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domingo, 8 de diciembre de 2024

Papa Francisco en el Ángelus, 8-12-2024: «María es la ‘llena de gracia’, la Inmaculada, enteramente al servicio de la Palabra de Dios, siempre con el Señor, al que se encomienda completamente»

 


* «Mientras se acerca la apertura de la Puerta Santa del Jubileo, abramos las puertas del corazón y de la mente al Señor. Él nació de María Inmaculada: imploremos la intercesión de María. Y os doy un consejo. Hoy es un día hermoso para decidirse a hacer una buena Confesión. Si hoy no podéis ir, en esta semana, hasta el próximo domingo abrid el corazón y el Señor perdona todo, todo, todo. Y así en las manos de María seremos más felices»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «En esta solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, estoy cerca de modo particular de los nicaragüenses. Os invito a uniros en oración por la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, que celebra la Purísima, como Madre y Patrona y eleva a Ella un grito de fe y de esperanza. Que la Madre celestial sea para ellos consuelo en las dificultades y en las incertidumbres, y abra los corazones de todos, para que se busque siempre la vía de un diálogo respetuoso y constructivo con el fin de promover la paz, la fraternidad y la armonía en el país» 

8 de diciembre de 2024.- (Camino CatólicoEste 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, II Domingo de Adviento, en sus palabras previas a la oración del ángelus, el Santo Padre ha invitado a que imitemos a María Inmaculada porque, “María, por lo tanto, como la saluda el Arcángel Gabriel, es la «llena de gracia» (Lc 1,28), la Inmaculada, enteramente al servicio de la Palabra de Dios, siempre con el Señor, al que se encomienda completamente. En ella no hay nada que ofrezca resistencia a su voluntad, nada que se oponga a la verdad y a la caridad”. 

Después de la oración del ángelus, el Santo Padre ha realizado un apremiante llamamiento en favor de la paz en todos los países donde se sufre a causa de la guerra. El Pontífice ha pedido a los Gobernantes y a la Comunidad Internacional que se haga un alto el fuego para que podamos celebrar la Navidad. Asimismo, el Papa manifesta su cercanía con el pueblo de Nicaragua invitándolos siempre a seguir por el camino del “diálogo respetuoso y constructivo para promover la paz”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:


SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

 PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Domingo, 8 de diciembre de 2024


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz fiesta!


Hoy, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Evangelio nos relata uno de los momentos más importantes, más hermosos, en la historia de la humanidad: la Anunciación (cf. Lc 1,26-38), cuando el “sí” de María al Arcángel Gabriel permitió la Encarnación del Hijo de Dios, Jesús. Es una escena que suscita la mayor maravilla y emoción porque Dios, el Altísimo, el Omnipotente, por medio del Ángel dialoga con una joven de Nazaret, pidiéndole que colabore en su plan de salvación. Si hoy encontráis un poco de tiempo, buscad en el Evangelio de San Lucas y leed esta escena. Os aseguro que os vendrá bien, muy bien.


Como en la escena de la creación de Adán pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, donde el dedo del Padre celestial roza el dedo del hombre; así también aquí, lo humano y lo divino se encuentran, al inicio de nuestra Redención, se encuentran con una delicadeza maravillosa, en el instante bendito en el que la Virgen María pronuncia su “sí”. Ella es una mujer de un pequeño pueblo de periferia y es llamada para siempre al centro de la historia: de su respuesta depende el destino de la humanidad, que puede volver a sonreír y a esperar, porque su destino ha sido puesto en buenas manos. Será ella quien lleve al Salvador, concebido por el Espíritu Santo.


María, por lo tanto, como la saluda el Arcángel Gabriel, es la «llena de gracia» (Lc 1,28), la Inmaculada, enteramente al servicio de la Palabra de Dios, siempre con el Señor, al que se encomienda completamente. En ella no hay nada que ofrezca resistencia a su voluntad, nada que se oponga a la verdad y a la caridad. He aquí su bienaventuranza, que cantarán todas las generaciones. Alegrémonos también nosotros, porque la Inmaculada nos ha dado a Jesús, que es nuestra salvación.


Hermanos y hermanas, completando este misterio podemos preguntarnos: En nuestro tiempo, agitado por guerras y concentrado en el esfuerzo de poseer y dominar, ¿yo dónde pongo mi esperanza? ¿En la fuerza, en el dinero, en los amigos poderosos? ¿Pongo ahí mi esperanza? ¿O en la misericordia infinita de Dios? Y frente a los muchos falsos modelos relucientes que circulan en los medios y en internet, ¿dónde busco mi felicidad? ¿Dónde está el tesoro de mi corazón? ¿Está en el hecho de que Dios me ama gratuitamente, que su amor siempre me precede y está listo para perdonarme cuando regreso arrepentido a Él? ¿En esa esperanza filial en el amor de Dios? ¿O me engaño tratando de afirmar a toda costa mi yo y mi voluntad?


Hermanos y hermanas, mientras se acerca la apertura de la  apertura de la Puerta Santa del Jubileo, abramos las puertas del corazón y de la mente al Señor. Él nació de María Inmaculada: imploremos la intercesión de María. Y os doy un consejo. Hoy es un día hermoso para decidirse a hacer una buena Confesión. Si hoy no podéis ir, en esta semana, hasta el próximo domingo abrid el corazón y el Señor perdona todo, todo, todo. Y así en las manos de María seremos más felices.


Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


En esta solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, estoy cerca de modo particular de los nicaragüenses. Os invito a uniros en oración por la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, que celebra la Purísima, como Madre y Patrona y eleva a Ella un grito de fe y de esperanza. Que la Madre celestial sea para ellos consuelo en las dificultades y en las incertidumbres, y abra los corazones de todos, para que se busque siempre la vía de un diálogo respetuoso y constructivo con el fin de promover la paz, la fraternidad y la armonía en el país.


Y continuemos rezando por la paz, en la martirizada Ucrania, en Medio Oriente – Palestina, Israel, Líbano y ahora Siria –, en Myanmar, Sudán y dondequiera que se sufra por la guerra y la violencia. Hago un llamamiento a los gobernantes y a la Comunidad internacional, para que se pueda llegar a la fiesta de la Navidad con un alto el fuego en todos los frentes de guerra.


Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, al peregrinaje de la Siervas del Sagrado Corazón de España, al grupo “Oasi Mamma dell’Amore”, a los fieles procedentes de los Estados Unidos, de Honduras y de Australia; como también a los de Calderara di Reno, Corpolò y Grado, y a los muchachos de la confirmación de la parroquia de S. Pio da Pietrelcina en Roma.


Hoy, me nace del corazón pediros a todos vosotros que recéis por los detenidos que en los Estados Unidos están en el corredor de la muerte. Creo que son 13 o 15. Recemos para que su pena sea conmutada, cambiada. Pensemos en estos hermanos y hermanas nuestros y pidamos al Señor la gracia de salvarlos de la muerte.


Hoy, en las parroquias italianas se renueva la adhesión a la Acción Católica. Deseo a todos los socios un buen camino de formación, de servicio y de compromiso apostólico. Bendigo de corazón a los fieles de Rocca di Papa y la antorcha con la que encenderán la gran estrella sobre la Fortaleza de su hermosa ciudad, en honor de María Inmaculada. Y estoy cerca de los trabajadores de Siena, Fabriano y Ascoli Piceno que defienden de manera solidaria el derecho al trabajo, que es un derecho a la dignidad. Que no se les quite el trabajo por motivos económicos o financieros.


Deseo a todos un feliz domingo y una feliz fiesta de la Inmaculada. Nos volvemos a encontrar hoy por la tarde en la Plaza de España. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.


Francisco


Fotos: Vatican Media, 8-12-2024

Santa Misa de hoy, domingo, presidida por el Papa Francisco en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8-12-2024

Foto: Vatican Media, 8-12-2024

8 de diciembre de 2024.- (Camino Católico)  Este 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el Santo Padre ha presidido la celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro con los nuevos Cardenales. El Pontífice ha dicho en su homilía que, “a María Inmaculada le pedimos que su Corazón lleno de amor nos conquiste, nos convierta y haga de nosotros una comunidad donde la filiación, la esponsalidad y la maternidad sean regla y criterio de vida”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.


Homilía de Mons. Leonardo Lemos, obispo de Orense, y lecturas de la Misa de hoy, domingo, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8-12-2024

8 de diciembre de 2024.-  (Camino Católico) Homilía de  Mons. Leonardo Lemos Montanet, obispo de Córdoba, y lecturas de la Misa de hoy, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, emitida por 13 TV desde la iglesia de San Rosendo de Celanova, Orense.

Santa Misa de hoy, domingo, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8-12-2024

8 de diciembre de 2024.-  (Camino Católico)  Celebración de la Santa Misa de hoy, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, presidida por Mons. Lemos Montanet, obispo de Orense, emitida por 13 TV desde la iglesia de San Rosendo de Celanova, Orense.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 8-12-2024

8 de diciembre de 2024.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 8/12/2024: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 8 de diciembre de 2024, domingo de la 2ª semana de Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 1, 26-38:

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

¿Cuándo concibió Dios a la Inmaculada Concepción? Responde el P. José de Jesús Aguilar


 


Homilía del evangelio del domingo: la Inmaculada Concepción de María es abogada de gracia y ejemplo de santidad / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

* «La liturgia habla de María Inmaculada como de un ‘modelo de santidad’. La imagen es justa, a condición de que superemos las analogías humanas. La Virgen no es como las modelos humanas que posan, inmóviles, para dejarse pintar por el artista. Ella es un modelo que obra con nosotros y dentro de nosotros, que nos lleva la mano al representar las líneas del modelo por excelencia, suyo y nuestro, que es Jesucristo, para hacernos ‘conformes a su imagen’ (Rm 8, 29). Es de hecho ‘abogada de gracia’ antes aún que modelo de santidad. La devoción a María, cuando es iluminada y eclesial, en verdad no desvía a los creyentes del único Mediador, sino que les lleva hacia Él. Quien ha tenido la experiencia auténtica de la presencia de María en la propia vida sabe que ésta se determina por entero en una experiencia de Evangelio y en un conocimiento más profundo de Cristo. Ella está idealmente ante todo el pueblo cristiano repitiendo siempre lo que dijo en Caná: ‘Haced lo que Él os diga’»

Elegidos para ser santos e inmaculados  

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

Génesis 3, 9-15.20  /  Salmo 97  /  Efesios 1, 3-6.11-12  / San Lucas 1, 26-38

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.-  Para que la solemnidad de la Inmaculada Concepción no se quede en mera celebración de los «privilegios» de María, sino que nos toque y nos implique profundamente, debemos comprenderla a la luz de las palabras de Pablo en la segunda lectura: «Dios Padre nos ha elegido en Jesucristo antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor». Todos, por lo tanto, estamos llamados a ser santos e inmaculados; es nuestro verdadero destino; es el proyecto de Dios sobre nosotros. Poco más adelante, en la misma Carta a los Efesios, Pablo contempla este plan de Dios refiriéndolo no ya a los hombres singularmente considerados, cada uno por su cuenta, sino a la Iglesia Universal esposa de Cristo: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificarla mediante el bautismo y la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada» (Ef 5, 25-27).

Una humanidad de santos e inmaculados: he aquí el gran proyecto de Dios al crear la Iglesia. Una humanidad que pueda, por fin, comparecer ante Él, que ya no tenga que huir de su presencia, con el rostro lleno de vergüenza como Adán y Eva tras el pecado. Una humanidad, sobre todo, que Él pueda amar y estrechar en comunión consigo, mediante Su Hijo, en el Espíritu Santo.

¿Que representa, en este proyecto universal de Dios, la Inmaculada Concepción de María que celebramos? La liturgia responde a esta pregunta en el prefacio de la Misa del día, cuando dirigiéndose a Dios canta: En Ella has señalado el «comienzo de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura... Entre todos los hombres es abogada de gracia y ejemplo de santidad». He aquí, entonces, lo que celebramos en esta solemnidad en María: el inicio de la Iglesia, la primera realización del proyecto de Dios, en la que existe como la promesa y la garantía de que todo el plan irá hacia su cumplimiento: «¡Nada es imposible para Dios!». María es la prueba de ello. En Ella brilla ya todo el esplendor futuro de la Iglesia, como en una gota de rocío, en una mañana serena, se refleja la bóveda azul del cielo. También y sobre todo por esto María es llamada «madre de la Iglesia».

María no se presenta, en cambio, sólo como aquella que está detrás de nosotros, al comienzo de la Iglesia, sino también como quien está ante nosotros «como modelo de santidad para el pueblo de Dios». Nosotros no hemos nacido inmaculados como, por singular privilegio de Dios, nació Ella; es más, el mal anida en nosotros en todas las fibras y en todas las formas. Estamos llenos de «arrugas» que hay que estirar y de «manchas» que hay que lavar. Es en esta labor de purificación y de recuperación de la imagen de Dios en la que María está ante nosotros como poderosa llamada.

La liturgia habla de Ella como de un «modelo de santidad». La imagen es justa, a condición de que superemos las analogías humanas. La Virgen no es como las modelos humanas que posan, inmóviles, para dejarse pintar por el artista. Ella es un modelo que obra con nosotros y dentro de nosotros, que nos lleva la mano al representar las líneas del modelo por excelencia, suyo y nuestro, que es Jesucristo, para hacernos «conformes a su imagen» (Rm 8, 29). Es de hecho «abogada de gracia» antes aún que modelo de santidad. La devoción a María, cuando es iluminada y eclesial, en verdad no desvía a los creyentes del único Mediador, sino que les lleva hacia Él. Quien ha tenido la experiencia auténtica de la presencia de María en la propia vida sabe que ésta se determina por entero en una experiencia de Evangelio y en un conocimiento más profundo de Cristo. Ella está idealmente ante todo el pueblo cristiano repitiendo siempre lo que dijo en Caná: «Haced lo que Él os diga». 

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

 

Evangelio

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

San Lucas 1, 26-38

Homilía del evangelio del domingo: Pidamos a María Inmaculada que renueve en nosotros la llama de la fe, la pureza y la santidad / Por P. José María Prats

* «Por generaciones, la figura de María Inmaculada ha sido una fuente poderosísima de inspiración para muchas mujeres que la han tomado como modelo de vida, repitiendo con Ella las palabras que hemos escuchado en el Evangelio: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Consagradas así a Dios por María, se constituyeron también en fuentes puras y cristalinas que engendraron familias santas, llenas de luz y de gracia, donde la oscuridad del pecado no pudo penetrar»

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

Génesis 3, 9-15.20  /  Salmo 97  /  Efesios 1, 3-6.11-12  / San Lucas 1, 26-38

P. José María Prats / Camino Católico.-  La solemnidad de la Inmaculada Concepción de María que estamos celebrando en el corazón del Adviento constituye un compendio de la historia de la salvación que reviviremos a lo largo del año litúrgico que acabamos de iniciar.

La segunda lectura nos presenta el designio eterno de Dios: «Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor». Pero este designio, como narra la primera lectura, quedó ensombrecido por el pecado de nuestros primeros padres, que dejó a la humanidad sometida al poder de las fuerzas del mal.

Dios, sin embargo, anuncia inmediatamente que su designio eterno se cumplirá por mediación de una mujer cuya descendencia aplastará la cabeza de la serpiente, liberando así de su poder a la humanidad. Esta mujer es María, la Nueva Eva, y su descendencia es Jesucristo, el Nuevo Adán, y su Iglesia.

En María, por tanto, se inicia la victoria sobre el poder del mal. El dogma de la Inmaculada Concepción afirma que Ella, por una especial gracia de Dios, fue redimida anticipadamente por el sacrificio de Cristo, permaneciendo ajena al pecado desde el mismo instante de su concepción. Su nacimiento supone la aparición, en un mundo oscurecido y deformado por el poder del pecado, de una fuente pura y cristalina de la que nacerá una humanidad nueva y victoriosa.

Por generaciones, la figura de María Inmaculada ha sido una fuente poderosísima de inspiración para muchas mujeres que la han tomado como modelo de vida, repitiendo con Ella las palabras que hemos escuchado en el Evangelio: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Consagradas así a Dios por María, se constituyeron también en fuentes puras y cristalinas que engendraron familias santas, llenas de luz y de gracia, donde la oscuridad del pecado no pudo penetrar.

De hecho, nuestro país ha sido especialmente sensible a lo largo de su historia a este misterio tan poderoso de la Inmaculada Concepción que la Iglesia no definiría solemnemente como dogma hasta el año 1854. Desde el siglo VII los reinos cristianos de la Península celebraban su fiesta, y muy pronto los reyes hicieron suyo el fervor popular. En el XI Concilio de Toledo el rey Wamba recibía ya el título de “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador fueron fieles devotos de la Inmaculada y portaron su estandarte en sus campañas militares. Felipe II, en 1604, hizo obligatorio el juramento de defender el concepto de la Inmaculada Concepción en las universidades y en otros estamentos civiles y militares del reino. Más tarde, en 1760, a instancias de Carlos III y de sus Cortes, el papa Clemente XIII confirmó este patronazgo de María en todos los dominios de España. 

Pidámosle hoy a María Inmaculada, nuestra patrona, que renueve en nosotros este espíritu que a lo largo de los siglos ha mantenido encendida en nuestras familias e instituciones la llama de la fe, la pureza y la santidad.

 P. José María Prats

Evangelio

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

San Lucas 1, 26-38

La Inmaculada Concepción de la Virgen María nos invita a seguir su ejemplo y a acercarnos a Dios dispuestos a cumplir su voluntad / Por P. Carlos García Malo