Los 115 cardenales electores saldrán de Domus Santa dos veces al día para ir a la Capilla Sixtina y se cerrará el acceso a esta plaza para que no tengan contacto con nadie.
No es un trabajo fácil. Desde esta sala de operaciones la Gendarmería coordina el trabajo. Bajo la mirada aún del cuadro del Papa emérito, ningún detalle se escapa de las cámaras de seguridad del Vaticano controladas con este joystick: los accesos, la Plaza de San Pedro, la Cúpula, los jardines o Castel Gandolfo. Incluso se ve si alguien se cuela en la fila de acceso a la Basílica de San Pedro. Eso es lo de menos. Sin embargo, refuerzan su esfuerzo estos días porque sobre sus hombros está la responsabilidad de garantizar la seguridad durante el Cónclave.
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