* «El Tabor es una ventana abierta a nuestro futuro; nos asegura que la opacidad de nuestro cuerpo un día se transformará también en luz; pero es también un reflector que apunta a nuestro presente; evidencia lo que ya es ahora nuestro cuerpo, por encima de sus míseras apariencias: el templo del Espíritu Santo. El hombre no tiene un cuerpo, es cuerpo. El cuerpo ha sido creado directamente por Dios, asumido por el Verbo en la encarnación y santificado por el Espíritu en el bautismo. El cuerpo está destinado a compartir eternamente la misma gloria del alma ¿Pero qué decir a quien sufre? ¿A quién debe asistir a la «desfiguración» de su propio cuerpo o de un ser querido? Para ellos es tal vez el mensaje más consolador de la Transfiguración: ‘Él transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo’. Serán rescatados los cuerpos humillados en la enfermedad y en la muerte. También Jesús, de ahí en poco tiempo, será «desfigurado» en la pasión, pero resurgirá con un cuerpo glorioso, con el que vive eternamente, con quien la fe nos dice que iremos a reunirnos después de la muerte»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
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