* «Los pilares que nos sostienen son el amor a Dios, el diálogo entre nosotros, el perdón y los sacramentos. A diario intentamos ir a misa, hacer oración y rezar el Rosario. Frecuentemente acudimos al sacramento de la confesión para descargar nuestras miserias. Todo esto nos ayuda a sentirnos hijos de Dios y recibir la gracia para afrontar las dificultades que van surgiendo en la vida y nos sirve para aprender a amar a los demás más y mejor. Si de verdad dejamos trabajar a Dios en nosotros a través de la oración y la participación en los sacramentos habrá un algo que nos diferencie del resto y que llamará la atención. Trataremos a todos como hermanos, llevaremos de una manera sobrenatural tanto las cosas que para el mundo son buenas como las que son negativas y hablaremos con naturalidad de nuestra relación con Dios. Este testimonio se notará en nuestros ambientes y también en cómo nos comportamos virtualmente en WhatsApp y en las demás redes sociales»
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