Camino Católico.- “La fe, entre todas las cosas, es lo más importante que tengo, es mi parte más íntima. Podría decir todo sobre mi mismo, pero si no dijera que tengo fe es como si no hubiera dicho nada. Para mi Dios es Dios, es indescriptible. Creo mucho en el mensaje de Jesús, también como mensaje religioso. Y creo que también los que no creen pueden tomar el mensaje de Jesús y hacerlo suyo”, afirmaba Sammy Basso, con 20 años, en 2016, en un vídeo testimonial en el que era entrevistado por Aleteia y que publicamos. Hasta su muerte, el pasado 5 de octubre, este joven ha seguido viviendo con coherencia de vida.
Sammy Basso, el paciente con progeria más longevo y que ha ayudado a visibilizar esta enfermedad, ha fallecido con 28 años de edad. Sammy nació en 1995 en Schio (Italia). A los dos años le diagnosticaron síndrome de síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford, un trastorno genético extremadamente raro que produce la aceleración del envejecimiento.
Junto a sus padres, fundó la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso. Se graduó en la Universidad de Padua en Ciencias Naturales y en Biología Molecular. Fue nombrado Caballero de la Orden al Mérito de la República Italiana.Como investigador, siempre fomentó la investigación científica, que no consideraba contradictoria con la fe; de hecho, consideraba que ambas eran caminos que llevaban a Jesús.
Su fe, la pasión por la vida y el querer ir más allá, con alegría, a pesar de todo, se transparentaban en cada una de sus expresiones. Sammy llevaba una Tau, una cruz franciscana en el cuello, y compartía que “Mi oración antes de nada es una acción de gracias. Teniendo la Progeria, podría pedir que pueda estar bien. Pero la Progeria es sólo una pequeña parte de lo que es mi vida. Tengo muchísimas cosas, pero sólo vivir en esta tierra, tener las montañas, el mar, la familia, son todo cosas muchísimo más grandes que una enfermedad” decía este joven.
Sammy Basso con su familia y amigos
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