* «Esa noche soñé con mi propia madre, con quien rara vez sueño, y a su lado estaba María, la Madre de Dios. Y mi madre me dijo: ‘Alicia, te veo y te amo, vas por el camino correcto, aquí es donde tú perteneces’. Ésa fue mi señal y me desperté sollozando y abrumada de alegría y de amor»