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miércoles, 13 de mayo de 2009

Guillermo Llano, presidente de la Federación Española de Inmigrantes (FEIN)*: “La Biblia es el manual de instrucciones del ser humano”
*"Cuando llegué a España, me aferré a la palabra del Señor"
13 de mayo de 2009.-A nuestro país llegó sin empleo y con 30.000 pesetas en el bolsillo, que enseguida se le fueron en alquilar un cuarto. A base de trabajo duro, consiguió salir adelante. Hoy preside la Federación Española de Inmigrantes (FEIN. Su historia es la de un hombre con un sueño y un destino: España, tierra de oportunidades (las mismas que no tuvo en su patria para, por ejemplo, estudiar una carrera). A nuestro país llegó sin empleo y con 30.000 pesetas en el bolsillo, que enseguida se le fueron en alquilar un cuarto. A base de trabajo duro, consiguió salir adelante. Hoy preside la Federación Española de Inmigrantes (FEIN), desde la que ayuda a los extranjeros que llegan a nuestro país; no le importan su raza o su religión. Cree que la mejor forma de integrar es fomentando entre los inmigrantes la vocación empresarial, esa de la que tan necesitada anda España, dicen.

(Gonzalo Altozano / Alba) -En Hispanoamérica hay quien ve al cristianismo, en concreto a la Iglesia Católica, como un instrumento de dominación al servicio del imperialismo. ¿Es su caso?
-A todas luces, no. Sí veo, en cambio, mucho populismo, personas que para alcanzar el poder se inventan enemigos y los buscan donde no los hay.

-Dice De la Quadra Salcedo que son ustedes, los inmigrantes hispanoamericanos, los que nos están enseñando a los españoles a ser como éramos.
-Enseñar, enseñar… No diría yo tanto (también hemos aprendido mucho de ustedes). Sí hemos ayudado a revitalizar espiritualmente España, rescatando unos principios y valores que, en gran parte, aquí se han perdido y aún se conservan en Hispanoamérica. Ahí sí estaría de acuerdo con De la Quadra Salcedo.

-¿Por qué cree que esos principios y valores se han perdido en España?
-Porque vivimos en un mundo cambiante, donde todo camina vertiginosamente por la senda del progreso y la industrialización, y en ocasiones nos empeñamos demasiado en querer ser alguien y hacer más por los nuestros.

-Un empeño legítimo, ¿no?
-Totalmente. Pero en ese afán a veces nos olvidamos de Dios, tan importante para la vida del hombre.

-¿Cómo cree que seremos juzgados los españoles por el trato que hemos dado a los inmigrantes?
-Cuando llegue el momento, el Señor se encargará de hacer justicia, y a unos los premiará por haber obrado bien y más que bien, y a otros los castigará por haberlo hecho mal y más que mal.

-Supongo que su respuesta será la misma si le pregunto cómo juzgará el Señor a los inmigrantes por el trato que han dado a los españoles.
-Supone bien. Tengo el convencimiento de que el Señor nos juzgará con la misma vara.

-Llegó a España sin dinero ni trabajo. ¿En algún momento pensó que Dios le había abandonado?
-Pasé vicisitudes y penurias, pero nunca sentí el rechazo de Dios. Me apegué a su palabra, y eso me ayudó a mantener viva la esperanza. Créame, valió la pena sufrir lo que sufrí.

-Ahora que pasó lo peor, ¿sigue rezando?
-Sí. Cada día le doy gracias a Dios por vivir y le pido que me ayude a recuperar las cosas buenas que se han perdido.

-Lee la Biblia. ¿Qué es para usted?
-El manual de instrucciones del ser humano, el que nos enseña la manera de tener a Dios a nuestro lado.

-Dígame un salmo que le guste más que los demás.
-El 23.

-Refrésqueme la memoria.
-”El Señor es mi pastor: nada me falta…”.

-Un pasaje.
-Efesios, 2, versículos 8-9.

-La memoria, otra vez.
-”Pues por la gracia habéis sido salvados, mediante la fe. Y esto es don de Dios, no cosa de vosotros”.

-Una oración.
-El padrenuestro, que nos hace reconocer a Dios.

-También que pidamos por nuestros enemigos. ¿No le cuesta?
-Me escuece un poco, pero es un mandamiento del Señor. De alguna manera, los enemigos engrandecen nuestra alma, aprendemos también de ellos. Hay que tenerlos presentes en la oración para que el Señor transforme sus corazones.

-Tendrá presente también a sus amigos, ¿no?
-Por supuesto. Y cuando digo amigos no digo sólo inmigrantes, también españoles, a los que considero mis hermanos.

-¿Siempre ha sido tan religioso?
-A pesar de que me crié en un hogar cristiano, durante años viví alejado de la religión.

-¿Qué le hizo volver?
-Al poco demorir mi padre, alguien se me acercó y me habló del amor de Dios. Me puse ante Él y le hice la siguiente confesión: “Señor, quiero depender de Ti e ir al cielo, pues en verdad creo que has muerto por mí en la cruz”. Ése fue el momento en que acepté a Dios… y Él cambió mi vida.

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*Esta entrevista fue publicada en ALBA el 21 de septiembre de 2007.

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