* «Estoy aquí, en mi Viernes Santo. Durante esta Cuaresma he experimentado problemas cardíacos de emergencia que resultaron en un drenaje y luego una cirugía alrededor del corazón. Pasé de la UCI a la planta normal con más cirugías en el pulmón y muchas otras complicaciones. La diferencia entre mi Viernes Santo y el de Jesús es que yo realmente merezco mi tiempo aquí caminando hacia el Calvario y él ciertamente no. De hecho, fueron mis pecados los que condujeron a muchos de sus dolores insoportables. Para mí, mi sufrimiento es una ofrenda que se le devuelve no sólo para expiar los crímenes que cometí en mi vida, sino también para cooperar con el cuerpo de Cristo para ofrecer también expiación por los demás»