* «Mis amigos se escandalizan con muchas cosas de la castidad, se escandalizan de llevar una vida en castidad, en pureza; ¡pero somos templos del Espíritu Santo! y tenemos que respetarnos a nosotros mismos, a las demás personas, en este caso a las mujeres… Hay que cuidar mucho el corazón y he aprendido mucho eso… Dios siempre está tocando el corazón de todos y uno es el que no accede a ese amor, a esa misericordia infinita que el día a día nos brinda. En el placer de la carne, de la concupiscencia, en el placer desordenado de la lujuria, de la fornicación pues no vamos a encontrar la felicidad y la plenitud que uno como hombre busca. Como jóvenes los invito a que también vivan un retiro espiritual que sea en una comunidad católica donde puedan experimentar el amor de Dios»
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