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domingo, 20 de octubre de 2024

Homilía del Evangelio del Domingo: Hay que empezar a combatir la «voluntad de poder»: el del propio corazón / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

* «¿Qué opone el Evangelio al poder? ¡El servicio! Un poder para los demás, no sobre los demás. El poder confiere autoridad, en el sentido de dominio, pero el servicio confiere algo más, autoridad que significa respeto, estima, una ascendencia verdadera sobre los demás. Al poder el Evangelio opone también la no-violencia, esto es, un poder de otro tipo, moral, no físico»

Los grandes ejercen el poder:  Domingo XXIX del tiempo ordinario – B:


Isaías 53, 10-11 / Salmo 32 / Hebreos 4, 14-16 / Marcos 10, 35-45

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.- «Entonces Jesús, llamándoles, les dijo: “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos”». Después de aquél sobre las riquezas, el Evangelio de este domingo nos da a conocer el juicio de Cristo sobre otro de los grandes ídolos del mundo: el poder. Tampoco el poder es intrínsecamente malo, como no lo es el dinero. Dios se define a sí mismo «el omnipotente» y la Escritura dice que «el poder pertenece a Dios» (Sal 62, 12).

Ya que, sin embargo, el hombre había abusado del poder que se le concedió, transformándolo en dominio del más fuerte y en opresión del débil, ¿qué hizo Dios? Para darnos ejemplo se despojó de su omnipotencia; de «omnipotente» se hizo «impotente». «Se despojó de sí mismo, tomando la condición de siervo» (Flp 2, 7).Transformó el poder en servicio. La primera lectura del día contiene una descripción profética de este salvador «impotente»: «Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. Despreciado y deshecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias». 

Se revela así un nuevo poder, el de la cruz: «Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios» (1 Cor 1, 24-27). María, en el Magnificat, canta anticipadamente esta revolución silenciosa obrada por la venida de Cristo: «Derribó del trono a los poderosos» (Lc 1, 52).

¿Quién es puesto bajo acusación por esta denuncia del poder? ¿Sólo los tiranos y dictadores? ¡Ojalá así fuera! Se trataría, en este caso, de excepciones. En cambio nos afecta a todos. El poder tiene infinitas ramificaciones, se mete por todas partes, como cierta arena del Sahara cuando sopla el viento siroco. Hasta en la Iglesia. El problema del poder no se plantea, por lo tanto, sólo en el mundo político. Si nos quedamos ahí, no hacemos más que unirnos al grupo de los que están siempre dispuestos a dar golpes, por sus propias culpas... en el pecho de los demás. Es fácil denunciar culpas colectivas, o del pasado; más difícil las personales y del presente. 

María dice que Dios que «dispersó a los soberbios de corazón; derribó del trono a los poderosos» (Lc 1, 51 s.). Ella señala implícitamente un ámbito preciso en el que hay que empezar a combatir la «voluntad de poder»: el del propio corazón. Nuestra mente («los pensamientos del corazón») puede convertirse en una especie de trono en el que nos sentamos para dictar leyes y fulminar a quien no se somete. Somos, al menos en los deseos si no en los hechos, los «poderosos en los tronos». En la familia misma es posible, lamentablemente, que se manifieste nuestra voluntad innata de dominio y atropello, causando continuos sufrimientos a quien es víctima de ello, frecuentemente (no siempre) la mujer. 

¿Qué opone el Evangelio al poder? ¡El servicio! Un poder para los demás, no sobre los demás. El poder confiere autoridad, en el sentido de dominio, pero el servicio confiere algo más, autoridad que significa respeto, estima, una ascendencia verdadera sobre los demás. Al poder el Evangelio opone también la no-violencia, esto es, un poder de otro tipo, moral, no físico. Jesús decía que habría podido pedir al Padre doce legiones de ángeles para derrotar a los enemigos que estaban a punto de acudir para crucificarle (Mt 26,53), pero prefirió rogar por ellos. Y fue así que logró su victoria.

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Evangelio

En aquel tiempo, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercan a Jesús y le dijeron: 

«Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos». 

Él les dijo: 

«¿Qué queréis que os conceda?». 

Ellos le respondieron: 

«Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». 

Jesús les dijo: 

«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». 

Ellos le dijeron: 

«Sí, podemos». 

Jesús les dijo: 

«La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado».


Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: 

«Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Marcos 10, 35-45

Homilía del Evangelio del Domingo: Unirnos a Jesús viviendo nuestra vida como entrega, conscientes de que nuestra felicidad es inseparable de la de los demás / Por P. José María Prats

* «Esta actitud es la propia del hombre nuevo que se ha revestido de Cristo y participa de su misión redentora, establece el Reino de Dios en la tierra y conduce a la a la vida… Si optamos por centrarnos en nosotros mismos buscando la propia gloria como si la vida de los demás nos fuera ajena, esta actitud es la propia del hombre caído que, seducido por el Maligno, quiere alzarse sobre todo y ‘ser como Dios’ (Gn 3,5), nos expulsa del paraíso, siembra la discordia, la destrucción y conduce a la muerte»

 Domingo XXIX del tiempo ordinario – B:

Isaías 53, 10-11 / Salmo 32 / Hebreos 4, 14-16 / Marcos 10, 35-45

P. José María Prats / Camino Católico.- La primera lectura de hoy nos habla del sufrimiento redentor de Cristo: «El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación ... Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos». En este sufrimiento y entrega por la salvación del mundo se manifiesta el misterio del amor de Dios: ante el drama del pecado que deja al ser humano privado de su paz y harmonía, Dios no permanece indiferente gozando despreocupadamente de su gloria sino que se abaja asumiendo la miseria humana para redimirla desde dentro. El que ama es consciente de que su vida está indisociablemente unida a la de los demás y, por ello, no se conforma con su propia felicidad sino que hace todo lo posible para poder compartirla con todos.

Esta solidaridad inefable de Dios contrasta con la actitud de los apóstoles Santiago y Juan que hemos visto en el evangelio. Ellos intentan garantizar su propia felicidad mediante una situación de privilegio y para ello piden a Jesús que les conceda «sentarse en su gloria uno a su derecha y otro a su izquierda».

Este contraste de actitudes debe interpelarnos, porque el destino de nuestra vida depende de que optemos por una o por otra. Podemos, como los apóstoles Santiago y Juan, centrarnos en nosotros mismos buscando la propia gloria como si la vida de los demás nos fuera ajena. Se trata entonces de buscar seguridades materiales, poder y honores que nos pongan en una situación de privilegio que nos permita vivir evitando el sufrimiento y las miserias propias de la condición humana. Algo parecido a lo que hacen los grandes especuladores que entran con todo su poder y conocimiento en el Mercado de Valores para multiplicar su fortuna y vivir una vida regalada sin importarles hundir a muchos en la miseria. Y podemos también dejar a un lado la defensa a ultranza de nuestros intereses aparentes y unirnos a Jesús para asumir con Él la miseria material y espiritual de la humanidad viviendo nuestra vida como entrega, lucha y esfuerzo por redimirla desde dentro, conscientes de que nuestra felicidad es inseparable de la felicidad de los demás.

La primera actitud es la propia del hombre caído que, seducido por el Maligno, quiere alzarse sobre todo y «ser como Dios» (Gn 3,5); la segunda, es la propia del hombre nuevo que se ha revestido de Cristo y participa de su misión redentora. La primera nos expulsa del paraíso y siembra la discordia y la destrucción; la segunda establece el Reino de Dios en la tierra. La primera conduce a la muerte; la segunda, a la vida.

El Señor nos presenta hoy, nuevamente, las dos opciones fundamentales y sus consecuencias. Nosotros decidimos con cuál nos quedamos.

P. José María Prats

Evangelio

En aquel tiempo, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercan a Jesús y le dijeron: 

«Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos». 

Él les dijo: 

«¿Qué queréis que os conceda?». 

Ellos le respondieron: 

«Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». 

Jesús les dijo: 

«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». 

Ellos le dijeron: 

«Sí, podemos». 

Jesús les dijo: 

«La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado».


Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: 

«Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Marcos 10, 35-45

Descubre que el servicio es un don, reconociendo tus talentos como regalos de Dios para el favor de tus hermanos / Por P. Carlos García Malo

 


sábado, 19 de octubre de 2024

Homilía del P. José Aurelio Martín y lecturas de la Misa de hoy, sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, 19-10-2024

 


19 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. José Aurelio Martín Jiménez y lecturas de la Santa Misa de hoy, sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


Santa Misa de hoy, sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, 19-10-2024

19 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, presidida por el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 19-10-2024

19 de octubre de 2024.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy sábado, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 19/10/2024: «El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 19 de octubre de 2024, sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 12, 8-12:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.

Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.

Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».


Misterios Gozosos del Santo Rosario en la Parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, 19-10-2024

19 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Misterios Gozosos del Santo Rosario en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, emitido por 13 TV.

Oración a San Pablo de la Cruz para obtener una gracia ante una necesidad

P. Carlos García Malo / Camino Católico.- Cada 19 de octubre, la Iglesia Católica celebra a San Pablo de la Cruz (1694-1775), sacerdote y místico italiano, quien invitaba a obrar “de manera que todos vean que llevas, no sólo en lo interior, sino también en lo exterior, la imagen de Cristo crucificado, modelo de toda dulzura y mansedumbre”.

San Pablo entendía que la Pasión de Cristo en la cruz es "el don más maravilloso del amor de Dios, la fuerza que puede transformar al hombre y al mundo entero". Con esa convicción, y después de una intensa búsqueda espiritual, fundó la Congregación de la Pasión, cuyos miembros son conocidos como pasionistas. De ese tronco, brotó la rama religiosa femenina y después la seglar, las que integran en conjunto la familia pasionista.

San Pablo de la Cruz, cuyo nombre de pila fue Pablo Francisco Danei Massari, nació en Ovada (Italia) en 1694. Recibió de sus padres una esmerada educación en la fe. Mientras que su madre despertó en él la piedad cordial por la Cruz de Cristo, su padre le leía frecuentemente las vidas de los santos, con el propósito de que Pablo se sienta siempre animado a ser una persona mejor.

A los 19 años, estando en misa, el santo escuchó cómo el sacerdote predicaba ardorosamente sobre la penitencia y la oración. Aquella homilía le tocó profundamente el alma y cambiaría su vida en muchos aspectos, sería el empujón espiritual que lo animó a consagrarse a Dios.

Decidido y lleno de fervor, Pablo empezó a poner todos los medios a su alcance para vivir santamente. Fueron tiempos de intensa oración y de serena alegría juvenil. Dios, poco a poco, iba preparando su corazón para cosas mayores, que debían ser realizadas con espíritu de renuncia y humildad.

De pronto, una noche Pablo tuvo un sueño en el que se le aparecía la Virgen María y le mostraba un hábito con el emblema de una nueva comunidad religiosa que debería vivir bajo el modelo de Jesucristo crucificado. San Pablo le contó de aquel sueño a su obispo, Mons. Gattinara, quien le propuso hacer lo que la Virgen le pedía: mandó que vista un hábito igual al del sueño, todo de color negro -el llamado “hábito de la Pasión”-.

Pablo sería revestido con ese hábito el 22 de noviembre de 1720. Posteriormente, en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, haría los votos y una promesa: promover la memoria de la Pasión de Cristo.

Junto a su hermano, Juan Bautista, el santo emprendió la misión de establecer la nueva comunidad religiosa. Ambos ya estaban dedicados al servicio de los más pobres y necesitados, pero ahora Dios les pedía dar un paso más adelante.

Los hermanos, a través de su labor, habían dado una especial atención a los enfermos. Los “pasionistas” -como se les empezó a llamar- pedían limosna para poder ayudar a quienes, con su dolor, se habían unido a Cristo sufriente. El dinero recaudado se utilizaba para atender gente en las enfermerías o para alimentar a darles algo de comer.

Cuando la nueva familia espiritual empezó a tomar forma, Pablo pidió audiencia con el Papa Benedicto XIV, quien aprobaría los estatutos para esta novísima “Congregación de la Pasión”. Sus miembros se consagraban a la vida de oración (centrándose en la meditación de la Pasión del Señor) y a la proclamación del misterio del sacrificio de Cristo realizado por la humanidad. Poco después, en 1727, Pablo y su hermano fueron ordenados sacerdotes.

El Papa Clemente XIV, sucesor de Benedicto XIV, convocó a San Pablo de la Cruz para que sea su consejero personal y, como señal de patrocinio a la Orden que fundó, le entregó el convento y la Basílica de los Santos Juan y Pablo, la que se convertiría en la Casa Madre de los pasionistas. La Orden la conserva hasta el día de hoy.

En ese lugar, Pablo de la Cruz pasó sus últimos días, hasta 1775, cuando fue llamado a la presencia de Dios a los 80 años de edad.

El 29 de septiembre de 2006, el Papa Benedicto XVI envió un mensaje a los hermanos pasionistas con motivo del capítulo general de la Orden, celebrado en Roma.

Estas fueron algunas de sus palabras: “San Pablo de la Cruz concebía la Pasión de Jesús como la manifestación más grande del amor de Dios, capaz de convertir los corazones más de lo que puede hacer cualquier otro argumento. En efecto, sólo a la luz de la cruz podemos acercarnos al misterio del Amor de Dios”.

Los pasionistas han dado numerosos frutos de santidad a lo largo de su historia, entre los que están San Vicente María Strambi, San Gabriel de la Dolorosa y Santa Gemma Galgani.

Pidamos a Dios por intercesión de San Pablo de la Cruz un gracia ante una necesidad con la siguiente oración:

Oración

¡Oh ínclito Apóstol de la Pasión del Dios humanado, glorioso San Pablo de la Cruz! ¡Oh serafín de amor! ¡Ángel de paz para el mundo, y objeto de espanto para el Infierno! Vos, a manera de astro resplandeciente aparecisteis en la tierra para manifestar a los hombres la infinita bondad de Dios, la horrible malicia del pecado y la hermosura de la virtud con vuestras palabras, obras y trabajos apostólicos, y para fundar una Congregación religiosa, cuyo fin principal fuese meditar de continuo los dolores del divino Crucificado y propagar en los corazones de los fieles la grata y saludable memoria de su Pasión y muerte de cruz.

Dirigid hoy, os suplicamos, una mirada benigna sobre nuestra pobre alma; tomadnos bajo vuestra eficaz protección, y recabadnos de la bondad divina la gracia que reclamamos en esta oración. (Aquí debes mencionar tu petición especial, siendo muy detallado con lo que esperas conseguir).

Alcanzadnos también, ¡oh gloriosísimo santo!, el don inestimable de llevar siempre impreso en nuestro corazón el tierno y saludable recuerdo de los sufrimientos de nuestro divino Redentor, y de imitar en la tierra vuestros luminosos ejemplos de virtud y de amor a Dios para que así tengamos la feliz suerte de ser vuestros compañeros en el cielo por toda la Eternidad. Amén.

Decidámonos por la oración, entremos en la escuela de la Virgen María rezando el Santo Rosario / Por P. Carlos García Malo

 


viernes, 18 de octubre de 2024

Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Misa de hoy, viernes, San Lucas, evangelista, 18-10-2024

18 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Santa Misa de hoy, viernes de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, San Lucas, evangelista, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, viernes, San Lucas, evangelista, 18-10-2024

18 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, viernes de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, San Lucas, evangelista, presidida por el P. Carmelo Donoso, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 18-10-2024

18 de octubre de 2024.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy viernes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 18/10/2024: «La mies es abundante y los obreros pocos» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 18 de octubre de 2024, viernes de la 28ª semana de Tiempo Ordinario, San Lucas, evangelista, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 10, 1-9:

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El reino de Dios ha llegado a vosotros’».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 18-10-2024

18 de octubre de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.