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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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viernes, 13 de enero de 2023

Mehdi Djaadi, actor en Francia, dejó el islam por Cristo: «Hice la comunión y la confirmación. Me sentí rodeado de Jesús y los santos. La cultura no soporta a quien se opone al relativismo»


* «Jonathan, un amigo de infancia católico, me propuso ir a un retiro a la abadía de Sept-Fons (Allier). Al llegar a los oficios, me quedé conmocionado con la liturgia de las horas. Amaba los salmos. Todo el misterio de la Revelación está contenido en ellos: el consuelo, la espera, la alegría, la Jerusalén celeste. Allí, cerca de esos monjes, oí a Dios cantar dentro de mí. Después fui a la Adoración. Nada había sido tan profundo antes como esa exposición del Santísimo Sacramento. Tengo la certeza de que el Jesús que yo amo, al que rezo, está realmente presente. Como si yo pudiera hablar con Él ¡allí mismo! Me sentí envuelto por su presencia. Al salir me encontré con Jonathan y le dije: «He comprendido». Se me abrió un mundo increíble. Me fui de ese lugar con el rostro bañado en lágrimas: sobre una mejilla, por la alegría de haber encontrado de nuevo a Cristo; y sobre la otra, por la tristeza de no poderme unir a Él en la eucaristía. Los dos años siguientes los dediqué a Dios. A las seis de la tarde iba a misa a la basílica de Notre-Dame du Valentin, y también a catequesis»

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