* «He sobrevivido a muchas cosas por los pelos. Podía entrar en una iglesia, encender una o dos velas y considerarme un creyente, pero realmente no creía. Fue cuando realmente me di cuenta de que Dios existe, cuando me convertí en monje… Alguien muy cercano a mí, un pariente, estaba en peligro de muerte. Acudí a la tumba del último santo georgiano, el monje Gabriel [‘confesor y loco en Cristo’, 1929-1995], y le dije: ‘Si le conservas la vida, si Dios quiere me haré monje’. Y aunque habíamos perdido toda esperanza, sucedió un milagro y este hombre sobrevivió»
CaminoCatólico.com.- Uno de los momentos más impresionantes durante el viaje apostólico de Francisco a Georgia tuvo lugar en la tarde del 30 de septiembre de 2016. Durante su encuentro con la comunidad siro-caldea en la iglesia católica caldea de San Simeón Bar Sabas, fue cantado en arameo el Salmo 53 (“Dice el necio es su corazón: no hay Dios”).
El intérprete fue el archimandrita ortodoxo Serafín Bit-Haribi, que habla perfectamente esa lengua y es asirio, y ha hecho del canto una de sus principales formas de apostolado.