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sábado, 23 de noviembre de 2024

Mirko Klobuchar, 54 años, es inspector de policía, diácono permanente y capellán en una comisaría: «En momentos de angustia, aferrarse a Jesús y confiar en Él, porque es a Él y su amor lo que más necesitamos»


Mirko Klobuchar es inspector de policía pero su relación con Dios impregna todo su trabajo / Foto: Cortesía de Mirko Klobuchar

* «Anuncio a Jesús, no a mí mismo. Hemos recibido al Espíritu Santo, que vive en nosotros, nos inspira, nos enseña y nos da la fuerza para dar testimonio. Dios nos ha elegido para que demos fruto y que este fruto permanezca… Todos somos buscadores de verdad y de sentido. No estamos solos en la vida, Dios es el iniciador de todo, nos ama con locura, inconmensurablemente. Mi testimonio es una acción de gracias a Aquel que siempre me ha buscado, que me busca, que nunca me ha abandonado y que nunca me abandonará a mí ni a nadie»

Camino Católico.- Una vida de altibajos. Mirko Klobuchar, esloveno de 54 años, es inspector de policía, diácono permanente y capellán en una comisaría. Explica a Bérengère Dommaigné en la edición eslovena de Aleteia: "No soy una persona humilde. Tengo mucho orgullo dentro de mí, y lucho contra él todo el tiempo. Por eso Dios me permite caer en muchas situaciones, pero siempre está a mi lado".

Mirko Klobuchar lleva buscando a Dios desde que era adolescente. Pero no fue en su párroco ni en su capellán donde encontró respuestas. Al mismo tiempo, su vida en el colegio no era fácil, y sus amistades eran complicadas. Llegó a dejar la escuela durante varios días y fue expulsado a su regreso.

Y sin embargo… Fascinado por las grandes figuras de santos como san Francisco de Asís, el joven decidió partir a pie desde su ciudad natal, Jesenice, en el noroeste de Eslovenia, en la frontera con Austria, hasta Medjugorje. Pero al llegar a Liubliana, se desmayó y puso fin a su caminata.

"Dios nos da señales, pero a menudo buscamos las que creemos que deberían estar ahí. Antes pensaba que Dios no me amaba porque no me daba lo que yo quería. Hoy sé que nos ama tanto que no nos da lo que queremos o creemos que es bueno para nosotros, sino lo que sabe que necesitamos. Muchas veces es justo lo contrario, y eso puede doler mucho", reflexiona.

Del convento al ejército

El joven se acercó entonces a una comunidad capuchina, donde permaneció unos meses. Finalmente tuvo que marcharse para hacer el servicio militar en lo que entonces era el Ejército Popular Yugoslavo. En medio de muchas dificultades personales, siguió buscando a Dios, pero nunca lo encontró.

"A menudo estaba enfadado con Dios, decepcionado y desesperado porque esto les había ocurrido a otros y no a mí". Intentó "forzar" a Dios para que se le revelara: "Voy a ir donde la línea entre la vida y la muerte puede ser muy delgada: ¡al ejército!"

Mirko Klobuchar se alistó en dos unidades del ejército porque buscaba tener un encuentro con Dios y pensó que ante los peligros Él se le haría presente / Foto: Cortesía de Mirko Klobuchar

Se alistó en una brigada especial, donde permaneció un año antes de incorporarse a otra unidad del ejército esloveno como policía militar. Poco a poco, el hombre se calmó e incluso se casó, a los 33 años.

Tiene dos hijas, Klara y Miriam, con las que mantiene una relación afectuosa y de confianza, y de las que se siente sinceramente orgulloso. Se acercó más a Cristo y fue ordenado diácono permanente en 2010, tras un curso de dos años en la Facultad de Teología.

Paciente número uno

Pero las dificultades no habían terminado. La relación con su esposa se deterioró, y en 2014 la pareja se divorció, antes de obtener posteriormente la nulidad matrimonial.

"Estaba, y sigo estando, convencido de que el matrimonio es sagrado. Creía que el nuestro duraría hasta la muerte. Cuando se rompió, tuve enormes dificultades para vivir con ello. Había mucho dolor, soledad y sentimientos de rechazo, pero sobre todo me preguntaba cómo podría seguir viviendo como cristiano, padre y diácono, y cómo podría seguir dando testimonio. No podía hablar de ello con nadie, la gente de la parroquia solía cerrarse en banda y distanciarse de mí".

Pero fue en Cristo donde encontró la salvación. "En aquel momento cometí el grave error, que cometemos a menudo, de alejarme de Dios en los momentos de angustia. Dejé de rezar, dejé de leer la Biblia y me cerré a las relaciones porque estaba convencido de que no tenía sentido. Ése es el mayor error que podemos cometer. En momentos así, debemos aferrarnos a Jesús y confiar plenamente en Él, porque es a Él y su amor lo que más necesitamos, aunque no lo sintamos".

Entonces, un día, Mirko se encontró con las palabras de Jesús en el Evangelio: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Mc 2,17).

Fue una revelación. "¡Aquí estoy! ¡Soy el paciente número uno! Tengo el remedio, la respuesta a cómo puedo dar testimonio a través de mis experiencias vitales y mis investigaciones: anuncio a Jesús, no a mí mismo. Hemos recibido al Espíritu Santo, que vive en nosotros, nos inspira, nos enseña y nos da la fuerza para dar testimonio. Dios nos ha elegido para que demos fruto y que este fruto permanezca".

Mirko Klobuchar es capellán en una comisaría y atiende espiritualmente a los policías / Foto: Cortesía de Mirko Klobuchar

Capellán de policía

Desde entonces, Mirko lo da todo como capellán de policía. Orienta espiritualmente a los policías, bendice a las personas y acompaña a los catecúmenos. "Los policías empiezan a abrirse cuando experimentan la aceptación, confidencialidad y el tiempo que se les dedica. Les escucho y apoyo a diario, porque paso tiempo en su lugar de trabajo, y cuanto más tiempo estoy aquí, más respeto a la policía".

El capellán enumera las numerosas dificultades a las que se enfrentan los policías: las noches de guardia, el trabajo de campo (accidentes de tráfico, suicidios, violencia doméstica, etc.), las relaciones en el trabajo, el hecho de que las personas que generalmente acuden a la comisaría lo hacen por algo negativo.

"El trabajo es duro, complejo y estresante. Los policías necesitan poder expresar lo que les pesa, sus dificultades, problemas, pensamientos y experiencias. A menudo, no están en condiciones de hacerlo, o quizá ni siquiera se les permite".

Por sus muchas experiencias vitales, Mirko sabe cómo tomar distancia y dar testimonio de esperanza y expectación.

"Todos somos buscadores de verdad y de sentido. No estamos solos en la vida, Dios es el iniciador de todo, nos ama con locura, inconmensurablemente. Mi testimonio es una acción de gracias a Aquel que siempre me ha buscado, que me busca, que nunca me ha abandonado y que nunca me abandonará a mí ni a nadie".

Mauricio Estrada estuvo en la cárcel por narcotráfico y ahora produce cacao de clase mundial: «En prisión conocí a Dios que me llamó a la libertad y pude cambiar mi vida obedeciendo lo que la Palabra de Dios dice»

Mauricio Estrada Príncipe estuvo en la cárcel por narcotráfico y ahora, “gracias a Dios”, produce cacao de clase mundial / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

* «Empecé a reconocer a Dios, a caminar y viví con él, fui bendecido en el penal y empecé a sobresalir, empecé a cambiar, mi comportamiento y comprendí que el hombre en drogas toda su vida vive con una maldición porque solamente se dedica a comercializar veneno»

Vídeo de EWTN en el que Mauricio Estrada Príncipe cuenta su testimonio de conversión en la cárcel

* «Yo le dije a Dios: yo no quiero estar en drogas. Yo quiero tener un trabajo digno para llevarles un pan a mis hijos y decirles que es fruto de un trabajo digno con el que Dios nos bendice. De esa manera abandoné las plantaciones de coca, todo lo ilícito»

 Camino Católico.-  “Hay un refrán que dice con el mazo dando y a Dios rogando, entonces yo creo que cuando un hombre trabaja, se esfuerza, allí está la mano de Dios”, afirma Mauricio Estrada Príncipe a  EWTN, hombre de 59 años que estuvo preso por narcotráfico y que ahora siembra, en la Amazonía de Perú, cacao aromático orgánico de clase mundial, que se exporta a Francia para hacer el mejor chocolate.

Mauricio, casado desde hace 22 años y padre de cuatro hijos, comparte su historia con EWTN Noticias: una vida marcada por la pobreza, algunas decisiones desafortunadas y el regreso a Dios que le permitió transformarlo todo.

Mauricio Estrada Príncipe con su esposa y dos de sus hijos / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

La pobreza y las malas decisiones

“Vengo de una familia muy pobre económicamente. A los 16 años asumí la responsabilidad de mi hogar. Tengo cinco hermanos y una hermana. Mi papá me enseñó a trabajar pero no me enseñó a soñar”, relata Mauricio Estrada.

“Empecé a buscar sustento y dejé de estudiar”, prosigue y recuerda que “en esos tiempos había oportunidad de sobresalir económicamente, por allá por el año 1980, donde el narcotráfico en la zona donde vivía comenzó a crecer: todo el mundo trabajaba en eso y yo también, pero no con el deseo de ser traficante o meterme en las drogas, sino para llevar un pan a mi hogar”.

Mauricio Estrada en su fundo en Ucayali / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

“Me involucré totalmente con el narcotráfico, sin haber aprendido ninguna cosa más, hasta que caí preso en la frontera, en Iquitos, involucrado con una banda de impacto”, confiesa Mauricio Estrada”.

El regreso a Dios

“Gracias a Dios, la prisión me separó de todo y allí aprendí a valorar la vida, las personas, el tiempo: aprendí a conocer a Dios, aprendí a ejercer mi fe” cuenta Estrada, quien había sido condenado a 25 años de cárcel, aunque pudo salir antes.

En la prisión, cuenta, él y otros reclusos comprendieron que eran “peligrosos, pero Dios nos llamó a la libertad y podemos cambiar nuestras vidas obedeciendo lo que la Palabra de Dios dice”.

Mauricio Estrada Príncipe con su hija / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

Allí, gracias al acompañamiento de algunos animadores que visitaban la cárcel y a algunos sacerdotes que iban ocasionalmente, “empecé a reconocer a Dios, a caminar y viví con él, fui bendecido en el penal y empecé a sobresalir, empecé a cambiar, mi comportamiento y comprendí que el hombre en drogas toda su vida vive con una maldición porque solamente se dedica a comercializar veneno”.

Mauricio Estrada salió de la cárcel a los 36 años, aún soltero, con la idea clara de formar un hogar, “ya preparado para ser esposo”. “Gracias a Dios he podido escalar de donde estaba”, agrega.

“Yo le dije a Dios: yo no quiero estar en drogas. Yo quiero tener un trabajo digno para llevarles un pan a mis hijos y decirles que es fruto de un trabajo digno con el que Dios nos bendice. De esa manera abandoné las plantaciones de coca, todo lo ilícito”.

Mauricio Estrada Príncipe junto a su esposa y dos de sus hijos / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

La alternativa del cacao aromático orgánico

El cacao aromático orgánico apareció en su vida allá por el año 2012, una actividad a la que dedica, según narra, el 80% de su tiempo de trabajo. El otro 20% lo invierte en la crianza de peces.

Mauricio admite que por ese entonces el cacao orgánico no se veía como una alternativa rentable, pero poco a poco él y otros empezaron a dedicarse a la siembra del fruto del que se obtiene el chocolate.

El local de la cooperativa Colpa de Loros en Ucayali / Foto: Cáritas del Perú

“Muchos se resistieron y algunos se siguen resistiendo y viven una vida caótica (…) Ahora casi el 90% de la selva de Ucayali somos cacaoteros”, precisa.

Mauricio Estrada, excocalero, padre de familia y productor de uno de los mejores cacaos del mundo, comparte con EWTN Noticias: “Hoy soy bendecido, mi fe siempre está viva. Tengo buenas ideas para seguir construyendo mi hogar, mis hijos y la sociedad también”. Por eso reza con frecuencia el Rosario en familia y “buscamos a Dios todos los días, por las mañanas”.

La cooperativa Colpa de Loros y Cáritas del Perú

Mauricio Estrada comparte que pudo ingresar luego como socio de la Cooperativa Colpa de Coros, que agrupa a unos 500 productores de cacao orgánico en Ucayali, quienes reciben capacitación y acompañamiento por parte de diversos agentes de Cáritas del Perú, en colaboración con la institución Food for the Poor (Comida para los pobres), que financia el proyecto.


Algunos productores de cacao aromático orgánico de la cooperativa Colpa de Loros / Foto: Cáritas del Perú.

Según señala su sitio web, Food for the Poor es una institución que no hace distinción de religiones o creencias. Se fundó en 1982 con la intención de responder al “deber moral” de “vestir y alimentar a los pobres (Mateo 25:40)” para “preservar la dignidad humana y cuidar de los necesitados”. Realiza diversos proyectos de ayuda y desarrollo en varios países de Latinoamérica como Haití, República Dominicana, Honduras, México, Colombia, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Panamá y Perú.

Mauricio Estrada, que ahora es colaborador del consejo administrativo de la cooperativa, agradece la intensa labor de Cáritas del Perú para producir cacao que es “un alimento muy bueno y hay que prepararlo muy bien. Agradezco a la cooperativa y gracias a las ONGs que nos apoyan”, añade.

La labor de Cáritas del Perú

Jorge Gordillo Lázaro, coordinador del proyecto, explica a EWTN Noticias que el trabajo en Ucayali comenzó en 2022 con Food for the Poor y la cooperativa Colpa de Loros, que se formó en 2015 tras la invitación de la empresa chocolatera francesa Kaoka, que compra en su totalidad la producción del cacao aromático orgánico, que debe además cumplir altos estándares de calidad como la no utilización de fertilizantes sintéticos o químicos.

“Desde el año 2015 a la fecha solamente la cooperativa ha podido llegar a vender grano de cacao en un promedio de 500 a 600 toneladas, de las 1800 toneladas que requiere Kaoka. Sin embargo Kaoka sabe bien que en sus orígenes estos productores no han sido cacaoteros sino que son excocaleros, a quienes se les ha erradicado su cultivo de hoja de coca”, explica el coordinador.

Kaoka, señala su sitio web, es una empresa francesa productora de un chocolate de gran calidad, con 30 años de experiencia, comprometida con la protección del medio ambiente. Además del Perú, el cacao que utilizan se siembra en Ecuador, Sao Tomé y República Dominicana. En colaboración con los productores de cacao en estos años han logrado sembrar más de 750000 árboles.

La zona en la que están establecidos los 500 productores cacaoteros de Colpa de Loros se encuentra en el distrito de Nechuya, en la provincia de Padre Abad, región Ucayali, y en otros distritos de Padre Abad como Curimaná, San Alejandro, Von Humboldt y otros que pertenecen a la región de Puerto Inca, Huánuco.

Cooperativa Colpa de Loros: Plantas para ser sembradas / Foto: Cáritas del Perú.

La idea de la cooperativa y Cáritas del Perú es obtener entre 800 y 1.000 kilos por hectárea, algo que además contribuye económicamente para la vida de los productores, que comenzaron vendiendo el kilo de cacao a entre 18 y 20 soles (unos 5 dólares), y que ahora reciben entre 80 y 100 soles (entre 20 y 25 dólares) por kilo.

Cáritas del Perú también anima a los productores a trabajar de modo que se proteja el medio ambiente, como alienta constantemente el Papa Francisco para cuidar la casa común.

“Todos los productores de la cooperativa tienen como meta instalar unos 100 árboles anuales, que no sólo son madereros sino también árboles frutales y otras especies para la conservación del medio ambiente”, precisa Jorge Gordillo.

Cáritas acompaña el trabajo de los productores con seis técnicos de campo y con capacitaciones para mejorar sus cultivos constantemente. Además de los técnicos cuentan con la ayuda de ingenieros de la Universidad de Ucayali, la Universidad de Tingo María, y la Universidad Agraria, esta última en Lima.

El trabajo con el fruto del cacao / Foto: Cáritas del Perú

Esto, resalta Jorge Gordillo, permite “darles charlas y ver la realidad de otros lugares. Por eso en dos años hemos hecho alrededor de seis pasantías para que puedan ver y constatar que en algunas parcelas se ha llegado a producir hasta 3 mil kilos de cacao orgánico”.

“La cooperativa tiene 4 sellos orgánicos y todo grano que sale a Europa tiene garantizado su calidad y no tiene traza de químicos”, subraya y explica que por cada tonelada de grano de cacao aceptado, el comprador paga 240 dólares adicionales, que también sirven para la capacitación de los productores.

El futuro

El coordinador de este proyecto cuenta a EWTN Noticias que ahora tienen entre 60 y 70 pre-socios para la cooperativa, que deben pasar por una serie de filtros para poder sembrar y producir cacao orgánico.

“Para que ingrese un socio, sólo se acepta cuando se hace el análisis de suelo y se ha comprobado que su tierra y su producto puede dar esta calidad”, destaca. “Kaoka ha renovado su contrato por 10 años, hasta el 2034. Somos una cooperativa exclusiva para ellos”, subraya.


Un productor de cacao de la cooperativa Colpa de Loros / Foto: Cáritas del Perú

Jorge Gordillo resalta finalmente que “Cáritas es el brazo social de la Iglesia Católica para llevar alivio a los más necesitados y por eso trabajamos” en Ucayali. Los productores, continúa, aún tienen carencias pero “han mejorado su posición. Vemos que el cacao ha mejorado su precio. De aquí a algunos años vamos a estar contando otra historia de éxito de otros productores, excocaleros”.

Homilía del evangelio del domingo: Cristo Rey, «humanísimo y trascendente» a la vez / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

 * «En el pasaje del Apocalipsis Él es definido como quien ‘nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre’. Ha sido siempre difícil mantener unidas estas dos prerrogativas de Cristo –majestad y humildad-, derivadas de sus dos naturalezas, divina y humana. El hombre de hoy no tiene dificultad para reconocer en Jesús al amigo y al hermano universal, pero encuentra difícil proclamarle también Señor y reconocerle un poder real sobre él»

Le veréis venir entre las nubes del cielo...  

Jesucristo, Rey del Universo - B:

Daniel 7, 13-14  /  Salmo 92  /  Apocalipsis 1, 5-8  / San Juan 18, 33b-37

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.- En el Evangelio de este domingo, Pilato pregunta a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?», y Jesús responde: «Sí, como dices, soy Rey». Poco antes, Caifás le había dirigido la misma pregunta de otra forma: «¿Eres tú el Hijo de Dios bendito?», y también esta vez Jesús respondió afirmativamente: «Sí, yo soy». Es más: según el Evangelio de Marcos [Mc, 14, 62. Ndt.], Jesús reforzó esta respuesta, citando y aplicándose aquello que el profeta Daniel había dicho del Hijo del hombre que viene entre las nubes del cielo y recibe el reino que nunca pasará (primera lectura). Una visión grandiosa en la que Cristo aparece dentro de la historia y por encima de ella, temporal y eterno.

Junto a esta imagen gloriosa de Cristo hallamos, en las lecturas de la solemnidad, la del Jesús humilde y sufriente, más preocupado de hacer de sus discípulos reyes que de reinar sobre ellos. En el pasaje del Apocalipsis Él es definido como quien «nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre».

Ha sido siempre difícil mantener unidas estas dos prerrogativas de Cristo –majestad y humildad-, derivadas de sus dos naturalezas, divina y humana. El hombre de hoy no tiene dificultad para reconocer en Jesús al amigo y al hermano universal, pero encuentra difícil proclamarle también Señor y reconocerle un poder real sobre él.

En las películas sobre Jesús, esta dificultad salta a la vista. En general, el cine ha optado por el Jesús humilde, perseguido, incomprendido, tan cercano al hombre como para compartir sus luchas, sus rebeliones, su deseo de una vida normal. En esta línea se sitúan Jesucristo Superstar y, de manera más cruda y desacralizadora, La última tentación de Cristo –de Martin Scorsese-. También Pier Paolo Pasolini, en el Evangelio según Mateo, nos presenta a este Jesús amigo de los apóstoles y de los hombres, a nuestro alcance, si bien no carente de cierta dimensión de misterio, expresada con mucha poesía, sobre todo a través de algunos eficacísimos silencios. Sólo Franco Zeffirelli, en su Jesús de Nazaret, se esforzó por mantener juntos los dos rasgos de Él. Ahí se ve a Jesús como hombre entre los hombres, afable y a la mano, pero a la vez como alguien que, con sus milagros y su resurrección, nos sitúa ante el misterio de su persona que trasciende lo humano.

No se trata de descalificar los intentos de reproponer en términos accesibles y populares el acontecimiento de Jesús. En su tiempo Jesús no se ofendía si «la gente» le consideraba uno de los profetas. Pero preguntaba a los apóstoles: «¿Y vosotros quién decís que soy yo?», dando a entender que las respuestas de la gente no eran suficientes.

El Jesús que la Iglesia nos presenta en la solemnidad de Cristo Rey es el Jesús completo, humanísimo y trascendente. En París se conserva, bajo custodia especial, la barra que sirve para establecer la longitud exacta del metro, a fin de que esta unidad de medida, introducida por la Revolución Francesa, no se altere con el paso del tiempo. De forma similar, en la comunidad de creyentes que es la Iglesia, se custodia la verdadera imagen de Jesús de Nazaret que debe servir como criterio para medir la legitimidad de toda representación suya en la literatura, en el cine, en el arte.

No se trata de una imagen fija e inerte, que hay que conservar al vacío, como el metro, sino de un Cristo vivo que crece en la comprensión misma de la Iglesia, también a raíz de las cuestiones y de las provocaciones siempre nuevas planteadas por la cultura y por el progreso humano.

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Evangelio

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: 

«¿Eres tú el Rey de los judíos?». 

Respondió Jesús: 

«¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». 

Pilato respondió: 

«¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?».

Respondió Jesús: 

«Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí».

Entonces Pilato le dijo:

«¿Luego tú eres Rey?». 

Respondió Jesús: 

«Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

San Juan 18, 33b-37

Homilía del evangelio del domingo: Compartir la realeza de Cristo en el cumplimiento de la voluntad del Padre / Por P. José María Prats

* «Para que no caigamos en la tentación de asimilar a Jesús con un rey terreno, él mismo nos recuerda en el Evangelio que su reino «no es de este mundo». Su poder y el del reino que ha venido a establecer no se funda sobre la hegemonía militar o económica, sino sobre la comunión con el Padre, cuyos designios necesariamente se cumplirán. Este contraste con los reyes de la tierra se pone especialmente de manifiesto en la cruz, en cuya inscripción Jesús es proclamado rey. A pesar de las apariencias –que no pueden estar más lejos del fasto de la realeza de este mundo– Jesús reina en la cruz porque acoge incondicionalmente la voluntad del Padre»

Jesucristo, Rey del Universo - B:

Daniel 7, 13-14  /  Salmo 92  /  Apocalipsis 1, 5-8  / San Juan 18, 33b-37

P. José María Prats / Camino Católico.-  En esta solemnidad de Cristo Rey con la que terminamos el año litúrgico, se nos presenta a Jesucristo en su venida definitiva al final del mundo para juzgar a vivos y muertos y para renovar toda la creación llevando a su plenitud el reino de amor y de paz que inauguró con su primera venida.

En esta solemnidad se nos manifiesta como en ninguna otra el alcance de la figura de Cristo que había permanecido velado hasta ahora. En su encarnación y nacimiento se nos mostraba su humildad, en su vida escondida y en su ministerio, su profunda humanidad, y en su pasión y muerte, su entrega y su vulnerabilidad. Ahora, en cambio, en su venida definitiva, se descorre ante todos los pueblos el velo que escondía su gloria y su divinidad.

La segunda lectura proclama abiertamente el alcance cósmico de su figura: Jesucristo es «el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso», y el que «nos ha librado de nuestros pecados por su sangre».

  • Él es el Alfa, es decir, el origen de todo, la Palabra mediante la cual se hicieron todas las cosas.

  • Es el redentor del mundo, el que «nos ha librado de nuestros pecados por su sangre y nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre».

  • Es la Omega, el destino de toda la creación, la lámpara que iluminará la Jerusalén celeste y colmará todo de felicidad y de sentido.

San Pablo, en la carta a los Colosenses lo resume con estas palabras: «todo fue creado por Él y para Él» (Col 1,16). Si esto es así, ¡qué locura y qué drama vivir al margen de Aquél que es nuestro origen y nuestro destino, del que sostiene nuestra existencia y nos permite vencer sobre las fuerzas del mal!

Hoy, pues, se nos muestra a Jesús como «Rey de Reyes y Señor de señores» (Ap 19,16) y se proclama solemnemente su poder absoluto e incontestable: «Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin». Pero para que no caigamos en la tentación de asimilar a Jesús con un rey terreno, él mismo nos recuerda en el Evangelio que su reino «no es de este mundo». Su poder y el del reino que ha venido a establecer no se funda sobre la hegemonía militar o económica, sino sobre la comunión con el Padre, cuyos designios necesariamente se cumplirán. Este contraste con los reyes de la tierra se pone especialmente de manifiesto en la cruz, en cuya inscripción Jesús es proclamado rey. A pesar de las apariencias –que no pueden estar más lejos del fasto de la realeza de este mundo– Jesús reina en la cruz porque acoge incondicionalmente la voluntad del Padre.

Todos deseamos reinar en el sentido de poseer un poder que nos permita vencer sobre las amenazas que se ciernen sobre nosotros y gozar de una existencia plena y estable. Y esto solo lo podemos conseguir por la comunión con Dios, que es el único que existe eternamente por sí mismo. Esta comunión se alcanza conformando nuestra vida con la Palabra de Dios: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).

Por desgracia, el Maligno intenta separarnos de esta comunión con Dios proponiéndonos una realeza fugaz e ilusoria como hizo con Jesús, a quien mostró los reinos del mundo y su gloria y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras» (Mt 4,9). Lamentablemente muchos ceden a la tentación de la corrupción y del fraude para alcanzar este poder aparente que conduce a la ruina.

Nosotros sabemos que la realeza consistente y estable pasa necesariamente por compartir la realeza de Cristo en el cumplimiento de la voluntad del Padre, porque «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35).

P. José María Prats

 Evangelio

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: 

«¿Eres tú el Rey de los judíos?». 

Respondió Jesús: 

«¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». 

Pilato respondió: 

«¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?».

Respondió Jesús: 

«Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí».

Entonces Pilato le dijo:

«¿Luego tú eres Rey?». 

Respondió Jesús: 

«Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

San Juan 18, 33b-37