* «A partir del bautismo desaparecieron muchos problemas personales. Antes, mi estado natural era el estrés: tenía miedo al pasado, al futuro, al presente. Era un hándicap para mi vida. Ahora se ha instalado en mi vida una cierta serenidad que ha mejorado muchas cosas, sobre todo mi relación con los demás. Hoy estoy llena del amor de Dios, ya no tengo miedo a Dios sino confianza en Él. Ha sido un cambio real en mi vida. Ya no pienso en todas aquellas reglas que me corroían. Solo pienso en nuestro Dios de amor. Es la roca de mi vida»
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