* «Fue viendo un vídeo que nos pusieron, en la JMJ de Madrid, a todos los peregrinos de la vida de Juan Pablo II y de su entrega total a Cristo hasta la muerte lo que hizo resonar en mí un: ‘y por qué tú no, por qué no haces lo mimo’, que me sobrecogió. Valía la pena entregarlo todo a Cristo como lo había hecho aquel santo… Ahora pienso, como recoge un salmo, ‘¿cómo voy a pagar al Señor todo el bien que me ha hecho?’ Mi vida es un inmenso agradecimiento, todo lo que ha pasado es como una gran misericordia de Dios y todo se resume cuando alzo la copa de la salvación invocando el nombre del Señor durante la Misa»
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