* «Rezamos como Dios nos da a entender. La oración es un regalo más que una obligación. Y Dios comprende el ritmo que tenemos, y nos va regalando por muchos lados su Gracia. A mí, la paternidad (tengo tres hijos de 9, 13 y 16 años) me da la oportunidad gozosa de compartirlo con mis niños. Para mí es fundamental arrancar el día con la oración en esa dinámica agradecida de «fliparlo» con la vida y decirle a Dios ‘Gracias, porque vaya a donde vaya, aquí estás cuidándome’»