* «Tengo mi rutina, mis momentos de oración, de mañana y de tarde. Trato de descubrirlo en las personas y en cada instante. Entendí que Dios no se deja ganar en generosidad. En el deporte veo cómo Dios me exige en su amistad con él, en perseverar en ella y en la fidelidad.. Esta relación me potencia todas las actividades que hago, Dios está en todas mis cosas. No hace falta vivir lo extraordinario para poder disfrutar, se trata de poner amor en todo lo que haces; de esa manera se convierte en extraordinario»
* «En mi equipo saben que tengo fe, que soy creyente y católica, y me respetan. Eso no quiere decir que ellas lo vivan. Con las compañeras hemos tenido charlas sobre la existencia de Dios. Hasta el día de hoy intento ver cómo incidir ahí y que puedan ver a Dios de alguna forma. De pronto viene una y me pregunta si rezo el rosario todos los días. Te descolocan. Otras me preguntan sobre la creación del mundo. Algunas van a colegios católicos, pero no practican. Tienen presente que soy una mujer de fe. Para mí es importante que a ellas les muevan esos cuestionamientos. No pierdo las esperanzas de que alguna se convierta. Rezo antes de un partido. A la Santísima Trinidad y a la Virgen María»
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