* «Creo que ningún papá ni mamá desea recibir una noticia como ésta, y quiero pensar que el temor y la angustia que vivimos es comprensible aún para personas que ya caminamos en la fe. Sin embargo, Violeta rompió muchos pronósticos que pesaban sobre ella desde que se supo que “algo andaba mal”. Fueron pequeños o tal vez, grandes milagros que Dios nos concedió como dulces besos de amor en el viacrucis que recorríamos a su lado. Sólo quiero compartir que, contrario a lo que muchos pudiesen pensar, la condición de Viole fue un regalo. Una oportunidad que nos concedió Dios para experimentar el extremo amor que Él guarda por los pequeñitos, los frágiles y “despreciados». El corazón aún duele, pero el alma ha sentido un bálsamo de amor “inexplicable” en las semanas que hemos acompañado a Violeta dentro de la panza y fuera de ella. Hoy sólo ruego que si sabes de alguien que en su vida esté pasando por algo “similar” que le alientes. Hazle saber que hay regalos de Dios que se destapan a base de lágrimas, pero que dentro llevan oro y perlas finas. Seguir a Dios siempre será el mejor camino pues Él muere de ganas de mostrarnos su Amor. La mejor forma que tenemos de honrar la vida de Violeta es gritar al mundo que toda vida cuenta y que ha sido pensada por Dios desde el inicio del mundo»
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