y por otro lado las ganas de luchar, de vencer y de hacer callar este gran dolor… de la desesperación a la Esperanza…
Así hemos dado vuelta la página y hemos tratado de vivir lo mejor posible cada minuto, cada hora, cada día pensando sólo en el momento presente.
La Palabra de Dios abierta en la habitación, cerca de su cama, para escuchar y acoger al Señor que nos guía; la oración del Santo Rosario que nos hace experimentar la cercanía y la ternura de María; el Espíritu Santo que nos da fuerza, esperanza, coraje y hasta la alegría de vivir con “incertidumbre” sobre el futuro, porque el amor de Dios es “real”… y sobre todo la posibilidad de llevar a casa la Eucaristía todos los días, por muchos meses, para mí y para mi esposo: un recurso excepcional, una medicina eficaz que ha sanado tantas heridas en nuestros corazones lacerados.
Nuestra casa se trasformó así en una casa de alegría y de paz. Muchos amigos nuevos que con simplicidad nos dan una mano: chofer, médicos, cocineros, sacerdotes… y luego el grupo de oración semanal, con quienes seguimos rezando luego de quince años.
El encuentro con Madre Elvira y con la Comunidad Cenáculo me hace descubrir que muchos chicos, que antes estaban desesperados y heridos, se levantan por la noche y se ponen de rodillas frente a Jesús Eucaristía. Entiendo que también yo puedo estar unida a ellos en la adoración al mismo Jesucristo que contemplo en el cuerpo sufriente de Lele, mi marido, y desde aquel momento en adelante todos los miedos del sufrimiento lentamente desaparecen.
Ahora Lele se fue a la vida eterna, cuando nos dejó estábamos todas abrazadas con él en un único abrazo, unidos juntos por aquel Pan recién recibido por los cuatro.
Desde aquel día en adelante me conmoví cada vez más por el hecho de que un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo se humille tanto como para volverse un pequeño pedazo de pan, para que cualquiera pueda alimentarse de Él y sumergirse en Él que es el Amor. Todavía hoy le pido a Jesús “no olvidar sus muchos beneficios” sino “gustar y ver qué bueno es el Señor”.
Estar de rodillas delante de la Eucaristía es el modo mejor para preparar el corazón para recibir a Aquel que viene en la celebración de la Santa Misa. En realidad es Él, es Jesús que una vez más me quiere dar la alegría, me indica el camino de la felicidad, me pide que me deje amar y que reciba y acepte este don gratuito que va más allá de mi pecado y de mi superficialidad.
No renuncio más a Él, no nos dejemos engañar más por falsos sueños que desvían nuestra vida y nos impiden desear a Aquel que nos transforma para volvernos “luz del mundo y sal de la tierra”. Gracias.
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